Asirón secuestra las fiestas de San Fermín

La plataforma Yala Nafarroa con Palestina será la encargada de lanzar el Chupinazo que da inicio a las fiestas de San Fermín este año 2025. IÑIGO ALZUGARAY
"Para esto regaló el PSOE la ciudad al partido de la ETA: para que los Sanfermines fueran arrastrados por su fango ideológico a mayor gloria de movidas que ni nos van ni nos vienen".

Cuando Asirón hizo trampas al incluir la candidatura ilegal, ya sabíamos todos que iban a ser los ganadores, los que lanzarían el chupinazo el seis de julio. Los etarrillas tenían ganas de colonizar con sus mierdas las fiestas de todos y lo han conseguido. Se acabó el consenso, la alegría, el mérito, la valía, el tener algo que ver con Pamplona. El cohete lo tirará una asociación que se han creado los aberchándales para sí mismos, sin ningún tipo de arraigo ni vínculo con la ciudad o las fiestas, solo para manosearlas hasta la náusea. Y a callar. En el aberchandalato de Irroña todo se reduce siempre al "y a callar".

Vamos, lo de siempre. Pero peor. Lo que antes solo eran capaces de hacer desde fuera —llenarlas de su ideología, ensuciarlas— ahora, gracias a que el PSOE corrupto de Sánchez y Cerdán les ha regalado la ciudad, pueden joder las fiestas desde dentro, pringándolas de forma oficial. Y a callar.

Dicen que es a favor de Palestina, como podrían decir que es a favor de los toros veganos o el cambio climático antifascista o los pantanos de heteropatriarcado. Qué más da la excusa. Los etarrillas querían tirar el chupinazo de Irroña, el poder es así, y lo van a tirar.

Al alikate Asirón los Sanfermines le dan igual. De los Sanfermines solo le interesa la masa. Él ve mucha gente y pone sobre ellos su pancarta, su monserga, su ikurriña, su mantel de cuadros, lo que sea, para salir en la tele y hacer creer al mundo que todos esos están ahí manifestándose a favor de su basura política.

Para esto regaló el PSOE la ciudad al partido de la ETA: para que los Sanfermines fueran arrastrados por su fango ideológico a mayor gloria de movidas que ni nos van ni nos vienen.

Con lo cerca que tiene el partido de la ETA a víctimas para que tiraran el chupinazo —todas las que su ideología asesinó, todas las que su ideología aberchándal mutiló— se montan un teatro a miles de kilómetros para blanquearse, para que los incautos crean que son buenas personas. Al partido de la ETA las víctimas de la ETA no le gustan. Se tiene que ir a 4.000 km para no tener que hablar de ellas.

Puestos a denunciar injusticias en el mundo, podrían empezar por las que han creado ellos con el genocidio etarra: tiros en la nuca, bombazos a mansalva, secuestros, extorsiones a miles y más de 200.000 personas obligadas a huir de sus casas para no ser asesinadas por españolas.

Su genocidio, el genocidio que han perpetrado los aberchándales, no les interesa. Ese hay que olvidarlo. Esos niños asesinados por el terrorismo nacionalista vasco, esos niños mutilados por los aberchándales, no merecen tirar el chupinazo. Esos que se jodan. Y a callar.

Nada de todo esto va de derechos humanos. Los aberchándales prostituyen todos los conceptos honorables. Si fuera de derechos humanos, invitarían a lanzar el chupinazo a los hijos de Alberto Jiménez-Becerril y Ascensión García Ortiz, ahora que sale de la cárcel su asesino. Ese mismo que fue elegido parlamentario foral por los aberchándales cuando ya había matado al matrimonio en Sevilla, dejando tres huérfanos de 4, 7 y 8 años. Otro hito heroico en la historia del nacionalismo vasco.

En la web del Parlamento de Navarra, el asesino tiene hasta su ficha. Para que luego nos hablen de la paz en el mundo y monsergas similares. La paz se predica mirándote dentro. Pero dentro de un aberchándal solo hay violencia, muerte, destrucción, niños asesinados y miembros amputados. A mansalva. Y mucho olvido, como el del alikate Asirón, que nunca se acuerda si condena estos asesinatos o no. Y eso es todo.