San Fermín 2025

Cebada Gago: por qué Pamplona contiene la respiración a la hora del encierro en San Fermín con estos toros

Segundo encierro de las fiestas de San Fermín 2024 con toros de Cebada Gago en el tramo de telefónica. HECTOR NAVARRO
Cada 8 de julio, la tensión se multiplica en San Fermín. Estadísticas, tragedias y la leyenda de una ganadería que convierte el encierro en una experiencia única.

Cuando llega el 8 de julio a Pamplona, la ciudad contiene la respiración. Cada año, en ese instante preciso en que el reloj marca las ocho de la mañana, algo más que adrenalina recorre las calles empedradas. Son los toros de Cebada Gago, una de las ganaderías más temidas y admiradas en la historia reciente de los Sanfermines.

Este hierro gaditano no es uno más en el calendario de la fiesta. Bien lo saben los mozos que, pañuelo al cuello, aguardan en Santo Domingo con el corazón acelerado. También quienes, taza de café en mano, sienten desde casa la misma emoción y peligro. Porque correr delante de Cebada Gago nunca ha sido solo correr: es enfrentarse a una leyenda.

Este 2025, los toros de Cebada volverán a protagonizar el segundo encierro, martes 8 de julio. Será la decimotercera ocasión en esa fecha, un número que muchos prefieren ni pronunciar. No es superstición, es prudencia: 19 de sus 61 corneados en San Fermín se produjeron un 8 de julio, convirtiendo esta jornada en la más peligrosa cada vez que aparece este hierro en el cartel. Una cifra que para los corredores no es solo un dato, sino una auténtica advertencia.

Sin embargo, el año pasado ocurrió algo que rompió todas las expectativas. Los toros de Cebada Gago completaron el recorrido sin causar ni una sola cornada. Lo hicieron además con velocidad récord: en solo 2 minutos y 44 segundos, la tercera carrera más rápida desde 2010, y la única en su historia tan breve y sin heridos. Una excepción que los corredores habituales aún comentan con asombro, precisamente por lo improbable que resultó.

Pero lo que hace verdaderamente grande a Cebada Gago no son solo sus estadísticas, sino la emoción que despierta cada vez que pisa Pamplona. Desde su debut en San Fermín ha corrido 34 veces, dejando una media de 1,79 heridos por asta por encierro, la más alta entre todas las ganaderías habituales. En el 65% de sus carreras ha habido corneados. Aunque en los últimos años su imagen se ha suavizado algo—con una media reciente de 0,8 corneados—, nadie duda de su capacidad de imponer respeto.

Quien ha vivido San Fermín desde dentro sabe que el encierro es más que una carrera: es un ritual cargado de tensión, miedo y adrenalina. Pero cuando llega el 8 de julio, esa tensión se multiplica. Hay nervios palpables en cada tramo del recorrido, especialmente en lugares críticos como la curva de Mercaderes, la recta de Estafeta o el angustioso callejón hacia la plaza. Los toros de Cebada no solo corren rápido—en los últimos cinco años han registrado un promedio de 2 minutos y 31 segundos—, corren distinto. Hasta cuando fueron veloces en 1998, con un registro de apenas 2 minutos y 13 segundos, dejaron dos heridos por asta en su camino.

La tragedia también forma parte de la historia de Cebada en Pamplona. En un 8 de julio como el que se avecina, pero de 2003, Fermín Etxeberria Irañeta, corredor experimentado y conocido en la fiesta, fue alcanzado por un toro de esta ganadería. La cornada no fue mortal en el acto, pero falleció semanas después debido al traumatismo sufrido. Fue la última muerte ocurrida en esa fecha, aunque no la única. En 1924 y 1957, otros dos corredores perdieron también la vida en un día como este. No son cifras frías, sino historias que permanecen vivas en la memoria de la ciudad.

Curiosamente, aunque Cebada Gago ha hecho del 8 de julio una fecha marcada en rojo, los martes no suelen ser especialmente peligrosos en términos generales. En la última década, solo dos encierros de martes 8 de julio tuvieron corneados, ambos con toros de Jandilla. Pero con los toros gaditanos, las estadísticas sirven de poco cuando llega la hora del encierro.

Este martes, cuando la ciudad despierte con el estruendo del cohete y las calles vuelvan a enmudecer en la tensión previa, Pamplona recordará que vuelven ellos: los toros de Cebada Gago, los que han marcado el encierro con coraje, peligro y emoción durante décadas. Son esos toros a los que nadie quiere perder de vista, ni siquiera un segundo.