• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión / Sabatinas

Fin de temporada

Por Fermín Mínguez

40 semanas y alguna columna menos después de empezar a compartir reflexiones en voz alta, y antes del parón veraniego, tengo una sensación de déjà vu con los problemas que nos sacuden y con ese empecinamiento en buscar justificación y excusas a lo que son actos despreciables cometidos por gentuza.

Prometo que quería cerrar temporada contándoles lo bien que sienta San Fermín, y el sorbete del Gazteluleku, pero la realidad es tozuda y se impone,  y al volver a Barcelona la visión de la fiesta es otra, y es preocupante que se puedan justificar delitos en nombre de una fiestas, o de una religión o de lo que sea.

Me niego a que se le dote a unos violadores de otra condición que no sea la de violadores, delincuentes, depravados, morralla o lo que sea. No son nada más y nada menos que eso. Lo hagan dónde lo hagan, el responsable de una agresión es el agresor, y punto. Y debe pagar hasta el último día y la última consecuencia de sus actos.

Es más me parece una aberración que el alcohol pueda ser un atenuante, al revés. Que busquen excusas en una conducta voluntaria, que no tengan el valor suficiente para afrontar sus actos o su mierda de vida, tendría que ser un agravante. Como el hecho de hacerlo dentro de un evento social, fiesta popular o lo que sea. Aprovecharse de las circunstancias y consumir drogas para cometer un delito tendría que ser un agravante.

He oído auténticas barbaridades, como la de una señora en una tertulia de la televisión (ni su nombre digo, analfabeta social que habla sin saber ni siquiera documentarse) que dijo que el trofeo para los corredores del encierro son las mujeres. Vamos a ver. El trofeo es un almuerzo con los amigos, o unos churros de La Mañueta con tu madre.

Que cinco hijos del demonio (ni su madre ni las putas tienen la culpa) cobardes, abusen de una chica no tiene nada que ver con las fiestas de San Fermín más allá de que se ha producido aquí. Pero semejante acto no tiene, ni puede dársele justificación alguna. Y prefiero no opinar demasiado sobre la pena que merecen porque con el tema de las agresiones sexuales pierdo con facilidad mis principios democráticos y mi propuesta de pena sería de todo menos legal.

Pero el problema no es San Fermín, como tampoco lo es El Pilar, o La Mercè, o la Feria de Abril o el Carnaval de Tenerife. El problema es qué clase de personas estamos generando capaces de violar en grupo a una mujer. Y qué mensajes enviamos cuando lo justificamos porque en la fiesta se bebe, y se permite.

Que es la misma aberración que decir que si vistiendo o bailando se provoca. Nada justifica una agresión. Nada. Sólo faltaba.  Ya está bien de poner las medidas de prevención en la agredida en lugar de en el agresor. Y ya está bien de justificarlas dentro de un contexto, que no, que cada uno es responsable de lo que hace. Lo haga donde lo haga.

La mayoría de nosotros (y de nosotras) hemos salido en fiestas populares, y hemos bebido, seguramente de más, y hemos intentado agradar y ligar. Y nos hemos puesto guapos (o lo que se pueda) y hemos bailado, contado chistes, posado haciéndonos los interesantes e incluso hemos hecho la grulla y el moonwalk.

Y si hemos conseguido que se fijaran en nosotros o han hecho que nos fijáramos en alguien que lo hacía y hemos consentido, nos hemos divertido todavía más. Bueno, eso es lo que cuentan quienes lo conseguían, porque cuando no, tocaba volver a casa, quizás haciendo el moonwalk, con los mismos amigos y amigas con las que habías salido con las manos en los bolsillos diciendo que lo importante es tener amigos y salud. Y fin. A nadie de los que conozco se le ha ocurrido jamás forzar a nadie para superar frustraciones propias. Jamás.

Leía el otro día el dato de que una mujer era violada cada 8 horas en España. Duele hasta la arcada. Ese el problema. No las fiestas. No las prohibiciones. La mentalidad que permite que haya quien considere la agresión sexual una opción, quien se considera dueño de otra persona. Legitimar una actitud por cometerse dentro de una fiesta no hace sino justificarla y eso sí que es despreciable, no es un problema de fiestas, sino de educación. No es que las mujeres se tengan que empoderar, que no, que ya nacen empoderadas, que no son menos que nadie, que no se tienen que proteger de nada, que lo que hay que hacer es erradicar estas conductas, y no consentirlas en ninguna de sus escalas, y dejar de reír las gracias a los sobones, y dejar de justificarlas porque han bebido.

Y de paso erradicar también a todos esos lumbreras que dan tiros al aire y mezclan corredores de encierro y violadores, fiestas con delincuentes y se convierten en referentes de la pulcritud proponiendo como solución prohibir todo aquello que no controlan. Hay que castigar cada agresión, cada abuso, con la mayor de las contundencias venga de quien venga y se produzca donde se produzca.

Pamplona ha asumido que hay cabrones que van a aprovecharse de sus fiestas para cometer atrocidades y se ha comprometido a perseguirlos, detenerlos y ponerlos delante de la justicia, en lugar de esconder estos datos bajo el paraguas de que “estas cosas pasan”.

Ojalá esta misma persecución en todas y cada una de las fiestas de este país, que nadie con la tentación de abusar de alguien se sienta seguro en ningún sitio. Jamás. Que ningún hombre piense que el abuso es una opción y mucho menos un derecho. Que ninguna mujer tenga que preocuparse nunca por las intenciones mezquinas de un tercero.

Triste última colaboración antes de parar por vacaciones a coger aire y limpiar motores como dice Xavi, pero manteniendo la esperanza de que a la vuelta será mejor, de que los buenos ganarán, de que nadie pretenderá ser el dueño de nadie, como dice Makaroff, y no habrá nadie que lo justifique.

Nos vemos a la vuelta, feliz verano. Y estén alerta para que no se produzca nada de lo que se quejan, el lamento es mucho menos efectivo que la prevención, y la protesta pasiva menos útil que la respuesta proactiva. También en verano.

PD. Les dejo una lista en Spotify con las canciones de esta temporada, por si les interesa, es un recorrido curioso


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