La historia de superación de José, de no tener 'papeles' a abrir un restaurante con éxito muy cerca de Pamplona
A sus 59 años, José Augusto Chiu Uzategi ha convertido su vida en un viaje gastronómico que ha finalizado muy cerca de Pamplona. Nació con la cocina en las venas y aprendió desde niño los secretos de los fogones de su madre, quien le enseñó a preparar recetas tradicionales con un toque especial.
Su establecimiento está muy cerca de otros negocios que hemos conocido en este apartado de comercio local, como es el caso de la pareja ucraniana de la tienda Nash Delikatessen o la ferretería José Antonio.
Desde los 21 años, José Augusto ha recorrido Sudamérica explorando sabores y perfeccionando su técnica, hasta graduarse en la Universidad Central de Venezuela en cocina internacional.
Cuando llegó a Navarra hace seis años, lo hizo sin papeles y con la incertidumbre de no saber si podría encontrar oportunidades en la hostelería. Su primer trabajo fue en la cafetería del panadero de Ultzama que dirige Ismael Oscoz en Huarte.
"Sin duda, hace uno de los mejores panes que se han preparado, y además, es una gran persona que me ayudó muchísimo al principio, cuando yo no tenía los papeles en regla", recuerda con gratitud. Aquella primera experiencia fue un trampolín: con el tiempo, ha abierto tres restaurantes más, que ha dejado en manos de su familia.
Hoy, tras años de esfuerzo y superación, junto a su hijo, Lousam José Chiu Cueva, de 37 años, está al frente de un pequeño local que ha conseguido un gran impacto. Es un sitio donde la tradición y la velocidad van de la mano, un lugar que ha sabido adaptarse a los cambios del sector con platos hechos al momento y una cocina sin descanso. Se trata de Perú Fusión 28, en Barañáin, a las puertas de Pamplona.
El restaurante es una auténtica mezcla de culturas que refleja su historia personal. "Mi padre es chino y mi madre peruana, pero mis abuelos eran vascos de Vitoria y italianos de Florencia. Llevamos la fusión en la sangre", cuenta con orgullo. Cada plato que sirven es una muestra de esa herencia: recetas peruanas con toques de otras latitudes que conquistan a quienes las prueban.
El local abre todos los días de 9:00 a 22:00 horas, sin pausa en la cocina. "La hostelería ha cambiado mucho, hay menos gente en los bares y muchos prefieren pedir desde casa", comenta.
Y es que el negocio ha sabido evolucionar: Perú Fusión 28 gestiona entre 30 y 40 pedidos diarios para llevar, sin perder la esencia del trato cercano. "Eso sí, quien viene al restaurante es bienvenido y lo atendemos con mucho cariño, pero la venta online es distinta. Venir a comer fuera ya es un gasto", reconoce.
Más allá de la rapidez con la que trabajan—el plato más complejo está listo en ocho minutos y el más rápido en solo dos—lo que más destaca es la calidad de sus ingredientes y el sabor auténtico de sus preparaciones.
"Lo que aquí llaman 'arroz chino', nosotros lo hacemos con nuestra propia salsa de soja artesanal", explica sobre su famoso arroz chaufa al estilo cantonés, preparado con pollo, cerdo, langostino y ternera. Otros imprescindibles son el ceviche peruano y la jalea mixta, una combinación de pescado y marisco rebozado con yuca y ensalada.
Su cocina ha atraído a clientes ilustres. "Hasta nuestro cónsul en Bilbao ha venido a probar nuestros platos", comenta con entusiasmo. También jugadores de Osasuna, equipo del que son socios, han visitado el local en busca de sabores diferentes. "Somos un bar pequeño, humilde y casero, donde la gente viene a probar algo distinto", concluye Chiu Uzategi.