POLÍTICA

El balance que retrata al PSN: Chivite construye en Navarra una vivienda por cada siete que levantó UPN

Fotomontaje de María Chivite sobre un edificio de viviendas en construcción.
Cuando se baja del eslogan al ladrillo, el balance deja una fotografía incómoda para el autodenominado "Gobierno de Progreso" en Navarra.

La vivienda se ha convertido en uno de los grandes dolores de cabeza en Navarra. Comprar y alquilar cuesta cada vez más, y el debate político se ha llenado de promesas solemnes sobre el “derecho a la vivienda”. Pero, cuando se baja del eslogan al ladrillo, el balance deja una fotografía incómoda para el autodenominado "Gobierno de Progreso" en Navarra.

El precio no se ha calmado con el cambio de etapa política evidenciando que las recetas de la izquierda para facilitar el acceso a la vivienda no funcionan. El mercado ha seguido tensándose durante los años de María Chivite, y los indicadores públicos han vuelto a marcar subidas fuertes: el Índice de Precios de Vivienda en Navarra ha llegado a crecer en dos dígitos en tasa anual, con un 10,9% en el último dato difundido.

La promesa ha sido constante. La realidad, mucho menos. La presidenta Chivite ha defendido su política de vivienda con mensajes rotundos y un tono de autosatisfacción: “Navarra lo está haciendo muy bien”, en referencia a las políticas públicas. Ese contraste entre el discurso y el resultado es el que ha ido alimentando la crítica social: el problema crece, pero la respuesta no llega en forma de vivienda disponible.

Los datos oficiales de construcción son el golpe más directo a la narrativa del PSN. Sumando viviendas terminadas, en el periodo de UPN (1996-2015) se contabilizaron 99.385 viviendas, mientras que en el periodo del PSN (2019-2025) han sido 13.758. La comparación es demoledora: por cada vivienda levantada con Chivite, UPN levantó más de siete, según los datos facilitados en la web de Gobierno Abierto del propio Gobierno de Navarra.

La conclusión política que se desprende de esa serie es difícil de maquillar. UPN construyó más vivienda en una Navarra con menos presupuesto público y con menos “relato” de derechos. El PSN, en cambio, ha gobernado con el foco mediático puesto en la vivienda… y con un ritmo de construcción claramente inferior, incluso cuando la presión social iba a más.

A la propia Chivite se le llena pa boca cada vez que habla del incremento de cotizantes a la Seguridad Social en Navarra y de que hay mucha más gente trabajando. Resulta tremendamente descorazonador comprobar cómo la defensa a ultranza del incremento de población inmigrante en Navarra porque son "trabajadores que ayudan a levantar Navarra"  no viene acompañada  de una política de vivienda adecuada. Ninguna mente pensante en el socialismo (y en las filas de sus socios de Bildu, Geroa Bai y Podemos) previó que esos trabajadores iban a necesitar una casa para vivir.

Las consecuencias son funestas, porque es de Primero de Bachillerato saber que, a mayor demanda, menor oferta, y por tanto, incremento de precios. En el caso de Navarra han coseguido que el acceso a la vivienda, en vez de un derecho, sea un lujo; a pesar de las advertencias de la oposición. 

y el problema es que el dinero tampoco explica el frenazo en la construcción de viviendas. El gasto no financiero del Gobierno de Navarra ha crecido de forma clara: en 2019 se situó en 4.016,6 millones y en 2025 ha alcanzado 5.986,6 millones. Eso es alrededor de un 49% más desde que gobierna Chivite. Es decir, tiene mucho más dinero, pero construye mucho menos y eso que el gobierno de progreso, como les gusta a ellos lamarle, es consciente de que "la evolución ha sido “alcista, sin descenso en los últimos años”. 

Más presupuesto, menos casas. Esa es la frase que resume el choque entre cifras y propaganda. Más recursos disponibles en la administración y menos vivienda terminada en el balance. Cuando el Gobierno presume de músculo presupuestario, la pregunta cae por su propio peso: ¿por qué no se traduce en una oferta capaz de enfriar precios?

El alquiler también ha reflejado esa tensión. El último dato oficial disponible en Nastat ha situado el precio medio mensual en 582,2 euros por vivienda en 2023, con un 7,5% más que el año anterior (y una subida del 9,8% por metro cuadrado). El precio ha subido y la sensación de “no llegar” se ha extendido, mientras el Gobierno insistía en el “derecho” como bandera.

El problema de fondo para el PSN no es solo la comparación con UPN. El problema es la distancia entre el discurso y la serie histórica: el partido que más ha hablado de vivienda ha dejado un rastro de construcción mucho menor que el de su rival, justo cuando la demanda apretaba más y los precios se disparaban.

La política de vivienda se mide en resultados. Y el resultado, con los datos públicos sobre la mesa, retrata al Gobierno de María Chivite: mucha palabra, poco ladrillo; mucho presupuesto, poca vivienda; mucho “derecho”, poca oferta real.