El radar de Lecumberri es una estafa legal
La vida es un convencionalismo administrativo. ¿Por qué 18 y no 19 para la mayoría de edad? Porque sí, sin más. En algún lado se tiene que poner la raya, pero para tranquilidad de las autoridades, que todo te lo tienen que cuadricular, compartimentar, no para los ciudadanos. No estás muerto hasta que las autoridades no te dan un certificado de defunción. No naces hasta que no te inscriben en el registro. Pues eso.
¿Qué tiene que ver la legalidad con la peligrosidad? Poca cosa. En Francia puedes ir a 130 km/h por autopistas de forma legal y, en España, a la misma velocidad, por el mismo tipo de vía, te multan. Ni te cuento si te vas a Alemania, donde en algunos tramos de las Autobahnen no hay límite alguno. Es decir, no dejas de ser un respetable ciudadano aunque pongas el coche a 250 km/h. Aquí serías un peligroso delincuente y te quitarían hasta la custodia de los niños.
Todo esto viene al hilo de una noticia que leí hace unos días en esta casa sobre el radar que hay en la curva de Lecumberri, volviendo a Pamplona desde San Sebastián. Punto kilométrico 127 de la A-15, dirección sur.
Es el tercer radar que más multas pone de España: más de 60.000 al año. Es decir, 60.000 personas pasan por ese punto a mayor velocidad de la permitida por las autoridades y ninguna de ellas ha tenido accidente alguno. ¿Hace cuánto que no hay un leñazo reseñable en Lecumberri?
Los hubo, en el pasado, pero no por ir a 80 km/h, ni a 100 km/h, ni a 120 km/h, que cuando la autovía se inauguró ese era el límite de velocidad en ese punto. Los accidentes en ese lugar fueron por excesos, sí, pero físicos, no legales. Si intentas pasar a 180 km/h, la fuerza centrífuga te va a sacar de la curva y te vas a estampar.
Hace 30 años éramos administrativamente legales todos pasando a 120 km/h y hoy, con mejores coches, que llevan más controles de seguridad (tracción, estabilidad, frenos…), te crujen y te llaman poco menos que loco asesino si superas los 80 km/h.
Un radar que caza a mucha gente no está puesto ahí para la seguridad de nadie, solo para recaudar. Porque eso es, básicamente, un radar: un impuesto más. Más o menos, unos 500 millones de euros gana el Estado para sanidad, educación, las vacaciones a todo lujo en Lanzarote de Pedro Sánchez y sus amigos, que no sabemos cuántos son porque este dato lo considera el PSOE y sus socios secreto de Estado, también por tu bien, y para que sus ministros y asesores puedan poner pisos a putas.
Desengáñate, el Estado no mira por tu bienestar. Nunca entendí por qué le brearon tanto a Aznar por decir aquella obviedad de: ¿por qué tengo que presuponer que Txibite, Cerdán o Coronalzorriz conducen mejor que yo? A propósito de aquella publicidad de la DGT de “no podemos conducir por ti”, cuando seguramente conduzcan peor que la mayoría de nosotros.
El Estado mira por su propio bienestar, que básicamente es la pasta que gana de ti para enchufar a la señora y demás familia a mamar presupuesto público. Y eso es todo.