• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

Martín escuchó los primeros pitos

Por José Mª Esparza

Quizás Martín ante todavía preguntándose a qué jugó, con qué mimbres, por qué le hizo solo una ocasión al Almería o escuchó los primeros pitos al sustituir Urko Vera por Kodro.

Uno de los peores partidos de Osasuna en esta temporada, y ya van unos cuantos en casa. Jugando así resultará imposible luchar por el ascenso. El equipo de Martín sufre demasiado en El Sadar, donde el  rival le exige un plus de creatividad que no alcanza.

De los últimos cinco partidos apenas ha ganado uno. Se atranca y da por bueno el empate, cuando no debe lamentar la derrota. Lo único que hizo bien el Almería es perder tiempo, y le bastó para mandar a la red el único balón del encuentro, un disparo de Chuli que se tragó Nauzet y anuló el riojano Daniel Ocón Arraiz, criticado con razón por su mal arbitraje, pero que perdonó la roja a Maikel Mesa, pasado de revoluciones los noventa minutos, un puñado de ellos fruto de la impotencia.

Hay dos detalles que resumen un mal partido. El primero, tres pases consecutivos de los rojillos y el Almería no fue capaz de hacerse con el balón en ninguno de los tres. Es decir, Guatemala y ‘Guatepeor’.

No en vano reconoció Gorosito que ninguno de los dos equipos mereció ganar. El otro detalle lo aportaron sendos disparos lejanos y sin ninguna opción de Roberto Torres en la primera parte y de Kodro en la segunda, los dos para quitarse el balón de encima, porque el mayor drama de Osasuna, y vaya que sufrió muchos, es que no supo qué hacer con el balón. Por eso el partido resultó un disparate, un despropósito continuado. El aficionado salió francamente decepcionado. Enfadado.

Pese a que el Almería venía sin ganar un partido a domicilio, Martín sorprendió con una alineación ramplona, plana, donde la baja obligada de Merino, que se notó lo indecible, fue cubierta con la presencia de José García, que no encuentra su sitio, junto a la de Maikel Mesa y las ausencias del ‘Flaco’ Olavide y Alex Berenguer, reservado sorprendentemente hasta casi el descuento.

Pese a que el Almería justificó con creces por qué sigue sin ganar a domicilio, Martín mantuvo los cinco defensas hasta el pitido final. No extrañó que en abundantes fases del encuentro los almerienses se hicieran con el control del juego, para desesperación de la  grada, que estalló cuando el técnico sustituyó a Urko Vera por Kodro.

De acuerdo que el nuevo ariete anda lento, falto de ritmo, y que en numerosas jugadas le faltó entendimiento con Nino, robándose los dos el sitio. Sin embargo, tenía ganas, aportaba maneras diferentes, y sobre todo altura en el área para lo que se avecinaba en la segunda mitad.

Además, las exigencias de la competición solo llegan compitiendo. Por todo ello, y azuzada por el mal juego de su equipo, la grada arremetió contra el técnico, sin acierto en el planteamiento contra el Mirandés en Anduva como ante el Almería en El Sadar, donde confió a los laterales las subidas por  banda, en lugar de desatascar con Berenguer por lo menos media hora antes sacrificando a uno, máxime con Tano en el césped.

Osasuna ha entrado en una nueva dimensión si de veras quiere ascender. Las incorporaciones de Urko Vera, De las Cuevas o Manolo le exigen más y más, por el salto de calidad que aportan a la plantilla. Obligan a perder la cicatería con que el equipo sale a competir en ocasiones donde se juega la vida. Un punto en casa ante rivales como el Almería no es un tesoro sino un fracaso, porque se pierden dos.

En lugar de ascender a la segunda plaza y seguir la estela del Alavés supone diluirse a siete puntos de los vitorianos, inmerso en el poblado pelotón de opositores, algo meritorio, pero insuficiente. Siempre mejor de tres en tres que de uno en uno. Hay jugadores nuevos para una propuesta futbolística nueva.  Desde luego que para seguir defendiendo bastaba con lo que había, que tampoco funcionó nada de mal con el equipo en puestos de promoción. Pero ahora la apuesta es diferente, y obliga a actuar en consecuencia.


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Martín escuchó los primeros pitos