Una manifestación reclama en Pamplona el fin de la prostitución: "Comprar sexo es un crimen contra la dignidad"

Miembros de los colectivos Casa Cultura y Encuentro, JaiJaGat2020 y Desde Abajo se han concentrado este martes frente al Parlamento de Navarra para exigir que la prostitución sea abolida y que se penalice el proxenetismo y la compra de sexo.

Los concentrados portaban carteles con lemas como "Comprar sexo=crimen contra la dignidad" o "En Navarra, 2.000 hombres pagan al día por explotar a mujeres sexualmente".

Los manifestantes han permanecido frente al Parlamento de Navarra durante media hora y han terminado este acto con un aplauso.

En un comunicado, estos colectivos recuerdan que Navarra reconoce por ley de 2015 la prostitución como violencia contra las mujeres, como una de las manifestaciones de la violencia junto a la trata y la explotación sexual.

La prostitución y la trata con fines de explotación sexual, destacan, son "un atentado contra la dignidad y los derechos fundamentales de esas personas".

Además, subrayan que "es una explotación que afecta fundamentalmente a mujeres (el 90 %) que son de otros países (Nigeria, Rumanía, Paraguay, China, Brasil y República Dominicana)".

Se trata, agregan, de mujeres que "viven en contextos de pobreza, especialmente vulnerables, quizás por eso no nos interesa tanto".

"Incluso podemos ser capaces de decir que es una 'opción laboral' aunque ninguno de nosotros se la propondríamos a nuestras hijas, hermanas, madres", añaden.

Por ello, exigen además "que la sociedad se posicione y el Estado vele por los derechos humanos en una relación de igualdad hombre-mujer".

Es necesario que "se reconozca que comprar sexo es un crimen contra la dignidad humana", piden.

También reclaman medidas sociales para la protección, acogida y promoción de condiciones dignas e igualitarias para las supervivientes, itinerarios de inserción laboral y ayuda psicológica

Además también piden disuasión de la demanda con las medidas necesarias para acabar con el proxenetismo y con la normalización de estas prácticas de explotación.

Por último, exigen protección, prevención y educación afectivo-sexual desde la infancia, "generando una conciencia de respeto hacia el otro y hacia la protección de los derechos humanos".