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SOCIEDAD

"Mi abuelo abrió la tienda en 1943": la historia de Carmelo Buttini, el nuevo propietario del reloj de San Fermín

Benito Echarte, el abuelo de Carmelo, abrió la tienda en 1943 en la calle Estafeta, y empezó una colección de objetos de San Fermín que Carmelo conserva.

Desmontaje y traslado del rejol de la cuenta atrás para Sanfermines de Kukuxumusu a la Casa del Libro de Estafeta (33). IÑIGO ALZUGARAY
Los hermanos Buttini, Carmelo y Fermín, en el mostrador de la Casa del Libro con el reloj de Kukuxumusu. IÑIGO ALZUGARAY

La trastienda del local de Carmelo Buttini contiene una de las mejores recopilaciones de objetos de San Fermín que existen. Su colección es un trocito de historia, de la historia de Pamplona, de la historia de nuestras fiestas, conocidas en el mundo entero.

Esta semana se ha sabido que la colección de Carmelo, que empezó su abuelo Benito Echarte, fundador original de la tienda, acogerá un nuevo objeto. En esta ocasión, será algo que no solo pertenecerá a Carmelo, sino que, según él, “es de todos, porque es un sentimiento”. En lugar de en la trastienda, donde guarda la mayoría de su colección, su nueva adquisición ocupará un lugar “presidencial”. Será en la fachada del local.

Carmelo Buttini, junto con su hermano Fermín, es el propietario de la Casa del Libro de la calle Estafeta de Pamplona. Carmelo ha adquirido el reloj de Kukuxumusu, después de que la conocida tienda anunciara su cierre.

Carmelo cuenta que lloró al enterarse de que Kukuxumusu había decidido venderle a él el reloj. “Yo creo que es algo que es de todos, y va a estar en la fachada para que todo el mundo lo vea”, afirma. Este pasado miércoles, después de que unos operarios lo desmontaran, el reloj por fin llegó a su tienda.

La Casa del Libro, de Carmelo y Fermín, es un local que ya forma parte de la historia de Pamplona y de San Fermín. Benito Echarte, su abuelo, era bibliófilo, y se dedicaba a la venta de libros, prensa, revistas, tebeos… El primer local fue abierto en la calle Eslava en la década de 1930, y después, en 1943, su abuelo la pasó a un pequeño local de la calle Estafeta.

La Casa del Libro de la calle Estafeta antes de la ampliación. CEDIDA

La Casa del Libro de la calle Estafeta antes de la ampliación. CEDIDA

Al principio, el local era mucho más pequeño de lo que es ahora. Era solo una bajera. Después, la madre de Carmelo, la segunda generación, lo amplió a dos bajeras y, finalmente, Carmelo y su hermano adquirieron la cafetería colindante y dejaron la Casa del Libro como es ahora.

“Mi abuelo era bibliófilo antiguo, y cambiaba tebeos, aparte de vender periódicos, revistas y libros. Incluso metió algún suvenir en la tienda, pero mi hermano y yo dijimos que lo de los suvenires había que quitarlos”, narra Carmelo. “La librería siempre ha sido lo que es, los libros, la prensa y poco más. No quería incluir los suvenires en el negocio. Mejor, dedicarnos a lo nuestro”.

En la librería de Carmelo hay de todo. Venden incluso libros de la Historia de San Fermín, de los Toros…

Carmelo cuenta que tiene muchos clientes del barrio de toda la vida. “También muchos extranjeros, que venían cuando estaba mi abuelo y siguen viviendo ahora”, explica. “Los hijos de esa gente que venía a visitar a mi abuelo siguen viniendo a visitarme a mí”.

El apellido de Carmelo, Buttini, es italiano. “Mis tatarabuelos paternos eran italianos, tenían un hospital en Sicilia, el Hospital Buttini, y luego montaron una droguería en Tudela hace 100 años, la Droguería Buttini. Luego vinieron aquí, a Pamplona”, explica.

Los padres de Carmelo se conocieron en la librería. Su madre trabajaba en la tienda, con su abuelo, desde que era muy pequeña, y su padre pasó un día y se enamoró de ella.

El padre de Carmelo Buttini en la Casa del Libro de la calle Estafeta. CEDIDA

El padre de Carmelo Buttini en la Casa del Libro de la calle Estafeta. CEDIDA

Carmelo está muy orgulloso de su abuelo materno, Benito Echarte, el fundador de la librería. Su legado perdura, no solo a través del local, sino a través de la colección que empezó y que Carmelo continúa.

En la trastienda de la librería, Carmelo guarda parte de su colección. Orgulloso, la muestra a Navarra.com. La considera “un trozo de la historia de Pamplona, de San Fermín”.

“Tengo muchos recuerdos de mi abuelo, y guardo una colección enorme de cosas antiguas. Tengo un repertorio del encierro de 6.000 fotografías, y en la trastienda tengo muchísimas cosas”, explica.

Carmelo enseña periódicos antiguos de San Fermín, libros sobre las fiestas, entradas de los Toros desde el siglo XIX, álbumes de fotos de toda la vida, pines de San Fermín, programas de las fiestas, pancartas de las peñas, todas clasificadas por años, desde 1900 y pico hasta ahora… “Soy sanferminero 100%”, ríe Carmelo.

Colección de Carmelo Buttini, propietario de la Casa del Libro. CEDIDA

Periódicos de la colección de Carmelo Buttini, propietario de la Casa del Libro. CEDIDA​

Carmelo tiene todo archivado y organizado. “Como comprenderás, estoy encantado de que el reloj esté en esta tienda, completa la colección”, comenta. “Tengo todo, todo de San Fermín, lo guardo todo”.

“Tengo aquí hasta mis tebeos de pequeño”, cuenta. “Y esto es solo una pequeña parte. Tengo un trastero lleno. La colección la empezó mi abuelo”.

Carmelo nos enseña fotos antiguas de los encierros del año 1954. En ellas, se ve la librería como era antes, cuando sólo era una bajera.

Colección de Carmelo Buttini, propietario de la Casa del Libro. CEDIDA

Imagen de un encierro de 1954, pertenenciente a la colección de Carmelo Buttini, propietario de la Casa del Libro. CEDIDA

“La librería es histórica porque lleva muchos años funcionando y porque nos conoce mucha gente y nos hemos criado aquí”, enfatiza Carmelo. “Yo con 10 años ya estaba aquí, atendiendo en el mostrador. Es una empresa familiar. Hemos estado toda la vida en el barrio, conozco a todo el barrio y el barrio me conoce”.

Carmelo Buttini, propietario de la Casa del Libro, y su hermano en la puerta de la tienda. CEDIDA

Carmelo Buttini, propietario de la Casa del Libro, y su hermano Fermín en la puerta de la tienda. CEDIDA

Carmelo considera que su librería es especial. “Me gusta estar con la gente, es como si fuera el cuarto de estar del vecindario”, comenta. “Hablo mucho con los clientes. Muchos nos conocen por estar en el recorrido del encierro”.

El dueño de la Casa del Libro es un sanferminero de los pies a la cabeza, y está orgulloso de que el reloj vaya a estar en su tienda. “Al criarte aquí de toda la vida, todo el mundo te conoce. Yo soy muy sanferminero, desde pequeñito. Voy a los toros, corro el encierro, soy de la peña Anaitasuna, hago todo”, cuenta emocionado. “Mi abuelo me inculcó que en los Sanfermines hay que agotarse, hay que acabar agotado, y eso es lo que hago yo”.

“Yo no digo que el reloj tenga que estar en mi local, pero a mi me apetecía que estuviera en la Estafeta. Sanfermines es un sentimiento. Es emoción. Y momentos. Para mí, el reloj es un sentimiento, porque yo lo miro todas las mañanas, y pienso ‘ya falta menos’. Me daba mucha pena que lo quitaran”, comenta.

Los clientes de la Casa del Libro fueron quienes animaron a Carmelo a que llamara e intentara comprar el reloj para su tienda. Antes, él no se lo había planteado nunca. Ahora, Carmelo lo tiene claro: “No lo he comprado yo. Es mío, es de todos, y tiene que estar en la calle Estafeta. No quería que cambiara de calle. Es una calle tradicional, y tiene que estar aquí. Lo pondré en la fachada”.


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