• viernes, 29 de marzo de 2024
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Los campos de fútbol: algo preocupante

Por Jesús Corera

Es importante concienciar sobre los comportamientos en el ámbito deportivo relacionados con padres, jugadores y árbitros. 

Varios niños juegan a fútbol en un campo de hierba.
Varios niños juegan a fútbol en un campo de hierba.

En todas las conferencias y charlas que impartía en mi época de responsable del fútbol base en Osasuna y en cualquier ocasión que se presentara, insistía en el trabajo que había que realizar en el ámbito de las familias; tan es así que una de ellas llevaba por título: “Entrenar a padres y madres”.

El objetivo no era otro que el de concienciar sobre ciertos comportamientos en el ámbito deportivo, especialmente en campos de fútbol, todos ellos relacionados con padres, jugadores y árbitros. Esta claro que la intención era buena pero el resultado, por lo que viene acaeciendo últimamente, parece escaso.

Hemos sabido por los medios de comunicación que se han producido hechos como insultos y agresiones en nuestra Comunidad, con el añadido de  peleas de padres en diversos campos de la geografía nacional. Ante esta situación, que me parece preocupante, me gustaría llamar la atención sobre algunos de estos aspectos si no queremos que esta situación nos sobrepase.

A los clubes, que tienen la responsabilidad de formar, educar y ser fuente de diversión de sus deportistas. Bien sabemos que lo hacen por delegación de las familias y que hacen lo que pueden, pero eso no les exime de responsabilidad ante hechos como los señalados anteriormente

Campañas internas de clubes sobre formación en valores, educación para la vida y respeto ante los demás, deben ser sus objetivos prioritarios, resaltando el que se ha de tener con árbitros y contrarios. Conozco de primera mano el trabajo de algunos de ellos en este campo, con el esfuerzo añadido que ello supone. ¿Por qué se tienen reparos en apartar del club a entrenadores, jugadores, padres o equipos propios que se salgan de las pautas marcadas por la propia filosofía del club, la normativa deportiva, la convivencia social y el propio sentido común?; sabemos que esto cuesta, pero debería hacerse.

A la Federación, que como organismo competente en la materia y formada por los propios clubes, debería revisar constantemente sus reglamentos y medidas sancionadoras, de manera que si los planes formativos no acaban de funcionar, sea la sanción la que haga recapacitar al que infrinja las normas. Además, se ha de revisar la normativa disciplinaria que permita entrar de oficio a la propia Federación ante casos extraordinarios como los últimos acaecidos.

Ha de ser capaz igualmente de animar a sus clubes afiliados a comprometerse en campañas educadoras, no solo deportivas, sino dirigidas al ámbito general de la vida.

A los entrenadores, que aunque no lo parezca, son la pieza fundamental en este entramado; están cerca de los deportistas, tienen claro lo que pretende el club, están formados para entender de estos temas y se relacionan con las familias.

Así pues, se les pide compromiso con su cargo, debido a la trascendencia que tienen sus acciones, sus palabras e incluso sus gestos. Ellos son responsables de muchos de los mensajes que los deportistas reciben y guardarán en su memoria; la ausencia de dichos mensajes actuará en sentido inverso. Ellos siempre tienen responsabilidad en acciones que se produzcan en su ámbito de actuación, tanto las positivas como las negativas

A los árbitros, que, parece ser, que terminan siendo los paganos de todo. Hay que conocer el trabajo interno del propio Comité de Árbitros y de la Federación, para darse cuenta del esfuerzo que lleva formar a estas personas.

La injusta denostación, que arrastra este colectivo, hace que la primera dificultad con que se encuentra sea la captación de árbitros; cuestión ésta que el resto de personas que vivimos el deporte parece que no tenemos en cuenta y es una labor a la que el Comité dedica gran parte de sus energías. No nos olvidemos que la formación, tanto teórica como física que conlleva la trayectoria de los árbitros, supone una gran cantidad de horas y dedicación que nos suelen pasar desapercibidas.

Y además son personas como las demás y merecen un respeto tanto en sus aciertos como errores y que todos cometemos. Las personas con responsabilidades deportivas hemos de ser las primeras en tener en cuenta su difícil labor y apoyarles en todo momento

Algunas de las iniciativas tomadas por este colectivo como parar el partido, suspender el encuentro en caso de insultos y agresiones, me parecen muy oportunas y además creo que tendrán su efecto

A modo de conclusión, una vez dicho todo esto, creo que quizás tengamos que cambiar la dirección de los mensajes. Si de padres a hijos  no funciona, se me ocurre que deberíamos invertir la dirección del mismo: “Eduquemos a nuestros jóvenes deportistas para que ellos sean los que incidan en la formación deportiva de su familia”

¿Por qué no lo intentamos?

Disponemos de herramientas, ámbitos de actuación y posibilidades; además de entidades deportivas que están por la labor

Animemos y formemos a nuestros deportistas para que sean ellos los que en sus familias impriman todo lo bueno y bonito que tiene la vida deportiva.


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