Urge un centro de menas en Alsasua
Cómo será el asunto para que la alcaldesa del PSOE de Marcilla salga públicamente —es decir, que lo habrá dicho en privado a la también sociata Txibite hasta aburrirse— a explicar que la situación en el pueblo con los menas es insostenible y que el centro donde están alojados debe cerrarse.
Estas cosas hay que saber leerlas, detenerse un poco, mirar el interlineado: “La convivencia está en riesgo”, afirma la alcaldesa sociata de Marcilla.
La convivencia está en riesgo… centrémonos ahí, para la cinta, saca el fosforito, el lápiz de bicolor. ¿Siguen los estudiantes subrayando apuntes? Qué desfase empiezo a llevar con la juventud.
Convivencia y en riesgo, palabras clave. ¿Por qué? Bienvenido al desierto de lo real, amadísimo lector. Ongi etorri a todos al Matrix del PSOE.
¿Qué sucede para que, en un pueblo de 3.000 habitantes, la convivencia se vea amenazada, esté en riesgo, por un centro de menas? ¿Qué ocurre? ¿Por qué ningún político del PSOE habla claro? ¿Tiene miedo la alcaldesa sociata de que le saquen, para amordazarla, la carta del racismo?
Aquí parece que hay un inmenso elefante en la habitación del que nadie quiere decir ni pío. Pues muy bien. Sigamos así, con mensajes eufemísticos, la convivencia amenazada y tal, por un demiurgo al que nadie se atreve a nombrar.
Yo lo único que tengo claro es que si estos centros fueran una bendición, los habrían instalado todos en zona aberchándal, pero, misteriosamente, en Alsasua —por decirte el epicentro del aberchandalato—, por ejemplo, no hay ninguno.
Ahora que van a tener una nave industrial vacía por La Barranca —jugada maestra lo de poner en los órganos de dirección de la empresa de autobuses a un asesino etarra—, pueden concentrar allí todos los que hay por Navarra: das trabajo a los parados de la carrocera y les enseñas a los alcaldes del PSOE cómo se convive con un centro de menas en paz y armonía.
Algún día, con esto de los menas, nos contarán quién está ganando pasta para aburrir, qué oenegés se están haciendo de oro y si hay conexiones con políticos progresistas o aberchándales en la lluvia de millones de euros, para “atenderlos”, con la que engrasan la cosa. Las consecuencias, que las sufra la ciudadanía, que lo aguanta todo, como el papel de cocina.
La mayoría de los menas acogidos en Navarra no vienen ni de países tercermundistas ni de países en guerra. Si el aberchandalato se enterara de que hay un grupo de menores euskadistanís no acompañados en un centro de Suecia o Dinamarca —países con más renta que Euskadistán—, ¿no tratarían de repatriarlos para que estuvieran en su lugar de origen, con sus cencerros en el culo, sus momochorros y no allí, lejos y solos, en una cultura que no es la suya?
Cuántas preguntas y yo qué viejo, como dice la canción socialista, compuesta en el Parador de Teruel, por Siniestro Total. Y eso es todo.