Repasamos algunas de las imágenes más emblemáticas del fotógrafo Ramón Masats, que visitó Pamplona con su cámara durante los años 60.
- viernes, 19 de abril de 2024
- Actualizado 11:03
La fotografía de Masats es una ingenua ironía: un punto de venta común de Coca-Cola y de las tradicionales botas de Pamplona. Era la época de la Guerra Fría en la que se consideraba a la bebida refrescante, inventada por un boticario de Atlanta a finales del siglo XIX, como una muestra del imperialismo yanqui, como parodió con acierto Willy Wilder en Uno, dos, tres (1961).
En aquel tiempo, la bota era la inseparable compañera de excursiones y de jornadas en el campo. Sin embargo, no era un simple recipiente para llevar vino, además de formar parte del atuendo sanferminero, constituía un elemento de simpatía y cortesía, que se cedía para perpetuar la amistad a modo de pacto de sangre.
Han pasado 60 años, sólo la izquierda más pertinaz sigue considerando a la Coca-Cola como la representación del poderío estadounidense; para la mayoría es simplemente la “chispa de la vida”. La bota también ha evolucionado, sin dejar de ser un producto de artesanía, es un objeto de recuerdo de Pamplona, que se sigue vendiendo en la botería de las Tres ZZZ en la calle Comedias.
Caprichos del destino, el maridaje de vino y Coca-Cola que Masats entendió como un sarcasmo, con los años se ha impuesto como cóctel popular. En un principio se denominó “rioja libre” y “calimocho”, luego, como los apellidos de ciertos políticos, se euskaldunizó como “kalimotxo”.
