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CULTURA

El Trópico de Cáncer recorrerá la Ciudadela con las fotografías de Juan Manuel Díaz Burgos

La exposición de 22 fotografías puede visitarse en el Polvorín hasta el 28 de agosto.

Parte de una de las imágenes de uan Manuel Díaz Burgos, autor que expondrá hasta finales de agosto en la ciudadela de Pamplona.
Parte de una de las imágenes de uan Manuel Díaz Burgos, autor que expondrá hasta finales de agosto en la ciudadela de Pamplona.

El Trópico de Cáncer cambiará de coordenadas y recorrerá por unas semanas la Ciudadela de Pamplona. Lo hará a través de 22 fotografías, las de Juan Manuel Díaz Burgos (Cartagena, 1951), que a lo largo de más de 20 años ha ido recorriendo los territorios del trópico y captando en miles de imágenes sus lugares y sus gentes con el fin de arrebatar emociones y sentimientos para conocerlos y entenderlos mejor, con el factor humano como primer objetivo.

La exposición fotográfica ‘Trópico de Cáncer’ ha sido presentada este jueves en rueda de prensa por la directora del área de Cultura, Política Lingüística, Educación y Deporte, Maitena Muruzábal, y el coordinador de la muestra, Adolfo Martínez. La exposición estará abierta al público hasta el 28 de agosto en el Polvorín de la Ciudadela. El horario de visita es de martes a viernes de 18.30 a 21 horas, sábados de 12 a 14 y de 18.30 a 21, y domingos y festivos de 12 a 14 horas.

Ésta no es la primera exposición de Juan Manuel Díaz Burgos en Pamplona. La ciudad ya tuvo ocasión de mostrar el trabajo de este fotógrafo en 1999, cuando el Ayuntamiento expuso en la sala de Zapatería 40 su exposición ‘Malecón de la Habana’.

Cuenta Díaz Burgos que en este proyecto intenta sustraerse del componente más importante en su trabajo: la persona, para interpretarlo en otra clave, aquélla que a través de la iconografía la describe, y que a lo largo del tiempo la ha ido estereotipando. Son representaciones de un mundo idealizado, tanto en lo social como en lo religioso, donde la consecución de la felicidad y la conquista de un mundo más allá de lo terrenal condicionan las culturas y actitudes de las personas.

El fotógrafo utiliza la persona como un ente, un objeto puente en donde poder manifestar los conceptos reales de su propósito. Descarta la mirada como máximo exponente que determina la identificación, para intentar adentrarse en aquellos detalles y percepciones que definen las costumbres de una cultura. Una venda amarilla cercana a ese color que deslumbra a buena parte de los habitantes del Trópico priva de esas miradas y, al mismo tiempo, invita a descifrar las utopías y tópicos más comunes y a interpretar los conocimientos, sabiduría y rituales más tradicionales de ese lugar.

Formas de lo banal, de la cultura, de la naturaleza, de la religión, del fetichismo o del estereotipo, a través de elementos que lo acomodan, para intentar mostrar un territorio común, llamado Trópico. El Trópico se entiende así no como un territorio geográfico, sino como un espacio cultural de múltiples caras. Se percibe en todos sus matices la condición criolla, expresión del legado africano en el Caribe, que trenza historias surgidas de una poética de la relación y de cierta con-fusión. De esta forma, el episodio fotografiado por Juan Manuel Díaz Burgos parte de la República Dominicana para hablar de esa ‘transculturación’.

Fotógrafo de lo bueno de la gente

El escritor Andrés Trapiello cuenta que Díaz Burgos va por los sitios muy silenciosamente buscando siempre donde haya un resquicio de vida. Describe que su mirada es cervantina, tanto si fotografía escenas tremendas, arrancadas al realismo más solanesco, como si son de un vitalismo jovial. En todos los casos, dice Trapiello, hay en él un gran amor a la realidad, un grandísimo respeto, sin juicios, sin prejuicios, sin reproches, sin queja. Ha fotografiado muchas cosas, lugares, ambientes, personas diferentes. Sobre todo personas. Y en ellas busca la bondad, lo bueno de la gente, si lo tiene, por poco que sea.

Juan Manuel Díaz Burgos nació en Cartagena el 8 de noviembre de 1951. A los 8 años, sus padres le regalaron una cámara Kodak Retinette, con la que fotografió su entorno familiar. En 1976 adquirió su primera réflex, una Canon Ftb, con la que comenzó a explorar el mundo de la fotografía. En 1972 ingresó como profesor en la antigua Escuela de Maestría de Cartagena y unos años después en el cuerpo de profesores técnicos de Enseñanzas Medias, hasta su jubilación en 2011.

Ha tenido más de 80 exposiciones individuales y más de 90 colectivas en España,. Francia, Alemania, Cuba, República Dominicana, Argentina, Estados Unidos y Japón, entre otros países, en museos y salas tales como el IVAM (Valencia), Casa de América y La Fábrica (Madrid), Forum for Photography (Colonia), Galería VHS (Stuttgart), Museo de Arte Contemporáneo (Chicago), Casa de las Américas y Museo de Bellas Artes (La Habana), The Meadows Museum (Dallas), Gray Gallery (Greenville), entre otros.

Su obra se ha publicado en libros y revistas de España, Francia, Alemania, México, Argentina, Estados Unidos, etc. Tiene varios libros de autor, entre otros, ‘Raíz de sueños’, ‘Malecón de La Habana’, ‘Photobolsillo nº39’, ‘Visión interior’, ‘Fachadas I y II’, ‘Bienvenidos a La Boca’, ‘Deseo’ o ‘Historias de playa’. Su trabajo se centra en países de América Latina, principalmente Cuba, República Dominicana y Perú. Ha recibido el Premio Internacional de Fotografía Olorum (La Habana). En el año 2000, presentó las bases del Centro Histórico Fotográfico de la Región de Murcia, que dirigió desde su creación en septiembre de 2001 hasta mediados de 2007.


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