• sábado, 20 de abril de 2024
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ENTREVISTA

Xoel López, músico gallego: "Sería un placer tocar en Sanfermines"

El cantautor llevará los ritmos mestizos de su disco 'Paramales' al Festival Tres Sesenta de Pamplona este sábado, en la Ciudadela.

El músico gallego Xoel López. LOLA GARCÍA GARRIDO
El músico gallego Xoel López. LOLA GARCÍA GARRIDO

Xoel López regresó a Navarra en mayo con un concierto en Cascante y ahora llega el turno de Pamplona en el festival Tres Sesenta, donde es cabeza de cartel. El músico gallego trae su peculiar antídoto, Paramales, un cóctel de canciones que bebe de las dos orillas del Atlántico: la mezcolanza del rock indie, mordiscos latinos y el sabor del terruño. 

El concierto será el sábado y el escenario, la Ciudadela. Las puertas se abrirán a las 19:00 y el turno de López llegará pasada la medianoche. Antes actuarán Baobabs will destroy your planet, Maga, Grises Ken Zazpi. Cerrará la velada Edu Anmu Dj.

¿Cuáles son sus sensaciones al volver a Pamplona?

En esta nueva etapa con Paramales, y en general, con mi vuelta después de Deluxe y de haber estado en América, empecé con buen pie con Navarra. Tuve la oportunidad de tocar en varias ocasiones, como en el Tres Sesenta hace unos años. Es bonito ver que uno pone esa primera piedra y va creciendo la semilla. La relación va mejorando e incluso cada vez va más gente. Cuando fui la primera vez a Cascante  me sorprendió mucho que hubiera tanta gente en un auditorio muy bonito. La relación con Navarra va más allá de un evento puntual.

¿Le gustaría tocar en Sanfermines?

Toqué una vez con Deluxe y estuve haciendo un documental del camino de Santiago. En Sanfermines, aunque a veces hay demasiada gente por la calle, siempre sería un placer tocar.

¿Qué van a encontrar los asistentes al concierto?

Voy a estar con banda, la formación completa. La gente podrá apreciar la diferencia, porque justamente los dos conciertos que di el año pasado fueron en acústico. Iba yo solo. En ese sentido, es una vuelta de tuerca. El repertorio es parecido, pero el espectáculo diferente. Creo que es un buen complemento a lo que vieron el año pasado.

Hablemos de Paramales. ¿Qué hay detrás de ese juego de palabras?

Es una palabra inventada y eso en sí mismo ya dice mucho. Hay un pequeño ejercicio de libertad. También para entender la palabra como quieras. Pero para mí tiene que ver con la idea de lo que es la música, utilizarla para vivir mejor. Es una forma de parar los males y de celebrar los bienes. No solamente te ayuda en los días tristes, también sirve para bailar y celebrar lo bueno. Es mi pequeño homenaje a lo importante que es en mi vida.

 En la canción Antídoto es precisamente eso, un salvavidas...

Es curioso, porque es la primera vez que hablo de la música en esos términos. Casi siempre hablaba de emociones mías, pero nunca de la música. Nunca la había personificado, como vehículo y como fin, incluso. Fue la primera vez que sentí que quería agradecer a las melodías, a las letras, a la poesía. Quizás en un momento en el que no hay mucho espacio para lo poético ni para la música. Era una manera de reivindicarlo y darle la importancia que tiene.

En este disco hay muchos ritmos diferentes. ¿Es su disco más mestizo?

Sí. Atlántico ya era un disco de mezcla, pero creo que en este hay más paleta de colores todavía. Recupero cosas de Deluxe e incluso de mis primeros discos, cuando estaba más en la movida de los años 60. Todo lo mezclé y conviven, de repente, el folclore con una canción en galego, como A serea e o mariñeiro, con música electrónica. O una guitarra española con una eléctrica. No tuve muchas limitaciones ni fronteras.

Cada vez me siento más libre, me atrevo más y mi imaginario es más amplio. Soy muy curioso. Estos años han sido de búsqueda y he tenido la suerte de empaparme en Latinoamérica de otros ritmos, reencontrarme con la música española y recuperar cosas afroamericanas, mensajes de música africana, andina, de cantautores e incluso jazz...

¿Cómo elige el repertorio para sus concierto? ¿Tiene alguna canción-amuleto?

Básicamente me centro en Paramales, pero voy quitando y poniendo. Hubo una canción que  ya no la sentí igual y decidí quitarla. Algunas ni planteo sacarlas porque son fundamentales: Patagonia, Todo lo que merezcas, Yo solo quería que me llevaras a bailar, Tierra... Las sigo viviendo como el primer día y la gente también las quiere escuchar. Son piedras angulares.

¿Qué le inspira para componer? 

La vida misma, todo lo que me pasa en el día a día, un sentimiento de alegría, de melancolía... Lo mismo que pueda sentir cualquier persona. Solo que yo, como si fueran mariposas en el aire, las pesco, diseco esas emociones y quedan ahí para siempre, o un tiempo. Son como fotografías de momentos y emociones concretas para que otro las escuche. Es una forma de comunicar.

¿Es de los que escribe hasta en las servilletas?

En ese sentido, me he modernizado. Suelo escribir en el móvil notas, incluso de audio. A veces grabo una idea que me viene a la cabeza y, si no tengo una guitarra, lo grabo en el móvil y me lo mando a mi Dropbox donde tengo todo guardado. Con las letras igual, en ordenador. Casi no uso ya papel, aunque siempre llevo papel y lápiz, por si acaso.

¿El desamor sigue siendo un motor para crear?

Es una gran fuente de inspiración. Genera sentimientos muy fuertes, normalmente decepciones. También la crisis económica genera emociones. La pareja es un pilar muy importante en la vida de uno y cuando desaparece supone muchos cambios. Es una pérdida, un duelo, y eso hace a veces abrir otras puertas y darse cuenta de un montón de cosas más que estás sintiendo y no te dabas cuentas. Es verdad que de los desamores salen muchas grandes canciones, pero no solamente de eso.

En su disco no hay una crítica social explícita, pero sí un trasfondo, como en Sol de agua. ¿La música siempre es permeable a lo que sucede en las calles?

En mi caso, sí. Es verdad que no soy muy explícito en casi nada. A veces me da un poco de reparo. Soy una persona profundamente política pero cuando escribo me sale la metáfora. No me gusta poner nombre y hablar de esa forma concreta. Tampoco con el desamor. Me gusta dejar cosas abiertas. Pero claro que hay canciones que no hubiera escrito si no fuera por el contexto político y económico, como Sol de agua, Todo lo que merezcas o Ningún hombre, ningún lugar

¿Cómo le ha cambiado el periodo que vivió en Buenos Aires (cinco años)?

Mucho. Primero me dio perspectiva de lo que había sido mi vida hasta ese momento. Fue un periodo de calma, más allá de un viaje al extranjero. Tuve más tiempo para pensar y digerir todas las vivencias. En la carrera musical, cuando estás muy activo, te pasan muchas cosas, viajas, conoces a mucha gente, y llega un momento que no tienes tiempo para digerir. En América encontré mi lugar para asentar y degustar esas cosas.

Últimamente varios cantautores se han lanzado a publicar poesía. ¿Se lo plantea?

Tengo una propuesta para hacerlo y un montón de cosas escritas, pero no tengo tiempo para recopilar y ver si tiene un sentido. Pero sí lo veo factible. A lo mejor, tarde o temprano, acabaré haciéndolo. Me gusta mucho escribir. De hecho, escribo y luego pongo música. En los últimos años, me apetece más escribir que hacer algo con música. A esos versos les acabo poniendo música y puedo cantarlo, que me encanta. 


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