• jueves, 28 de marzo de 2024
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Blog / El Perolas

Esa pócima llamada cerveza

Por Carlos Marañón

El mundo de la cerveza, desde mi humilde opinión e ignorancia, está dividido en dos frentes. Permítanme la simplificación e hipérbole.

Un camarero sirve unas jarras de cerveza ARCHIVO
Un camarero sirve unas jarras de cerveza. ARCHIVO

O eres un friki de las cervezas artesanales, un fundamentalista absolutista de la cerveza, o bien te contentas con las cervezas industriales, esas que desde el otro lado catalogan axiomáticamente como brebaje nauseabundo. Por supuesto poniéndome tan radical no pretendo crear polémica, sino situar con el ánimo de intentar arrojar un poco de luz.

Las cerveceras industriales en su lícito afán por querer abarcar la mayor cuota de mercado, han arrasado con la cultura cervecera, restringiéndola a locales de culto, como si del poblado de los irreductibles galos se tratase. De esta forma consiguieron que estos irreductibles cerveceros no fueran un peligro, todo el mundo consumiendo industriales. Pero... no contaban con la pócima mágica llamada cerveza artesanal.

Así que sin prisa pero sin pausa, al igual que en otras partes del mundo, el fenómeno de expansión de cervecerías artesanales es algo que ya no se puede parar o aminorar. Tras pinitos varios de hacer cerveza para los amigos, los homebrews caseros, se convierten en microcervecerías, crecen a artesanas y acaban como cerveceras, con una filosofía y, con algo que transmitir.

Y, paralelamente el público se aproxima con más ganas de entender y disfrutar de una buena cerveza. Entendiendo que de igual forma una cerveza puede ser algo tan estupendo, magnífico y placentero como un vino.

Empieza a verse de forma habitual, como la gente pide en los bares cervezas de calidad, frente a la omnipresencia de los cañeros. Es muy significativo que, las cerveceras industriales empiecen a darse cuenta que no pueden perder ese carro y presenten mejores cervezas que, aún estando fundamentadas en maximizar producción contra coste, ya no son el alma de esas tiradas.

No es tan difícil encontrar tiradores de cerveza rubia, tostada en muchos establecimientos. Incluso barriles que rotan IPA’s, triples de abadia o brown ales, algo impensable hace unos años. Tierras históricamente vinícolas como la Rioja o Navarra han dejado de tener algunas testimoniales cerveceras para, contar con propuestas muy serias en cerveza artesanal.

Afortunadamente y de forma paralela, el acérrimo defensor de la cerveza también está mutando. Abriéndose a cervezas menos complejas, en donde las formulas de pureza agua, cereal, y lúpulo, están dando unos resultados espectaculares. Afortunadamente empiezan a aparecer en el mercado cervezas artesanales más "suaves", más populares, muy bien ejecutadas y con un componente fundamental, la pasión.

Esa palabra que en cocina se ha desgastado, en este mundo vuelve con fuerza. El productor suele ser a al vez, diseñador, embotellador, distribuidor..., él se lo guisa y él se lo come, mejor dicho se lo bebe. Y tan mal no lo deben estar haciendo cuando los casos de éxito ya no son una rara avis.

Por supuesto siempre queda el recurso fácil de apresurarse a exponer que son caras. Les invito a que hagan una cuenta y valoren. Una botella de vino es de 75cl. Si dividimos los 75 cl entre el volumen de un botellín de 33cl, típico en la distribución de artesanas, nos da un valor de 2,27 botellines por botella de vino.

Un precio alto de venta al público de una cerveza artesana  ronda los 2,5€ y, tras multiplicar los 2,5€ por 2,27 obtenemos un valor equivalente y que nos sirve para poder comparar con una botella de vino. Exactamente 5,675€. La pregunta es obligada ¿cuantos vinos por ese precio tienen una calidad similar a esa cerveza artesana de alto precio?

Esta pregunta la van a responder ustedes. Pero para responderla van a tener que beber rica cerveza artesanal, prueben, descubran que no todo es rubia, tostada y negra. Que aparecer con una cerveza, es un perfecto regalo de un buen invitado que quiere ser educado y agradecido antes de una cena. Que no solo de vino vive el gastrónomo.

Descubran el estilo de cerveza que más les guste. Comparen pils y lager, llénense de aromas con una ipa, coman una stout porter... se les abre delante un mundo infinito. Les dejo meditando mientras apuro una buena pils Sevillana. ¿o pensaban que solo centroeuropa hace buenas cervezas?

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