POLÍTICA

Elma Saiz, la ministra salpicada por Velate y puesta por Pedro Sánchez al servicio del control del relato

Elma Saiz recibe el abrazo de María Chivite tras tomar posesión como ministra. EFE/Sergio Pérez
La exconsejera navarra ha llegado a La Moncloa con un estilo calculado y guionizado, marcado por la opacidad ante la prensa y una carrera impulsada por la estrategia del PSOE.

Elma Saiz ha dado el salto a la portavocía del Gobierno de Pedro Sánchez sin soltar su ministerio. El BOE ha formalizado su nombramiento y La Moncloa lo ha presentado como un relevo para “dar la cara” en una etapa políticamente áspera. 

Su perfil encaja como un guante con el puesto: disciplinado, guionizado, previsible. Saiz ha cultivado un estilo de comunicación hermético, de frase larga y respuesta circular. Un modo de comparecer que prioriza el control del mensaje por encima de la explicación. Esa forma de hablar —correcta en el tono, impecable en la compostura— suele dejar, sin embargo, la sensación de palabrería y poca sustancia.

En Navarra ya ha ejercido ese papel. Saiz fue consejera de Economía y Hacienda y, desde septiembre de 2022, también portavoz del Gobierno foral, tras sustituir al hoy senador Javier Remírez. Allí consolidó una manera de responder basada en el manual del cargo: datos generales, mensajes enlatados, mucha prudencia y casi ninguna concesión a la repregunta. Un estilo frío, calculador y, para el periodista que busca una respuesta concreta, desesperante.

La política, además, la ha tratado bien. En una estrategia milimétrica diseñada por el hoy imputado Santos Cerdán (entonces factotum de los socialistas navarros) Saiz compatibilizó durante meses el foco institucional con la precampaña municipal. Dejó el Gobierno de Navarra el 28 de abril de 2023 para centrarse en su candidatura a la Alcaldía de Pamplona, tras un periodo previo de elevada exposición pública como consejera y portavoz. Esa secuencia —cargo con foco, candidatura, salida a tiempo— dibuja un patrón clásico de carrera: ambición ordenada, timing milimétrico y una lectura muy utilitaria de los altavoces institucionales.

En aquella campaña repitió una idea con contundencia: el PSN no iba a facilitar la Alcaldía a EH Bildu y que pasara lo que pasara, se quedaría en Pamplona como concejala.  La hemeroteca fijó esa frase como un compromiso político que, después, acabó chafándose en el terreno de los hechos: en diciembre de 2023, el PSN impulsó y votó una moción de censura en Pamplona para desalojar a UPN y aupar al líder de la formación proetarra en Pamplona, Joseba Asiron. Aquello sólo sucedió después de que en un caserío perdido y amparado por la nocturnidad, Cerdán y el propio Sánchez pactaran con Otegi el apoyo a María Chivite en Navarra y al PSOE en Madrid. Como quiera que EH Bildu cumplió a rajatabla, los socialistas se vieron obligados a entregar Pamplona a los proetarras.

Para entonces, Saiz ya estaba en Madrid, aupado al cargo de ministra, pero el episodio la persigue porque resume una marca que desgasta: promesas rotundas que el partido convierte luego en matiz táctico.

Su desembarco en el Gobierno de España fue otra subida meteórica. En noviembre de 2023, justo un mes antes de la moción de censura en Pamplona, pasó a ser ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Y ahora ha sumado la portavocía en un momento incómodo para los socialistas, con causas y derivadas políticas que ocupan titulares y tribunales.

En Navarra, además, su etapa como consejera de Economía y Hacienda se vio salpicada por una polémica especialmente tóxica: la continuidad en el puesto del funcionario Jesús Polo, ligado a la mesa de contratación del proyecto de los túneles de Velate.

Ella fue quien coló en las leyes de presupuestos de Navarra de 2022 y 2023 una disposición adicional que permitía que el funcionario Jesús Polo, presidente de la mesa de contratación de la obra mastodóntica y multimillonaria de los túneles, siguiera en activo más allá de la edad de jubilación forzosa.

Se da la circunstancia de que Polo fue quien desniveló el concurso dando la mejor calificación a la UTE en la que estaba Servinabar, -la empresa que la Guardia Civil asegura que es propiedad al 45% de Santos Cerdán- sabiendo qué habían puntuado los demás miembros del órgano.

Aquellas disposiciones adicionales 'ad hoc' en los opresupuestos sirvieron para dar cobertura legal a decisiones que hoy se miran con lupa, y que resultan difíciles de explicar con naturalidad, motivo por el que la UCO ha propuesto al Supremo que incorpore la investigación de la adjuidcación de los túneles de Velate a la causa de corrupción de Cerdán.

Con todo, su designación como portavoz no parece un premio casual, sino una elección funcional. Saiz, al igual que MAría Chivite al frente del gobierno foral, ha sido ordenada, resistente a la presión y muy fiable para sostener un relato sin salirse del carril. En La Moncloa eso vale oro: una portavoz no está para improvisar, sino para resistir. Y Saiz ha demostrado que sabe hacerlo con una mezcla de sangre fría, retórica protectora y una habilidad notable para hablar mucho sin comprometer casi nada.