José Miguel, a punto de jubilarse en el supermercado familiar de un pueblo de Navarra: “Me encanta mi trabajo”
El día comienza pronto en el supermercado Aliprox, una tienda que a simple vista parece pequeña, pero donde pasan muchas más cosas de las que se ven desde la calle. Detrás del mostrador está José Miguel Echeverría Velaz, un hombre que lleva media vida —y algo más— atendiendo a los vecinos, haciendo pedidos y saludando por su nombre a quienes entran a diario. Con él trabajan Ana Ganuza y Arancha Gutiérrez, el equipo fijo de una tienda tan familiar como constante en un pueblo de la zona media de Navarra.
El negocio tiene historia y la recuerda él mismo con una mezcla de cariño y asombro. Lo abrió su madre, Jerusalén Velaz, hace décadas en Artajona. “Compramos la casa ya que vivimos arriba hace 40 años, así que como unos 35 años, más o menos”, calcula mientras repasa mentalmente los primeros tiempos del local. Y añade que él lleva trabajando ahí “unos 34 años”, prácticamente toda su vida adulta.
Todo esto ocurre en un pueblo de unos 1.800 habitantes donde la palabra “supermercado” no termina de convencer a José Miguel. “Queda un poco grande esa palabra”, reconoce con humor. Para él, lo que gestionan cada día es “una tiendica grande”, de esas donde antes se vendían productos por cajas.
“Cuando abrimos te compraban una caja de aceite y ahora es impensable”, comenta recordando cómo han cambiado los hábitos de consumo. Hoy funcionan casi como los antiguos ultramarinos: tienen pan, fruta, conservas, prensa y un poco de todo para las necesidades diarias.
A sus 65 años, José Miguel tiene marcada una fecha en el calendario: el 6 de septiembre de 2026, justo antes de las fiestas del pueblo. Ese día podría llegar su jubilación. “Será el año que viene si Dios quiere”, expresa con serenidad.
Asegura que desconoce si habrá relevo en la familia porque sus hijos están ahí, “pero de momento esa es la fecha límite”. Aun así, no cierra ninguna puerta. “No lo tengo claro. Me encanta mi trabajo, porque lo he hecho toda la vida. No me supondría ningún problema seguir. No envidio para nada a los de mi edad que se jubilan y estoy muy bien de salud”, afirma.
El Aliprox abre todos los días de la semana, incluidos domingos, algo poco habitual en pueblos pequeños. Solo cierran en Navidad y Año Nuevo, una rutina que se reparten entre Ana y Arancha, especialmente los fines de semana y las tardes. Esa constancia hace que muchos clientes consideren el lugar casi una extensión de su casa.
La vida de José Miguel no ha sido solo comercio. Antes de ponerse la bata de trabajo jugó al fútbol, llegando a militar en Osasuna Promesas cuando el equipo estaba dirigido por Pedro Mari Zabalza. Todavía recuerda su primera entrevista. “Me la hizo Don Goyo, después de marcar dos goles, en la entonces Radio Requeté de Navarra en Pamplona”, evoca con orgullo deportivo.
La otra figura imprescindible detrás del mostrador es Arancha Gutiérrez, de 48 años, natural de Tafalla y casada en Artajona. Lleva “25 años trabajando en el supermercado”, algo que resume con dos palabras: “media vida”. Asegura que trabajar en el pueblo es “un lujo”, especialmente por la cercanía con los vecinos. Su jornada va de 8:30 a 13:30 por la mañana y de 18:00 a 20:00 por las tardes.
Arancha describe con cariño el ambiente del local. Para ella, no es un trabajo cualquiera. “Es una tienda de pueblo donde vienen todos los días los mismos. Es trabajar con amigos. Conozco a todo el mundo: sus gustos, sus manías… sabes lo que te van a pedir cada uno”, cuenta mientras atiende. Como José Miguel, recuerda que solo cierran el 1 de enero y el 25 de diciembre, una costumbre que ya forma parte de su vida.
Sobre el futuro del negocio, Arancha tampoco se cierra puertas. “Yo sí que me animaría”, reconoce, aunque matiza que tiene “cuatro hijos” y habrá que ver cómo se dan las circunstancias. Por ahora disfruta de su trabajo y de poder hacerlo sin necesidad de coche.
También se siente especialmente unida a la gente mayor del pueblo. “Me gusta ayudarles. Muchas veces haces la compra con ellas y, si hace falta, les llevas la compra a casa porque son clientes de toda la vida”, explica.