Intercambio

Una estantería repleta de libros.

El otro día tuve mi intercambio de camisetas. Sí, con cuarenta y cinco agostos encima y sin botas de tacos ni público en la grada.

Tienen por costumbre algunos futbolistas intercambiar las camisetas al final del partido. Se les suele ver con sus brazos tatuados y sus peinados último modelo luciendo tableta de chocolate y con la elástica del rival al hombro mientras se abrazan y hablan tapándose la boca.

Cuando era pequeño yo quería ser futbolista, pero en esos tiempos, que yo recuerde, no existía ese cambio de cromos, y mucho menos lo de los tatuajes, etc… Cosas del fútbol moderno y del postpartido moderno… Aun así, siempre soñaba con abandonar el terreno de juego despeinado, sudoroso y triunfante tras haber ganado en El Sadar al equipo que fuere, a ser posible F.C. Barcelona o Real Madrid.

El otro día tuve mi intercambio de camisetas. Sí, con cuarenta y cinco agostos encima y sin botas de tacos ni público en la grada. Sucedió en una librería en la que no cabían más títulos por metro cuadrado. Ahí quedamos el poeta Iñaki Arbilla y quien junta estas letras. Él me dio ‘La isla y la mandrágora’. Y yo, ‘Te condeno a vivir’.

Hay quien enmarca la camiseta de Messi, de CR7 o del Lucero del Alba. Yo, por ejemplo, he enmarcado este verso del bueno de Arbilla: “No entra la luz / por la ventana abierta de par en par…”.

Ideación de ‘Intercambio’

Unos intercambian camisetas. Otros, libros…

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