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TRIBUNALES

Piden 8 años de prisión para el policía foral que colocó una pistola en la cabeza de su mujer: "Te voy a enterrar"

El hombre, que supuestamente maltrató a su mujer durante 10 años, sigue trabajando como Policía Foral, aunque se le ha retirado el arma.

GRA414 PAMPLONA, 02/09/2016.-Sede de la Policia Foral en Pamplona donde todos los mandos de la Policía Foral de Navarra, excepto tres, han presentado su dimisión este mediodía como jefes de unidad en protesta por la nueva Ley de Policía, que modifica las retribuciones en el cuerpo .- EFE/ IVÁN AGUINAGA
Una pistola sobre el logotipo de la Policía Foral de Navarra. ARCHIVO

La Fiscalía ha solicitado una pena de 3 años y 8 meses de prisión para un agente de la Policía Foral de Navarra que encañonó a su mujer con la pistola reglamentaria y con ella sobre su cabeza la insultó y amenazó con matarla. El arma estaba cargada y la mujer ha relatado que desde entonces no ha podido olvidar "el metal frío" sobre su sien. 

La acusación particular ha sumado a su solicitud otros 5 años más de cárcel por el delito de amenazas y añade también otros 5 años de libertad vigilada.

Junto a esta pena, la Fiscalía y la acusación particular también piden que se le retire la tenencia de armas durante 8 años, un alejamiento de la víctima durante el mismo periodo y una indemnización que llega hasta los 60.000 euros por los casi 10 años de maltrato y amenazas continuadas. 

Por el momento, el hombre sigue trabajando como Policía Foral, aunque se le ha retirado el arma y se mantiene una orden de protección para la mujer hasta la firmeza de la sentencia. 

Según se recoge en los escritos de acusación, el acusado mantuvo una relación sentimental con la mujer desde el año 2006 y se casaron en 2009. Una vez transcurridos dos años de convivencia, el acusado cambió de comportamiento, comenzando a menospreciarla, insultarla y amenazarla de manera constante. "Fueron habituales los gestos de servilismo, los cuales cada vez fueron a más, como por ejemplo obligarle a limpiarle el ano, pasarle la esponja o tener que dirigirse a él como Dios". 

El episodio más grave, y que desencadenó la denuncia, tuvo lugar en agosto de 2016 cuando ambos se encontraban en su domicilio de Pamplona y arrancó una discusión por una noticia de televisión.

Durante ese enfrentamiento verbal, el hombre le dio un golpe en el brazo, el arrojó una bolsa de hielo y le colocó la pistola reglamentaria en la cabeza mientras le decía: "Puta zorra, eres una mantenida, que no tienes familia, te voy a enterrar y no te va a reclamar nadie porque no tienes familia". A continuación le entregó 100 euros y la echó de casa sin poder recoger ningún efecto personal.  

Este episodio de la pistola había tenido dos precedentes similares anteriores años atrás, pero la mujer ha declarado que nunca pudo interponer denuncia por miedo, ya que en diversas ocasiones el hombre le había advertido que, si decía algo a alguien "su vida tenía los días contados". 

HECHOS CONTINUADOS

Según las acusaciones, el hombre le hacía ver la televisión de pie, le dejó sin teléfono móvil o le obligaba a limpiarle. El hombre controlaba la actividad diaria de la mujer, así como su aspecto externo. El hombre controlaba también el dinero familiar, era el único con tarjeta de crédito y sólo se podía utilizar el dinero por las cosas decididas por él mismo. 

Los insultos y comentarios desvalorizantes eran constantes, con expresiones como "puta, zorra, inútil". Junto a eso, también se sucedieron agresiones físicas como tortazos, empujones, puñetazos, agarrarla del cuello, etc. 

El hombre llegó a echarla de la vivienda familiar, en una ocasión le colocó la almohada en la cabeza con la intención de asfixiarla y le profirió amenazas de muerte en varias ocasiones. Las humillaciones llegaron, según el fiscal y la acusación, hasta tal punto, que le obligaba a darle de comer, a darle el postre cuando estaba tumbado o a secarle después de ducharse. 

Como consecuencia de todo este comportamiento, la mujer, al margen de las lesiones físicas, ha sufrido depresión, dificultades en los hábitos de alimentación y sueño y una actitud de alerta continuada. Presenta un elevado nivel de ansiedad y miedo a los espacios abiertos, a salir a la calle sola, se siente insegura e incómoda entre la gente y tiene que recibir tratamiento. 


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