Paremos el odio que el alcalde Asirón siente por Pamplona
Últimamente, como el jubilado que ya soy, cuando estoy por Irroña, salgo a pasear mucho por las mañanas antes del desayuno. Me visto como esas fotos espectrales de Pío Baroja en sus últimos tiempos por el Retiro: boina para que no se enfríe la calva y abrigo largo para ocultar debajo el pijama. Así me lanzo a ver obras, a hacer hambre y a activar un poco el cuerpo.
Es horrible la vejez, porque tienes más tiempo para fijarte en los detalles. Vaya por Dios, ya se están llenando de basura las fosas comunes que el alikate Asirón ha mandado construir por Iturrama, para joder a los coches y que no puedan aparcar donde siempre habían aparcado. No podía saberse que cuando creas una hondonada en la calle tiende a llenarse de mierda.
Lo del partido de la ETA contra los coches es algo freudiano, por cierto. Los aberchándales, que tanto le deben a los coches para construir Euskkkalerría —haciéndolos reventar cargados de amonal o colocándoles una bomba lapa debajo—, son el eje sobre el que ha pivotado toda su acción constructiva, es decir, destructiva, ahora reniegan de ellos. Guerra al coche. Cotxe fatxa.
Es rarísima la neura que tienen contra los vehículos particulares. En una ciudad como Irroña, que parece que se nos olvida, que básicamente vive de una fábrica de coches con un montón de industrias auxiliares crecidas a su alrededor. ¿Por qué ese odio al coche, con la de empleo que genera en Pamplona?
O contra las calles. La guerra que tiene montada Asirón contra la libertad de movimientos de la ciudad es para que alguien la estudie clínicamente. ¿Alikate, ha contemplado una visita a la doctora Melfi? Es una profesional que está acostumbrada a pacientes como usted. Desde su primer reinado se empeñó en destruirla y no ha parado hasta que lo ha conseguido. Enhorabuena. Los atascos que ha logrado generar en una ciudad de amplísimas avenidas es para que le den un premio a la incompetencia. O a la maldad, que semejante obsesión no solo puede ser explicada por ser un imbécil.
Por no hablar de los plazos. ¿Por qué las obras que promociona Asirón, que básicamente son petachos cutres, nada de envergadura, tardan meses y meses en concluirse? ¿Por qué para hacer un puñetero paso de cebra en Iturrama tuvieron cortada la calle durante tanto tiempo?
¿Por qué llevamos un año con la cuesta de Beloso cerrada? Y lo que queda, que ahora se han dado cuenta de que hay que variar no sé qué porque es un peligro para peatones o bicis o platillos volantes/volantuak platotxiki la autovía/autobia de cemento que han creado.
La motosierra se les da mejor. En una sola noche taló todos los árboles. Con un par. Ciento y pico troncos hechos astillas antes de que saliera el sol. Para construir se necesita inteligencia y de esa el aberchandalato va más justito. Más de un año para realizar una obra de ingeniería complicadísima, un alarde técnico como no se ha visto hasta ahora en el mundo, un proyecto que será estudiado en las mejores facultades de Caminos del planeta: hacer una puta acera. Flipante. Y eso es todo.