• viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 19:57

Opinión / La vida misma

Cómo definir la náusea política

Por César Martinicorena

¿Cuál es su peor pesadilla? ¿Y la comida que más odias? ¿Y la copa que te hace vomitar? Todos tenemos alguna vaga idea, o muy nítida, de aquello que nos provoca un vuelco estomacal. También en política.

Uxue Barkos y Ainhoa Aznárez.
Uxue Barkos y Ainhoa Aznárez.

Todos cercenamos nuestra potencia intelectual cuando la circunscribimos al ideario de un partido político. Triste pero real. Nuestras ideas sobre el bien y el mal, como de tantos otros antónimos, nos causan cierta desazón cuando devienen coincidentes con una opción política que no es la propia. ¿Cómo juzgar la vomitiva comparación que la presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, ha deslizado sibilinamente entre las víctimas causadas por la extrema derecha y las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado? Digna de análisis.

 Al posicionarte radicalmente frente a semejante barbaridad parece que uno va a acabar fagocitado por posiciones “de derechas”, liberales o conservadoras. O visto como tal. Este hecho causa mieditis a no poca gente.

El programa de Barkos y sus múltiples correligionarios de definir al mundo como pro o anti algo, como camarada o hereje, hunde su razón de ser en la lógica política que reza que quien no camina de mi mano merece todo lo que le ocurra. ¿Todo? Sí, todo. Si la víctima no pace en su lado del tablero lo condenaremos pareciendo ecuánimes. Ya participaremos en el fragor de Ermua el día anterior para condenar, mañana, “todas las violencias”. Tempus fugit y a otra cosa.

 ¿Es de derechas ciscarse en los deudos de esos asesinos? No; pero esa es la gran victoria del nacionalismo y de la izquierda radical. Han conseguido que  la respuesta a una cuestión tan estúpida pase al imaginario colectivo como un contundente “Si”. ¡Facha! Mírenlo de esta manera. Solo un segundo. Un hombre viola a una niña.

Con los nervios a flor de piel, usted zanja el asunto con un “ ojalá le corten los huevos y muera desangrado”. Pierda cuidado que nadie le echará nada en cara. Ahora bien; como usted pida la cadena perpetua o rajarle el escroto a De Juana Chaos, en un mismo momento de ira y frustación, por haber acabado con la vida de veinticinco seres humanos, tiemble porque en minutos se va a convertir en un fascista. Como suena.

 ¿A qué responde este hecho? Por resumir. Hubo crímenes de los cuales no nos debemos alegrar pero tienen cierta justificación. Son los de los nuestros. Goodfellas, que titulara Scorsese. ¿Y cómo se explica semejante aberración? Sencillo. Es el malvado Estado y esta podrida democracia la que ha obligado a la Eta a matar. Si se fijan, toda cuestión ética o moral muere en la orilla ante un argumento como este. Hipercor no dejará de verse como una “faena” para el nacionalismo democrático.

Esa es la lógica de PNV y Bildu; de Uxue Barkos y del alcalde Asirón. La justificación última de la barbarie pasa por encima de cualquier derecho del individuo. Fundamentalmente del derecho a ser libre; a la vida. La pollada del idioma en Navarra y la invención de una población y unas necesidades inexistentes no son más que otra forma de dividir a la población en nosotros y vosotros. Sujetos activos y pasivos.

El que merece derechos y el que merece deberes. Tú y yo. El señor y el vasallo. Quien podría morir por razón de un conflicto- uy, qué pena- y quien merece homenajes al salir de la trena por haberse visto empujado a descuartizar a decenas en dicho conflicto- y una mierda, conflicto-.

 Como ya no hiede a goma-dos se buscan otras formas de imposición. La relevancia de la lengua cobra un valor desmesurado para diferenciar a la plebe. Esa lengua milenaria que comenzó a destruir el mamonazo de Sabino Arana  -eche los dados el que quiera negarlo- sustituye al coche bomba y a las nucas desechas. Nadie puede extrañarse.

No existen más clavos ardientes a los que el nacionalismo vasco -todo nacionalismo encuentra su razón de ser- pueda aferrarse. Pero muchos se sorprenden, del mismo modo que muchos nos sorprendemos de su cara de sorpresa. Si Ortega concluyó con aquel “no es esto, no es esto”, aquí no podemos más que confirmar lo que ya sabíamos que viviría nuestra tierra; “era esto, era esto”. 

 Las víctimas no deberían sentirse ninguneadas. Es más, el ninguneo al que son sometidas debería llenarles de orgullo.  Pasar inadvertidas y soportar tanta vejación por parte de la esta mafia no deja de ser el mayor de los homenajes al que pueden aspirar. Rememorando de nuevo a Virgilio, “timeo danaos et dona ferentes” (temo a los griegos incluso cuando traen regalos). Jamás esperen o deseen  afecto alguno por parte de quien les odia con fervor.

Recibirlo se convertiría en la peor de las noticias. Significaría que quienes los odian ha ganado. Solo sentirán en el hombro su huesuda mano  cuando dominen todas las cordadas de la marioneta en la que se ha convertido la vida social e institucional de su tierra. Mientras tanto, ustedes no dejarán de ser para el Averno nacionalista más que el último testigo de la ética, la moral, la bonhomía, el perdón y la paz. O sea, algo que debe ser destruido.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Cómo definir la náusea política