La tienda de Pamplona que sortea balcones para ver los encierros de San Fermín y la despedida de los Gigantes
A los 63 años, ha recibido en Madrid un diploma que lo acredita por sus 40 años de colegiación como optometrista. Y aunque el reconocimiento ha llegado cargado de nostalgia y recuerdos, él asegura que sigue con la misma energía de siempre. “Estamos con ganas de seguir. Hemos conseguido hacer una óptica chula y el trabajo que hacemos es motivante y lo estamos disfrutando”, ha contado, con una mezcla de orgullo y cercanía.
Es un establecimiento que está muy cerca de otros que hemos conocido en este apartado de comercio local en el segundo Ensanche de Pamplona, como por ejemplo el Corte Inglés.
Se llama Julio Ezpeleta Iraizoz. Este pamplonés se formó como óptico en la Escuela Universitaria de Óptica de Madrid, completó un Máster en Optometría Avanzada y Ciencias de la Visión en la Universidad de Valencia, y hace ya mucho que dejó de ser “una joven promesa” para convertirse en todo un veterano de la profesión. “El acto en Madrid estuvo bien. Te encuentras con gente que no has visto en mucho tiempo y es motivo de satisfacción seguir adelante”, ha reflexionado.
Quienes lo conocen saben que nunca se ha conformado con lo fácil. Ha apostado desde el principio por una forma distinta de hacer óptica, combinando técnica y estilo, innovación y atención al detalle. “Siempre innovando, no conformarnos con cosas fáciles. Hemos conectado con un determinado público muy especial que le gusta lo diferente y sentirse súper guapo con las gafas, que cuando yo empecé era poco más que una prótesis”, ha comentado.
Pero más allá de lo estético, su trabajo también ha tenido siempre una clara vertiente de ayuda: “Nuestra óptica tiene una parte técnica para ayudar a las personas que tienen falta de visión. Les ayudamos a mejorar su visión y por lo tanto su calidad de vida. A estas alturas de la vida te motiva mucho tener estos retos con personas que ven muy poco y que mejoran de forma espectacular”.
La suya ha sido una carrera de fondo. Abrió su propio negocio en 1988, y desde entonces ha visto cómo cambiaban la moda, los clientes y hasta la forma de mirar. “Parece que fue ayer y tenemos toda una trayectoria. Estamos muy contentos. Hemos conseguido una óptica diferenciada por producto y por servicio”, ha recordado. Lleva casi cuatro décadas atendiendo con cercanía, buscando soluciones para cada persona que entra por la puerta.
Las fiestas de San Fermín también han cambiado para él. “Fui sanferminero. Ahora soy un señor mayor, pero dejo mi representación a mi compañera Chus, que lo hace estupendamente. Yo no me quedo. Aprovecho para descansar y hacer vida de pareja”, ha confesado entre risas. Eso sí, no ha dejado de poner en valor la fiesta. Al contrario: hace ya tres años que ideó una manera muy particular de celebrarla con sus clientes.
Lo que empezó como una idea casi improvisada, se ha convertido en una tradición con enorme repercusión. Desde entonces, realiza un sorteo muy popular con la ayuda de la empresa Destino Navarra, “que son amigos y clientes”, ha señalado. La fecha límite para apuntarse es el 2 de julio.
El premio incluye dos balcones dobles para ver los encierros de los días 12 y 13 de julio, y otro balcón para dos personas para presenciar la despedida de los Gigantes el día 14. “Siempre pensamos en los balcones de los encierros, que tienen muchísimo tirón, pero me ha sorprendido la respuesta de la gente de Pamplona con la despedida de los gigantes. Hay una demanda impresionante”.
La iniciativa se ha gestionado siempre “de forma súper escrupulosa con un programa informático”, y para participar solo hay que entrar en el perfil de Instagram de la óptica y seguir las instrucciones. La tienda, ubicada en el número 4 de la calle García Ximénez, en pleno segundo Ensanche de Pamplona, es desde hace años mucho más que un comercio de gafas: es el reflejo de una trayectoria profesional que sigue creciendo, con el mismo entusiasmo que cuando todo comenzó.