SOCIEDAD

El voluntariado no entiende de nacionalidades: la historia de un joven colombiano que desinfecta vehículos en Pamplona

Sergio Abisambra, voluntario de SAR Navarra, se coloca un EPI para desinfectar un vehículo policial durante la crisis del coronavirus. PABLO LASAOSA

Sergio Abisambra, de 23 años y estudiante de Enfermería, apoya las labores de dirección de casi 50 voluntarios de la ONG SAR Navarra que trabajan luchando contra el coronavirus.

El acto de servir al prójimo no depende de la edad, las nacionalidades, las fronteras ni las razas. La emergencia ocasionada por el Covid-19 ha unido a la humanidad en un único propósito: acabar con la enfermedad. No importa el lugar del mundo del que se proceda, ya que todos los países están atravesando la misma pandemia.

Por ello, se ha incrementado el movimiento de voluntarios en todos los países que, por medio de distintas iniciativas, se comprometen con las dificultades que ha generado el distanciamiento social y la enfermedad dentro de la sociedad.

Sergio Abisambra es un ejemplo de la solidaridad que ha permeado la situación actual. Se trata de un joven enfermero de 23 años que se ha sumado a la lista de los miles de voluntarios con los que cuenta Navarra para atajar la emergencia sanitaria. Pero su historia se diferencia por los más de 8.000 kilómetros de distancia que lo separan de sus seres queridos y de su país de origen, Colombia.

El 16 de marzo, aconsejado por Roberto Rubio, director de operaciones de la ONG SAR Navarra, decidió inscribirse como voluntario en esta organización. "Todo comenzó con mucha incertidumbre; fui ese día sin saber exactamente a lo que me enfrentaba”, recuerda Abisambra. "Allí me explicaron que iban a montar la primera línea de descontaminación de España para vehículos de la policía que hubieran tenido contacto con positivos de coronavirus, y que si quería unirme a la labor", añade.

Sergio Abisambra, voluntario de SAR Navarra, se coloca un EPI para desinfectar un vehículo policial durante la crisis del coronavirus. PABLO LASAOSA

Con este colombiano, iniciaron en el equipo cuatro personas más. Actualmente, hay cerca de 50 voluntarios activos y una bolsa de 21 personas por si la crisis aumenta y se requiere su ayuda. Al pasar de los días, el entusiasmo y la disciplina de Abisambra lo llevaron a que Rubio le diera la responsabilidad de ser su mano derecha y asumiera con él el liderazgo de las operaciones.

"Teniendo en cuenta que había participado en la emergencia del terremoto de Ecuador, en la cual SAR Navarra tuvo una participación muy importante, Roberto me pidió que fuera su mano derecha. Poco a poco, me fue dando más responsabilidad", explica el voluntario.

SER VOLUNTARIO EN SAR NAVARRA

El trabajo de la ONG tiene como objetivo prestar ayuda humanitaria y atención a las personas afectadas por cualquier tipo de catástrofe. La atención que han hecho en la Comunidad foral desde el 16 de marzo se efectúa en colaboración con la Policía Minicipal de Pamplona.

Su función se ha concentrado en tres principales proyectos de actuación: la primera línea de desinfección de España; un centro de atención psicológica vía telefónica durante las 24 horas del día; y la confección, recogida y reparto de materiales sanitarios (pantallas, mascarillas, delantales...).

La línea de desinfección, en la que el colombiano inició su labor como voluntario, se centra en descontaminar todos los vehículos de la Policía Nacional, Municipal, Foral y Guardia Civil, además de ambulancias y policias o sanitarios que hayan tenido contacto con positivos del virus.

Sergio Abisambra, voluntario de SAR Navarra, durante una desinfección a un vehículo. PABLO LASAOSA

"La descontaminación al comienzo era complicada, porque se hacía con dispersores de agua con lejía. Así, debía involucrarse más el voluntario con el espacio de desinfección. Ahora, tenemos unas máquinas de ozono que se ponen en el punto contaminado, y en diez minutos están listas", describe Abisambra.

Sin embargo, ahora su labor se centra en ayudar a organizar las acciones del día junto al director de la ONG y Juan Castro, coordinador de la policía. "Nos ponemos al tanto de lo que hay pendiente ese día y ayudo a solucionar los problemas de la jornada y los que pudieron surgir en los turnos nocturnos, que suelen ser muchos", afirma este voluntario colombiano.

EL RETO DE AYUDAR

Es una responsabilidad ser voluntario en una emergencia como es la pandemia del coronavirus. Este estudiante de Enfermería decidió quedarse en la capital navarra antes de volver a su país de origen, porque "cuando se inició la crisis, yo trabaja en prácticas en un centro de salud de Pamplona y coincidió que el último día que la universidad nos permitió estar allí tuve contacto con dos posibles contagiados, por lo que viajar era un riesgo para mí, mi familia y el país".

No obstante, eso no le ha impedido ser parte de una de las redes de ayuda más grandes de la Comunidad foral. "Tengo muy claro que quiero dedicar mi vida al servicio, es lo que me mueve y me motiva, y este momento es perfecto para sacar mi potencial y demostrar mi interés en ayudar", analiza.

Ser voluntario no es una tarea fácil, ya que, día a día, los más de 50 miembros de SAR Navarra se enfrentan a la posibilidad de contagiarse, de cometer errores, de contaminar a aquellos con quienes viven al regresar a casa y de ver en primera persona los efectos mortales de esta crisis sanitaria.

Sergio Abisambra, voluntario de SAR Navarra, se coloca un EPI para desinfectar un vehículo policial. PABLO LASAOSA

Por eso, Abisambra reflexiona qué es lo más difícil de esta situación: "Al principio, las desinfecciones fueron un reto, porque implicaban estar con los trajes puestos durante largos períodos de tiempo, y eso empezaba a ser una fuente de agobio. Además, tenías mucha adrenalina en el cuerpo todo el tiempo, debido a que nunca se sabía en qué momento un error te podía costar un contagio".

"LA INCERTIDUMBRE GENERA MUCHO MIEDO"

La incertidumbre de no saber el límite de la emergencia es uno de los aspectos que más angustia genera. En el caso de este jóven colombiano, considera que fue un reto "el no saber realmente a qué te estabas enfrentando, porque en ese momento aún no había suficiente información sobre el Covid-19 y lo que nos esperaba".

Por otro lado, la posibilidad de regresar a su país con su familia no la ve todavía con claridad, y explica que argumentarle a su familia las razones que lo mueven a arriesgar su salud por los demás no ha sido una tarea fácil.

"Mi madre está orgullosa, pero también siente miedo, sobre todo porque estoy solo y lejos. Mi padre, por su parte, está un poco reacio a que yo esté aquí en SAR Navarra y que esto sea un riesgo para mí, más que los beneficios que me traiga", cuenta Abisambra. "Por otro lado, mis hermanos saben que esto es lo que más me apasiona en la vida, y por eso me apoyan", expone.

Desde los 15 años, Abisambra trabajó en primeros auxilios, liderazgo de equipos de voluntarios y en educación. Hace cuatro años, partió de la capital colombiana a Pamplona con la intención de graduarse de enfermero para tener más herramientas, y en un futuro, que espera no sea muy lejano, quiere dedicar la totalidad de su tiempo a servir a la comunidad. Por ello, su trabajo en SAR Navarra le servirá para sentar unas buenas bases en su carrera profesional.