• viernes, 29 de marzo de 2024
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Blog / La cometa de Miel

As bestas

Por Pablo Sabalza

Vivir junto a un vecino malo es ciertamente un mal. (Plauto).

Es la mañana fría del domingo.

El silencio matutino solo es golpeado por algún lejano silbido de pájaro urbano que, náufrago , se cuela por el patio.

Lejos, muy lejos quedan aquellos vecinos que tuve que soportar en los primeros años de estancia en Canarias. Recuerdo que vivía en un cuarto piso y que todas las noches, sin excepción, llegaba por el tragaluz el son de música cubana del segundo piso a mi ventana. Las risas y la grave voz del morador resbalaban por mi habitación como mantequilla en un trozo de pan.

Si las noches de fiesta eran largas más lo eran las mañanas, pues el vecino del tercero, enfurecido por la jarana nocturna, enchufaba a las seis de la mañana la radio al máximo volumen, con Luis del Olmo a la cabeza de su programa, Protagonistas, e iniciaba su venganza española que, indirectamente, en cuarto grado (piso) me afectaba a mí.

Pero como les decía, solo un silbido de pájaro se escucha, burlón, desde la cocina.

Se lee un claro día en el cielo.

Un desayuno largo me invita a pensar en qué hacer esta mañana y así decido ir al cine.

Me han hablado de una película que está generando muy buenas críticas.

As Bestas, se llama. (Las Bestias)

Es la segunda vez en mi vida que voy al cine a esta hora y no guardo mal recuerdo de la primera vez.

El filme está basado en una historia real…

Martin Verfonderm, un holandés nacionalizado, junto a su mujer, Margo Pool, deciden cambiar de vida y se desplazan en 1997 a vivir a Petín, un municipio de apenas 850 habitantes de la provincia de Orense.

Al principio, todo transcurría con normalidad incluso con sus vecinos, una familia formada por Jovita, su marido y sus dos hijos.


Todo cambió por unas disputas, principalmente, por una que nacía de los 6000 € que una compañía energética prometió a las dos familias, únicos habitantes de la zona, por cada uno de los 25 molinos eólicos que quería instalar en la aldea.

Martín se negó y eso generó la enemistad más absoluta entre los dos clanes hasta el punto de que el holandés comenzó a grabar las supuestas amenazas y agresiones de lo que él mismo denominaba "terrorismo rural".

El 19 de enero de 2010 Martin desapareció sin dejar rastro.

¿La película?

Un paseo por la dura vida en el campo y por el amor incondicional y la relación entre vecinos y los sueños…

Me pregunto qué sería de aquellos vecinos que dejé en aquella casa. Quién se cansaría antes de quién. Quién de los dos se sentó a intentar solucionar los problemas. Quién dio el primer paso negativo para que nada pudiese volver ya a su normalidad.

Es la noche fría del domingo.

El silencio nocturno solo es golpeado por algún lejano maullido de gato urbano que, náufrago, se cuela por el patio…

Y resbala por mi habitación como mantequilla en un trozo de pan.

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