Santos Cerdán, de rey a buey
¿Merecerá la pena? Siempre me pregunto lo mismo cuando los ves caer. Cerdán, hasta hace unos meses, llevaba un tren de vida que, si no hubiera sido secretario de Organización del PSOE, nunca lo hubiera conseguido. Hizo buen negocio adosándose a Sánchez en aquel Peugeot que, por lo que cuentan, no era tal Peugeot ni iban tan tirados, que la pasta que ya manejaban, además de tener un dudoso origen, era gansa. Una extraña asociación, el Bancal de Rosas, se ocupó de los gastos de aquella campaña que devolvió a Sánchez a la sede socialista de Ferraz después de que el propio PSOE lo largara de allí de un día para otro de una patada en el culo.
Esta semana su tesorero estuvo declarando en el Senado. ¿Metió pasta el suegro de Sánchez, el de las saunas de putos, en esa asociación que recaudó 128.000 € para que Sánchez volviera a ser el mandamás del PSOE? “Ni confirmo ni desmiento”, confirmó el tesorero. Todo lo que rodea al sanchismo es turbio. El Bancal de Rosas: hasta el nombre suena a club de carretera con lucecitas.
El todopoderoso Cerdán, del ático en Chamberí, de vuelta al origen, a Milagro, paseado su careto caído por todos los telediarios. ¿Merecerá la pena? Pérez-Reverte cuenta que uno de los narcos mexicanos que conoció mientras se documentaba para escribir su novela La reina del Sur le aclaró este asunto: “Prefiero vivir cinco años como un rey a cincuenta como un buey”.
El socialista Cerdán, al menos, ha vivido como un rey ocho años, desde que su jefe Sánchez ganó las primarias a Susana Díaz y volvió a ser el dueño del PSOE el 22 de mayo de 2017.
El juez Puente le quita la prisión, pero le retira el pasaporte, le impone comparecencias quincenales y prohibición de salir de España. Sigue siendo sospechoso de cohecho, tráfico de influencias y organización criminal en el mayor caso de corrupción que ha tocado al PSOE en años. Y mientras tanto, en el Parlamento de Navarra, su partido —el mismo que lo tuvo de número tres hasta hace nada— se permite dar lecciones de ética.
Mientras la UCO señala que el origen de la trama de corrupción de Cerdán está en Navarra, Txibite se agarra al sillón beneficiándose de los pactos que negoció precisamente Santos Cerdán. Que parece que se olvida que Txibite es presidenta porque Cerdán vendió Navarra al partido de la ETA a cambio de los votos que necesitaba Sánchez en Madrid. Punto.
Sin Cerdán no habría gobierno de Txibite. Sin Cerdán tampoco habría sido alcalde de nuevo Asirón, apoyado por el PSOE en aquella moción de censura moldeada y bendecida, ahora sabemos, por la corrupción que se investiga de Cerdán eta compañía.
Mientras tanto, Unzu, la portavoz del PSOE en el Parlamento de Navarra, que sustituye a Coronalzórriz —que está retirado del foco cobrando su sueldazo de parlamentario foral socialista dos filas por detrás de Chivite—, tuvo los santos cerdanes de decir que “en este Gobierno no ha habido corrupción”. Pues más vale.