"Materialistas", la fórmula de la comedia romántica sigue funcionando
Sony produce esta cinta que parece salida de los 90, en el mejor sentido.
La comedia romántica es un género muchas veces desechado por la sencillez de la fórmula: chica conoce chico, son felices, una mentira hace que se separen y vuelven juntos en el último momento. Normalmente con un aeropuerto de fondo.
Las fórmulas son útiles y pueden funcionar aún hoy en día cuando se hacen bien. Si miramos “Top Gun: Maverick” o “Dune: Parte II”, las fórmulas les funcionaron perfectamente.
Celine Song es la escritora y directora, una artista canadiense que lo petó hace dos años con “Vidas pasadas”, fue la joya el circuito de películas independientes norteamericanas. Era una reflexión romántica y serena sobre los amores que nunca fueron aunque podrían haber sido.
Por eso, es interesante que Song haya cogido el típico producto de comedia romántica tontorrona que ya no se hace y que lo haga tomándose a sí misma en serio.
Sinopsis: Lucy es una casamentera de Nueva York que se encarga de unir solteros para encontrar pareja. Sin embargo, su mundo se desestabiliza al encontrarse atrapada en un triángulo amoroso con un apuesto financiero multimillonario, y un actor de poco éxito. Disponible en: Yelmo Itaroa, Baiona (Español y VOSE) y Morea.
“Materialistas” profundiza en algo que en lo que todos hemos caído al buscar pareja, esto es categorizar, y de alguna forma, anotar puntos por aspectos tangibles: quizás no prestar mucha atención a alguien que estudia Bellas Artes o sobrevalorar a alguien que trabaje en ingeniería o medicina, valorar que su familia tenga pasta...
Alejarnos de lo que nos atrae y pensar en atributos medibles a través de los cuales creemos que podemos afianzar el futuro. Mientras que elegir el amor como única brújula puede verse como tirar los dados o no ser responsable con el mundo en el que vivimos, el mundo real.
Esta es la reflexión que trabaja Song en está película y con la que es complicado no tratar sin ser explicito y resultar ñoño. Nuestra protagonista al principio de la película es eso, una persona fría que valora a las personas con aquellas variables que resultan más atractivas en el mercado. En el que predomina el desde fuera hacia dentro y no al revés.
Como todo buen guion, este coge todas las creencias de su protagonista y las machaca contra la pared hasta que se de cuenta de las mentiras que se ha estado contando a sí misma, con el fin de creer que lo tiene todo controlado.
La película hace un buen trabajo en explorar estas ideas sin resultar facilona, también lo hace bien cuando se trata de ilustrar este mundo de diferencias de clase. Desde las incomodidades de compartir piso, la frustración de no poder avanzar o la sensación de que el mundo te está diciendo que pases página.