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Blog / El espejo de la historia

Las repúblicas que nacieron del Desastre de Annual

Por Javier Aliaga

Hace un siglo el Desastre de Annual no sólo provocó el nacimiento de la República del Rif, sino que además puso la cimentación para la II República española que se proclamaría 10 años más tarde.

Abd el-Krim fue portada de la revista norteamericana Time en agosto de 1925. Dos símbolos de la República del Rif: la bandera y un billete de un Riffan.
Abd el-Krim fue portada de la revista norteamericana Time en agosto de 1925. Dos símbolos de la República del Rif: la bandera y un billete de un Riffan.

La historiografía asocia a los grandes fracasos coloniales españoles el sustantivo desastre. Así ocurrió en dos meses del verano de 1921, cuando cayeron en manos de los rifeños, como un castillo de naipes, las posiciones españolas conquistadas durante 11 años en el Protectorado español de Marruecos. Más de 10.000 españoles fueron masacrados cruelmente por las harkas de Abd el-Krim; la escabechina se vio favorecida por la desorganización de un ejército plagado de prácticas corruptas. Aquella sanguinaria derrota pasó a la historia como el Desastre de Annual.

De los dramáticos acontecimientos y sus causas hay, además de una abundante bibliografía, multitud de artículos conmemorativos del centenario; sin embargo, en su mayor parte destilan el aroma de una España colonizadora, omitiendo que se trataba de la guerra de independencia del Rif. De aquella catástrofe surgieron dos repúblicas.

La primera fue la República del Rif, consecuencia inmediata de la lucha de liberación del pueblo rifeño, liderada por Abd el-Krim, contra el colonialismo europeo y el sultán de Marruecos. Los habitantes del Rif son bereberes con su propia lengua; ni ahora, ni entonces se han sentido marroquís. El 18 de septiembre de 1921 (se fijaría como día de la independencia), en una reunión de los notables de las tribus (cabilas) se estableció la base del Estado Republicano Rifeño.

En la convención, el caudillo rifeño pronunció un discurso, con el siguiente mensaje: “Nunca hemos reconocido este protectorado y nunca lo reconoceremos. Deseamos ser nuestros propios gobernantes y mantener y preservar nuestros derechos legales e indiscutibles, defenderemos nuestra independencia con todos los medios”. Aquella autoproclamada república tuvo una constitución de 40 artículos, bandera, ejército y banco central con emisión de papel moneda que no llegó a circular.

La humillante derrota provocó la venganza española que derivó en una “reconquistaejemplarizante contra el moro, se bombardearon con las armas más mortíferas –procedentes de la Gran Guerra-: gases tóxicos (gas mostaza) y bombas incendiarias. Un siglo después la anómala formación de tumores en la población se atribuye a las secuelas de aquellos bombardeos.

La permisividad que había tenido Francia con los rifeños, cambió de sentido con la intervención de fuerzas conjuntas franco-españolas en el desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925. La República se disolvió en mayo 1926 con la derrota y rendición de Abd el-Krim a los franceses; deportado a la isla de la Reunión, en 1947 se escapó a Egipto. Murió en El Cairo en 1963.

La otra república, aunque tardaría 10 años en proclamarse, fue la II República española, tan efímera como la anterior -5 años de existencia, sin contar la Guerra Civil-, cuyo germen surgió de los sucesos de Annual. Aprovechando aquellas circunstancias, los socialistas juntamente con los republicanos salieron a la cacería del régimen de la Restauración, la presa a cobrar era don Alfonso; el PSOE formaba parte, desde 1909 con otros partidos antimonárquicos, de la Conjunción Republicana-Socialista.

En agosto de 1921 el Ministerio de la Guerra nombró al general Picasso (primo de la madre del pintor) instructor para determinar las causas y responsabilidades de la hecatombe. Nueve meses más tarde entregó un minucioso expediente de 2.433 páginas. A pesar de que en éste no se hace mención a responsabilidades de la Corona, quedan para la historia las denuncias que formuló el socialista Indalecio Prieto contra el “reinado en decadencia”, desde el hemiciclo del Congreso de los Diputados: “La catástrofe de Annual… se liquida con una revolución que derribe el régimen causante de la misma”.

Ciertamente Alfonso XIII tenía un vínculo de amistad con el general Fdez. Silvestre –murió en Annual-, principal responsable de la catástrofe, éste había sido su ayudante de campo y lucía flamantemente los cordones dorados del cargo. El monarca le envió un telegrama, encabezado con un “Olé los hombres”, animándole a seguir el avance en el Rif. De todos modos, no se pudo demostrar documentalmente la injerencia de la Corona; los papeles del general desaparecieron misteriosamente de su despacho en Melilla.

El Desastre de Annual precipitó hasta tres cambios de gobierno conservadores (Allendesalazar, Maura, Sánchez Guerra) el siguiente presidente del Consejo de Ministros fue el liberal García Prieto. Durante su legislatura se puso en marcha una segunda Comisión de Responsabilidades, cuyas conclusiones nunca vieron la luz, a consecuencia del golpe de Estado de Primo de Rivera -septiembre de 1923-. Pero obtuvo el beneplácito de rey: se suspendió la Constitución, se disolvió el Gobierno y se prohibieron los partidos políticos.

Se ha especulado si uno de los motivos de la insurrección podría haber sido proteger a Alfonso XIII de su implicación en Annual. Si fue así, el remedio fue peor que la enfermedad, porque los republicanos encontraron un nuevo argumento contra el monarca, por haber transgredido la Constitución de 1876.

Meses más tarde del golpe, el régimen dictatorial dio carpetazo a las responsabilidades de Annual. Concedió amnistía a todos los implicados, entre ellos, al alto comisario del Protectorado Dámaso Berenguer; el cual, totalmente rehabilitado, fue nombrado jefe de la Casa Militar del Rey y años más tarde presidente del Consejo de Ministros.

Una multitud concentrada en la Plaza Consistorial de Pamplona asiste el 14 de abril de 1931 a la proclamación de la II República (Zaragüeta)
Una multitud concentrada en la Plaza Consistorial de Pamplona asiste el 14 de abril de 1931 a la proclamación de la II República (Zaragüeta)

La Conjunción Republicana-Socialista además de inculpar a Alfonso XIII por su implicación en Annual, le acusó de haber organizado el golpe de Estado. Esta campaña de descrédito de la Corona hizo mella en la opinión popular y explica por qué en las elecciones municipales del 12 de Abril de 1931 el electorado de las capitales -exceptuando Pamplona-, votó mayoritariamente contra las candidaturas monárquicas; lo cual provocó, dos días más tarde, la proclamación de la II República.

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