• jueves, 28 de marzo de 2024
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CRIMEN MILAGROSA

Pruebas forenses descartan trastornos mentales en el acusado del crimen de la Milagrosa

La pruebas aportadas señalan que el acusado tampoco estaba afectado por el consumo de alcohol ni sustancias tóxicas.
 

Diego Fernando Bonilla Lozano, de 27 años, en un momento del juicio en el que es único acusado como presunto autor de la muerte de Alejandro Sarria Carlos, de 33, a quien supuestamente propinó hasta trece cuchilladas el 18 de abril de 2014 en una vivienda del barrio pamplonés de la Milagrosa. EFE/Iván Aguinaga
Diego Fernando Bonilla Lozano durante el juicio. EFE/Iván Aguinaga

La pruebas aportadas en la tercera jornada del juicio con jurado que se sigue en Pamplona por el crimen de la Milagrosa señalan que el acusado no sufría ningún tipo de trastorno mental ni estaba afectado por el consumo de alcohol ni sustancias tóxicas.

En esta jornada, un psiquiatra forense y un responsable de Salud Mental del Servicio Navarro de Salud han establecido que las pruebas realizadas determinan que el agresor no sufría "trastornos mentales graves ni transitorios" cuando apuñaló a su compañero de piso hasta matarlo.

"Desde el punto de vista clínico no había alteraciones en esa persona", han determinado.

Además, las pruebas denotan que "había transcurrido un periodo de entre seis y siete horas desde la toma de dosis de alcohol hasta el desarrollo de los eventos". Asimismo, han indicado que la única sustancia tóxica encontrada era cannabis, pero que "su efecto desaparece tras dormir unas horas".

"No estaba especialmente afectado, el shock que describe es posterior a los hechos, cuando se encontró con lo que había pasado", ha afirmado el psiquiatra. También ha destacado que el acusado "actuó de forma consciente, efectiva y racional tras los hechos, cambiándose de ropa, lavándose y escondiendo el cuchillo".

"La pérdida de memoria no es característica de los trastornos mentales transitorios", ha indicado el médico, que ha subrayado que "el estado de shock que el acusado describe es parcial, ya que recuerda algunas cosas y otras no, y procede al cambio de versiones".

Por su parte, dos peritos biólogos han reconocido que "en las muestras recogidas de las uñas del agresor" se encuentra "el perfil de la víctima", y que para ello "hubo contacto entre ambos".

"La sangre de las uñas del agresor pertenece a la víctima", han asegurado. En esa línea, las pruebas de los médicos forenses han descartado el suicidio y el accidente como causas de la muerte y han apuntado hacia el homicidio "por el tipo de lesiones".

El médico forense ha añadido que la víctima "tenía heridas en la mano que se debían a una posible defensa". "La víctima fue consciente de la agresión y trató de defenderse", ha garantizado el forense, que también ha declarado que la muerte fue ocasionada "por la sección de la vena yugular izquierda por herida de arma blanca", que desde el punto de vista médico responde a un homicidio.

A continuación, un psiquiatra de la fundación Argibide ha indicado que el acusado "no tenía antecedentes de tener una patología psiquiátrica", y que tras una exploración "lo único que se detectó fue ansiedad y sentimiento de culpa". Sin embargo, ha apuntado que, "por el relato que realiza el acusado, es posible que se produjera lo que se conoce jurídicamente como arrebato".

"En ese caso, el proceso que lleva a actuar a un ser humano ante una vivencia se produce de forma anormal, no hay reflexión sobre cómo actuar ante una situación determinada", ha afirmado. También ha reconocido que en el momento de los hechos "no se encontraba en una situación de intoxicación". "Pudo sufrir un trastorno mental incompleto, porque la discusión pudo afectarle de tal forma que perdiera el sentido", ha indicado.

Tras reiterar que no es posible "asegurar que existiera dicho trastorno", ya que el informe se basa siempre en lo que relata el paciente, el psiquiatra ha indicado que "cabe la posibilidad de que sintiera una amenaza para su integridad, aunque no existiera como tal". 


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