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Opinión / EntreArtes

'Destalles toreros', una mirada íntima al mundo del toro

Por Juan Pedro Cano

Una obra fotográfica de Sara de la Fuente que muestra la más íntima visión del mundo del toro, con la sensibilidad única de una artista, que no solo capta en su objetivo momentos de toreo, sino esos detalles que hacen brillar y dar luces a una tarde de toros

La fotógrafa Sara de la Fuente
La fotógrafa Sara de la Fuente.

Su anterior exposición hizo gira por toda España; Madrid, Málaga, Cuenca, Almería, San Lucar de Barrameda o Salamanca son algunos de los sitios donde se expuso “De Morante y Azabache” que llegó incluso a formar parte del Morante Tour 2014. Un exitoso trabajo que reflejó de manera magistral al torero de la Puebla.

Ahora, Sara de la Fuente, está de nuevo en ruta con, “Destalles Toreros”, una obra donde cobran especial importancia esos detalles que aparecen cada vez que un hombre se viste de seda y oro para enfrentarse a un toro con el firme propósito de crear una obra de arte.

Sara, podemos decir que ¿Ese es el hilo conductor que se va a encontrar el espectador?

«Se podría decir que esta exposición va dedicada a todas las personas que no pueden ver los detalles que yo disfruto en una corrida de toros, más allá de una media o un natural. Me siento una auténtica privilegiada por ver tan de cerca todo lo que ocurre alrededor de los toreros y me encanta poder mostrarlo a quien no puede disfrutarlo como los que trabajamos tan cerca de ellos».

La exposición se presentó a finales del año pasado en la localidad cordobesa de La Carlota. ¿Qué recuerdos guarda de la puesta de largo y que sensaciones tuvo en esa primera vez que la obra se mostraba al público?

«Creo que es de los días que más nerviosa he estado en mi vida. No dormí en todo el fin de semana a pesar de que, quienes la habían visto a escondidas, me habían mostrado sus felicitaciones más sinceras. No es la típica fotografía taurina y, aunque a mí me encanta, tenía miedo de pegar un buen petardo. Cuando por fin llegó el día de la inauguración, la gente quedó impresionada con la mezcla de colores y destellos. Fue un día muy feliz y estoy tremendamente agradecida a la Asociación Taurina Carloteña por confiar en mi trabajo una vez más».

Sara es una mujer joven pero con muchos años de trayectoria fotográfica ya que con cuatro años ya trasteaba con una cámara de su abuelo ¿Fue un flechazo al primer instante su pasión por la fotografía?

«Estoy completamente segura de que así fue. Me recuerdo desde bien pequeña con una cámara en la mano. Cuando eres pequeña juegas a mil cosas pero yo siempre jugaba a hacer fotos a todo. Y ahora lo sigo haciendo. Si no llevo la réflex encima, las hago con el iphone o con una compacta que me he comprado para hacer vídeo también. Como dice uno de mis profesores, lo importante es encuadrar constantemente».

Seguro que tiene algún recuerdo especial de esos juegos de niña cámara de fotos en mano…

«Yo salía a pasear con el carrito, mi muñeco y la cámara de mi abuelo colgada al cuello. Aún la conservo es una Werlisa color con una funda de cuero marrón.  La primera vez que me dejaron disparar fue con una Yashica. Hice unos retratos a mis padres y un paisaje en Cullera, Valencia».

Pasan los años y lejos de perder afición a la fotografía decide unirla a otra de sus pasiones, la Tauromaquia. ¿A quién tiene como espejo?

«Sin duda el espejo por excelencia de la fotografía taurina siempre será Cano. Me gustan mucho las fotografías de la firma Arjona, Joserra Lozano, Santana de Yepes o Javier Arroyo. Me encanta aprender de todos los autores así que me veo todas las galerías que puedo. También es muy importante ver fotografías de otros géneros y beber mucho de esas fuentes para desintoxicarnos un poco de lo que ya conocemos y que inconscientemente imitamos. Yo ahora mismo vivo enamorada del trabajo de Fran Silva, que para más inri, es antitaurino».

Hace tiempo leí un artículo dónde se hablaba del instante decisivo. El artículo hacía referencia a como Henri Cartier-Bresson supo entender que en la fotografía había una capacidad única de capturar el tiempo, de suspenderlo y mantenerlo vigente de forma indefinida. ¿Saber captar ese instante es algo innato o  se puede aprender?

«Yo creo que se aprende día a día pero hay cosas que se tienen o no se tienen. Lo importante es sentir, dar todo de ti en cada foto que haces, de esa forma llegarás a todo el que vea tu obra. Ahora parece que todo el mundo que tiene una cámara es fotógrafo y no es así. Saber hacer una fotografía buena sin utilizar la famosa ráfaga es lo que distingue a un buen fotógrafo de un intruso».

Pensar que la fotografía taurina se limita únicamente a los pases es un error ¿verdad?

«Por supuesto. El bordado de un vestido, el brillo de la montera, las manos de un torero, las miradas, la colocación… todos esos detalles son maravillosos y muy toreros. Los pases son imprescindibles para una crónica fotográfica pero no para la fotografía taurina».

La mayoría de su obra es en blanco y negro ¿A qué se debe esta apuesta?

«Yo siento la fotografía en blanco y negro. A veces veo en blanco y negro cuando paseo por la calle. Considero que el juego de luces y sombras monocromáticas tienen una fuerza increíble. Además, cuando enseño mi trabajo en blanco y negro a mis amigas, que no les gustan los toros, les parecen maravillosas porque no ven el rojo de la sangre y me parece una buena forma de introducirlas poco a poco este arte que va mucho más allá de ese sadismo del que nos quieren acusar».

Supongo que el nivel de concentración en un festejo será máximo y que estar pendiente de hacer fotografías hace perderse parte de lo que ocurra. ¿Es así?

«Yo salgo de las plazas con un dolor de cabeza terrible por la tensión de hacer las cosas bien y perderme lo menos posible, pero siempre te pierdes muchos detalles. Cometemos el error de revisar las fotos tras una tanda o un quite y, en esos segundos que dejamos de mirar al ruedo, nos podemos perder la gloria, como seguro le pasó a muchos fotógrafos con aquella media con la que Morante paró los relojes de Sevilla, España y el mundo entero».

Cada torero tiene una personalidad, imagino que saber de cada una de ellas es importante a la hora de estar detrás de la cámara.

«La personalidad de un torero, su esencia, es lo que intento transmitir con mis fotografías pero no se consigue fácilmente. Tienes que conocer muy bien al torero para que las fotografías no queden planas. Tengo la suerte de poder charlar con los toreros sobre su concepto, sus inquietudes, sus referentes y, por supuesto, de fotografía. Esto me ayuda muchísimo a pulir errores y a mejorar mi trabajo con ellos y con el resto. Me siento una privilegiada cuando critican mis fotografías y me dicen las que no les gustan y las que sí. Ojalá los toros también hablaran».

Dicen que los fotógrafos tienen mejores fotos de Ponce que de Morante porque saben como hace las faenas y están preparados. Yo no estoy tan seguro de ello, ¿Qué opina usted?

«Yo no creo que ni Ponce ni ningún otro torero prepare sus faenas porque el torero propone, Dios dispone y luego llega el toro y lo descompone, por lo tanto me parece igual de difícil hacer fotos a cualquier torero con cualquier toro. Aunque la liturgia sea la misma, nunca se sabe lo que va a suceder en el ruedo».

Un fotógrafo taurino me dijo en una ocasión que una fotografía puede ser falsa dependiendo de la colocación en la plaza ¿Comparte usted esa opinión? ¿La colocación del fotógrafo –fotógrafa en este caso- en la plaza, es tan importante como la del torero, para una buena foto?

«Totalmente de acuerdo con él. Los ángulos son tan importantes como la colocación del torero. Hay días que sales cabreada y días en los que te frotas las manos con los ángulos que has tenido. Yo no tengo la suerte de estar en el callejón en la mayoría de los festejos y hago lo que puedo desde donde esté. Pero ya lo decía Antoñete, “La colocación es imprescindible. En el toro y en la vida. Hasta para tomarse una cerveza en la barra de un bar conviene estar bien colocado”».

¿Cuántas fotografías pueden llegar a realizarse en un festejo? ¿Y cuántas finalmente suelen quedarse?

«Demasiadas, y luego quedan pocas o muy pocas aunque también depende del festejo. Yo nunca las borro porque me gusta dejar pasar un tiempo y volver a revisar galerías. A mí personalmente no me gusta tirar en ráfaga y estoy intentando reducir cada día el número de fotos pero es muy complicado. Algún día quiero hacer el reto de las 36 fotos pero me resulta muy difícil elegir el día y me pasa como con la dieta, “el lunes empiezo - el próximo día lo hago”».

¿Qué es para usted hoy en día la fotografía taurina?

«Un arte, como el toreo en sí mismo».

Más información de “Destalles Toreros” y solicitud para exponerla en: [email protected]


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