COMERCIO LOCAL

Comer en la plaza de un pueblo sin salir de Pamplona: la nueva vida de éxito de Kaleangora

Vicente Iriarte, en la Sidrería KaleanGora, situada en la calle Tajonar número 29 de Pamplona. IÑIGO ALZUGARAY
Asentada en la restauración pamplonesa, Kaleangora aúna lo mejor de las sidrerías y de los asadores junto al centro de la capital navarra.

Lo mejor de una sidrería y lo mejor de un asador en un solo local. La apuesta de Sidrería Kaleangora es sin duda por la calidad de sus productos, y si a eso se le une lo acogedor del local y lo entrañable de su decoración, el resultado es el de un establecimiento en el que "el que prueba, repite".

La historia de Kaleangora tal y como la conocemos en la actualidad parte del año 2014 cuando Vicente Iriarte retoma el negocio en la calle Tajonar, 29. El local había permanecido algunos años cerrado, e Iriarte ilusionado con el proyecto, decidió reabrirlo al público. En su mente, desde el comienzo, figuraba imprimirle su sello personal. "Esto no es una sidrería como las guipuzcoanas, que abren tres meses y tienen el menú cerrado. Aquí tenemos que vivir todo el año", asegura, de manera que además de "sidra y chuletón" había que ofrecer algo más".

Y lo primero que ofrece es un ambiente acogedor. La sensación de los clientes es lo más parecido a estar comiendo en la plaza de algún pueblo perdido en cualquier frondoso valle del norte de Navarra. No falta la balconada del ayuntamiento ni el frontón y las paredes están decoradas con paisajes casi bucólicos.

Como buena sidrería que es, dispone de ocho 'kupelas' de sidra. Trabajan exclusivamente con la marca Zapiain, la casa más reconocida en el mundo de la sidra vasca. Los toneles están apartados del comedor, donde no sólo se pueden degustar las distintas sidras, sino que está así pensado para que "los comensales puedan socializar, tanto si han venido juntos a comer, como si no".

Como es habitual en las sidrerías, las mesas son grandes y macizas, con bancos corridos para sentarse, aunque Iriarte siempre antepone la comodidad de los clientes a hacer una buena caja apiñando a gente en las mesas.

Son pequeños detalles que ayudan a lo que verdaderamente ha dado fama al lugar: la calidad de los productos. Es una sidrería, y por lo tanto, el rey es el chuletón. "Me gusta trabajar con la vaca frisona, que tiene un 60 por ciento de grasa infiltrada y le da un sabor realmente especial a la chuleta", afirma. El grosor de los cortes de carne "tiene que ser el adecuado. No la cortamos ni muy gruesa ni muy fina" -sostiene- "y le damos la máxima importancia al proceso, desde que compramos la carne, hasta que la servimos, porque ponerla en las brasas también tiene su dificultad y requiere de experiencia".

Sidrería KaleanGora, situada en la calle Tajonar número 29 de Pamplona. IÑIGO ALZUGARAY

Como sidrería que es, no pueden faltar los chorizos a la sidra, aunque también es muy importante el bacalao. "Tenemos nuestro proveedor de confianza y nuestros trucos en la cocina", dice. No en vano, la tortilla de bacalao es otra de las estrellas de la casa. "Siempre hacemos la tortilla con las colas de bacalao, porque son más gelatinosas y dejan la tortilla más jugosa".

Y por supuesto, los lácteos. "En una sidrería es fundamental tener un buen queso para terminar la comida. También una buena cuajada", explica el propietario.

Podría ser suficiente para satisfacer los paladares más refinados, pero en Kaleangora siempre han buscado "un punto más". "Hemos apostado fuerte por el jamón ibérico, el auténtico -matiza-, por las gambas de Huelva y el pulpo a la brasa; y están funcionando muy bien desde hace varios años. 

Además, en Kaleangora dominan el horno, tanto para pescados, donde no falta el cogote de merluza, el rapito, el besugo o el ajoarriero; como para carnes, donde además de la chuleta encontramos lechazo de Aranda, solomillo de ternera, estofado de toro o secreto ibérico.

Sidrería KaleanGora, situada en la calle Tajonar número 29 de Pamplona. IÑIGO ALZUGARAY

Y por supuesto, los postres, todos ellos caseros. Además de los clásicos queso con membrillo y nueces y la cuajada, no pueden faltar la Goxua, la tarta de queso, los canutillos de hojaldre, el brownie o el sorbete de limón al cava.

También impresiona su amplísima bodega, con casi 50 referencias de tintos rosados, blancos y cavas de las denominaciones Navarra, Rioja y Ribera del Duero; todos ellos de excelente calidad.

Si a todo esto se le suma la facilidad de aparcamiento en las inmediaciones, la cercanía al centro de Pamplona y los precios competitivos de su carta, Kaleangora ha conseguido hacerse un hueco entre los pamploneses "y también entre muchos de los que visitan la ciudad y leen las reseñas que nos dejan en las plataformas de opiniones".