'Ripley' y 'Shogun', dos series al nivel del mejor cine

Una imagen de los dos protagonistas de las series Shogun y Ripley
Las dos series de solo una temporada resultan cine en estado puro.

Aunque decir que la ficción en cine y televisión emplean un lenguaje distinto puede sonar pretencioso, es algo fácil de señalar. El cine se atreve más con los silencios, las pausas mientras que el lenguaje televisivo suele huir de estas, se apoya más en grandes giros y tienen menos problemas en introducir infinidad de personajes si con ello mantienen el ritmo bien arriba.

Las mejores series de este siglo huyen de estos trucos de finales de episodio de matar al protagonista, resucitarlo… El último capítulo de “Breaking Bad” es casi en silencio y “Los Soprano” salvo en una ocasión nunca terminó con un Cliff hunger (término referido a dejarte al borde del asiento), lejos de eso un capítulo suyo podía terminar con algo tan costumbrista como ver a Tony recalentando unos espaguetis o con su mujer esperando en la recepción del colegio mayor de su hija.

Tanto “Ripley” (8 episodios en Netflix) como “Shogun” (10 episodios en Disney +) nos realizan una propuesta inicialmente exigente, atender a sus primeros capítulos sin distracciones para atender a toda la información de las familias feudales de “Shogun” o el paciente montaje de “Ripley”, basada en las novelas de Patricia Highsmith.

Ambas consiguen que en cada capítulo no solo el espectador se vea recompensado, sino que siente que esos pequeños obstáculos eran necesarios. Por ejemplo, en “Ripley” en el tercer episodio hay una secuencia de acción agónica. Debido a que su director y guionista estiran la goma de la tensión durante los dos primeros, cuando llegamos a esta escena todo resulta muy satisfactorio. En “Shogun” en cada capítulo hay de todo: conspiraciones, conversaciones pausadas y escenas de acción absorbentes. Una vez entiendes los nombres y qué quiere cada personaje, cada capítulo es una gozada.

Por un lado, tenemos “Ripley” una serie en blanco y negro, paciente, actores desconocidos y una producción muy cara. Y aún así, “Shogun” resulta todavía más atrevida ya que el dinero necesario para recrear el Japón feudal es astronómico, no hay famosos y casi todos los diálogos son en japonés. Ambas nos muestran personajes pacientes a los que vemos pensar, confabular para sorprendernos cuando ejecutan sus planes

La primera apuesta puede entenderse por la reputación de Steve Zellian, guionista de “La lista de Schindler”, “El Irlandés”, “Money Ball” y la sobresaliente serie “The Night Of”. En el caso de “Shogun” es más extraño a pesar de basarse en una novela famosa de los 70. Esta serie, que ha recibido las mayores alabanzas de crítica y público en mucho tiempo, la produce una sub-marca de Disney, Hulu, dispuesta a arriesgar y que durante los últimos años no falla (“The Bear”, “El cuento de la criada”).

¿Y quién es el responsable de esta gran serie? Pues no parece haber una única persona. Los guionistas cuentan en su currículum “Top Gun: Maverick” o “El libro de la selva”. Conocedores de poder ser criticados por apropiación cultural hay una mezcla de directores con títulos tan impolutos con directores extranjeros o con ascendencia oriental. Esto parece que ha dotado a la ficción de una autenticidad que no suele darse en contenidos que lidia con culturas extranjeras.

Haceros un favor y ved ambas series.