• viernes, 29 de marzo de 2024
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SOCIEDAD

La placa de la vergüenza: la presión abertzale obliga a esconder durante todo un año el recuerdo a una víctima de ETA en Leitza

La placa que recuerda a Juan Carlos Beiro sólo se puede poner durante los minutos que recuerdan el atentado ocurrido en 2002. 

Homenaje a un Guardia Civil en Leiza. MIGUEL OSÉS_17
Homenaje a un Guardia Civil en Leiza. MIGUEL OSÉS_17

Es la placa de la vergüenza, la placa que recuerda que el terror sigue instalado en Leitza, localidad gobernada por Bildu y donde un trozo de mármol en recuerdo de un asesinado por los terroristas de ETA no puede estar expuesto durante todo el año. 

Taladrar la placa y volver a guardarla hasta el año que viene. Es el ritual que se sigue desde hace años en la carrera NA-1320 de Leitza, en el lugar donde ETA asesinó con una bomba trampa al cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro a la edad de 32 años. 

Una ceremonia breve y escueta. Tras colocar unas flores y unos sentidos discursos, al final del acto, el concejal de UPN en Leitza, Silvestre Zubitur, y un agente de la benemérita,retiran con el taladro la placa conmemorativa, que vuelve a estar a buen recaudo en el cuartel de la Guardia Civil. Hasta el año que viene.

Dejarla en el lugar del atentado sería asegurar su destrucción, en una localidad donde las pancartas y pintadas en favor de los terroristas siguen vigentes con absoluta impunidad, la que promueve Uxue Barkos y su cuatripartito junto a Bildu. Al igual que ha ocurrido este pasado fin de semana en Pamplona durante la celebración de San Fermín de Aldapa. 

La placa dice así: "Querido Juan Carlos, aquí te quitaron la vida por defender la paz y la libertad. Para tu familia, amigos de Leiza y los que te quisimos serás 'paloma en libertad".

Juan Carlos Beiro murió víctima de la sinrazón abertzale. Sin embargo, después de cientos de manifestaciones ciudadanas en contra del terrorismo que asoló durante décadas al país y después de un presunto desarme, el miedo todavía se respira en no pocas zonas de la Comunidad Foral.

El acto en honor a Juan Carlos Beiro se vive sin duda con gran intensidad. Familiares y compañeros de trabajo se unen para dedicar unas palabras en su recuerdo e impulsar el esfuerzo por encontrar al autor de su muerte y hacer justicia. 15 años después aún no se sabe quién ordenó colocar la bomba y quiénes ejecutaron la acción terrorista de la banda vasca.

UNA SOCIEDAD CON MIEDO

"Nuestra sociedad parece acoger con agrado la amnsesia, y con la amnesia los problemas se repiten y se pone en peligro la paz", afirmaba este domingo una joven que dedicaba unas palabras al cabo asesinado. 

"Ahora que se ha puesto de moda decir 'no tenemos miedo', queremos decir que en estas tierras todavía lo tenemos, pero eso  no nos impide demostrar nuestro cariño y miedo" continuaba diciendo mostrando fuerza y apoyo a los familiares y a las personas que, por meros motivos ideológicos, no se atreven a revelar sus preferencias por temor a represalias. El silencio y la pose cabizbaja de los asistentes ante las palabras de la joven, destacaba por mostrar una crudeza de la realidad presente hoy día. 

No es la primera vez que se ven placas en memoria de víctimas del terrorismo destrozadas por razón de idearios políticos cerrados. El pasado julio, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE) denunció la rotura de una placa en San Sebastián que recordaba al gobernador militar de Guipúzcoa, Rafael Garrido Gil, asesinado con una bomba junto a su esposa y su hijo. La placa también recordaba a una portuguesa que falleció en el mismo atentado, perpetrado en 1986. 

Tanto en San Sebastián como en Bilbao, los alcaldes del PNV (el partido de Uxue Barkos y medio gobierno de Navarra) trabaja e impide a toda costa que se puedan colocar placas en recuerdo de los asesinados por ETA. Mientras, el Gobierno de Navarra acude una semana y otra también a homenajes por actos de la Guerra Civil mientras las víctimas de ETA se encuentran desamparadas en Navarra por la cobertura que el actual Gobierno foral otorga a Bildu, el partido que no condena los asesinatos como el de Juan Carlos Beiro. 


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