El matrimonio formado por Martín Elizagaray Echarte y Esperanza Ruiz Escobar sigue atendiendo a sus clientes en la mercería Marta, situada en la calle Pintor Crispín número 2 de Pamplona, pero lo hace con fecha de caducidad cercana.
Es un establecimiento que está muy cerca de otros que hemos conocido en esta sección de comercio local en la capital navarra, como es el caso del taller de coches Autorrama o la droguería ecosostenible Biok.
La mercería Marta abrió sus puertas en Pamplona el 24 de abril de 1997, por lo que ya ha cumplido 26 años de vida en el el barrio de Iturrama. El nombre de Marta corresponde a la hija del matrimonio. Desde hace pocas fechas se puede ver un cartel en el escaparate que dice "liquidación por jubilación'.
La mercería está a manos de Esperanza, natural de Almería que vino a Pamplona con solo diez años: "Abrimos nosotros la mercería hace 26 años. Mi marido ya está jubilado y yo me jubilo al acabar el año".
"Vamos a estar este mes de noviembre y poco más. Hasta que acabe el año. Año nuevo, vida nueva. Llevamos tiempo sin reponer género para liquidar todo el material que está casi al 50%", explica Esperanza.
No hay relevo en la familia: "La hija es arquitecta y está en Barcelona. El hijo está en la seguridad social y cada uno tiene su vida hecha. Por un lado tienes pena por dejarlo y por otro tienes ganas", asegura Martín.
Les quedan un montón de recuerdos: "Ha sido muy bonito. Hemos estado muy a gusto. Las niñas que venían con sus madres ya están casadas y vienen ahora con sus hijos a comprar de todo. Me dicen, yo venía con mi madre a por pijamas", explica Esperanza.
Hay ofertas de hilos, interiores, pijamas,... Todo al 50%. "En el barrio ya no hay mercerías, salvo alguna en Abejeras o en San Juan. Es la única del barrio. Llega el momento y ya está. La mujer tiene ganas de jubilarse", señala Martín Elizagaray.
"Yo soy de Imarcoain. Ella, Esperanza, vino aquí muy joven con diez años desde Andalucía. Nos conocimos en Beriáin y en Potasas que había cine", recuerda Martín Elizagaray con emoción.
Lo de la jubilación activa no se lo plantea: "Podía seguir, pero es mejor dejarlo. Hay gente que sigue trabajando con más de 70 años pero la vida ha cambiado. La gente joven se ha ido y antes había más movimiento. El barrio se ha hecho mayor".
Reconoce que las ventas "ya no es lo que eran antes". Una vez jubilados "no se ni lo que haremos. Nos apuntaremos a alguna ONG, a pasear, andar, yoga, hacer cosicas. Por hacer cosas que no falte", indica Martín.
Martín Elizagaray es un gran aficionado a Osasuna. Se sigue enfadándose con las derrotas y conoce mucho a los hermanos Larráinzar. Tiene colocados varios posters del equipo rojillo: "Hace poco entró Castañeda a la mercería y nos saludamos", concluye. Ahora tendrá más tiempo para animar a los de Jagoba Arrasate en El Sadar.
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