Crónica dolorida (ay) del reencuentro con los Cebaítas

Primer encierro de San Fermín con toros de Cebada Gago en el callejón. REUTERS

El primer encierro de los Sanfermines tiene su propia tradición. Momento de reencuentros, abrazos y energía a raudales para empezar con buen pie el ciclo.

Y así ha ocurrido con los Cebaítas, ganadería de tronío y tradición donde las haya. Los burdeles gaditanos siempre dejan su seña de sangre y esta vez no iba a ser menos. Dos heridos por asta de toro en Santo Domingo y Ayuntamiento respectivamente.

El primero (ay) en el escroto lo que me duele a mi mientras escribo esta crónica y el otro modo en el tórax. Como siempre, y en esto no fallan, nuestros magníficos equipos sanitarios han estado al quite. Bravo por ellos!! 

En el plano personal, Punterito (número 80) se ha quedado descolgado desde Estafeta y ha hecho la carrera al trote en solitario. Todo toro para mí. Bien. Aunque al final del callejón se ha juntado con un hermano que había quedado descolgado y yo no lo había visto por no tener los ojos como los camaleones uno mirando a Italia y otro a África. Lo que viene a confirmar que es muy difícil estar al mismo tiempo en dos cosas y pitar bien un fuera de juego. Trabajo de titanes, vamos