Nadie sabe a dónde va
Pilar Adón regresa a los relatos con "La vida sumergida", trece historias que hablan de la libertad, el control y la búsqueda constante.
Pilar Adón (Madrid, 1971) es una maestra para crear atmósferas. Sus historias están impregnadas de misterio, naturaleza salvaje y desconcierto, un ambiente que casa a la perfección con las vidas - o la percepción que tienen de sus vidas - los personajes. Así lo vuelve a demostrar en su nuevo libro, La vida sumergida, una colección de trece relatos publicados por Galaxia Gutenberg que desde esta semana puede encontrarse en librerías.
Entre sus protagonistas hay una niña a la que su hermano deja con sus padrinos; dos mujeres que conviven en una extraña relación de dependencia; una mujer esperando a su hermano en una estación; una joven pareja en una aparente rutina; y una mujer escribiendo una carta a su hermana, con la que cometió un crimen.
Las historias de Adón hablan también de las relaciones de control entre los seres humanos, del sometimiento y la carga, así como de una suerte de asfixia vital y desconcierto. Los personajes tratan de comunicarse, pero no tienen éxito, como puede verse, por ejemplo, en los diálogos de uno de los mejores cuentos del libro, titulado Un mundo muy pequeño. En él, un joven deja Moscú para recluirse en una extraña comunidad rural, donde poder pensar, y en la que le cobran un 'canon' de libros por su estancia.
Son relatos abiertos, nunca explícitos, que invitan al lector a urdir sus propias conjeturas. El estilo de Adón, también poeta, novelista y traductora, es reflexivo y lírico, con un lenguaje preciso, que se detiene: las briznas de hierba, las ramas de los árboles, la nieve o los treinta y tres escalones de una escalera gótica. Cuentos que dejan poso y preguntas.
La vida sumergida: Pilar Adón. Galaxia Gutenberg.153 páginas.17 euros.