Fake Bulls

Los toros de Cebada Gago corren por la Estafeta en el segundo encierro de San Fermín 2019. REUTERS

Que los Cebaita se hayan ventilado el encierro en apenas dos minutos y sin tirar un mal derrote a lo largo de los 850 metros... Raro, raro, raro…

Exigimos una explicación más allá del típico tópico “es el devenir de los tiempos”. A ver, que los Cebaita se hayan ventilado el encierro en apenas dos minutos y sin tirar un mal derrote a lo largo de los 850 metros que separan los corrales de Santo Domingo de la Plaza de Toros… Raro, raro, raro…

Yo soy el culpable. Explico los antecedentes. Domingo 7 de julio hora indeterminada pero acababa justo de amanecer y a la altura de la mítica Vasco (habrá que ir buscando una nueva denominación a este sitio con el cambio de dueño) que me veo acercarse de blanco nuclear e impoluto al mítico Boti.

Rápido abrazo. Choque de manos y, a continuación, el diálogo del que me voy a arrepentir largamente. “¿Qué, bien?” “Muy bien” “¿Y este año?” “Hombre, Boti, este año nada. Todo bien. Lo veo claro”. “Vale, vale”. Pues eso.

Hoy, lunes, 8 de julio, a poco de salir la torada de los Cebaita se han llevado por delante al pobre Boti. En fin, recurriendo al tópico, “el fumbol es asín”. Lo que queda claro es que me voy a quedar bien calladico en lo que queda de fiestas. Penitencia de silencio.

Es lo único reseñable porque ¿qué podemos decir del resto del encierro? Pues que los bichicos se presentaban con fama de peligrosos, que había llovido en la madrugada, con 35 kilos de más con respecto al pasado año, que de capas bonicos como un San Luis ¿Y? Vísperas de todo, noches de nada.

Los Cebaitas se han ventilado el resto de la carrera en apenas dos minutos y sin tirar ni un mal derrote. A este paso habrá que irse replanteándose la “fama” con la que acuden algunas toradas a San Fermín. Mañana, sin ir más lejos, los de José Escolar. Los toros que se vuelven.. O no. Veremos. Pero esa es otra historia.