Navarra

Los dos curas africanos que dan Misa por los pueblos de Navarra cada domingo: “Es una experiencia muy bonita”

Ezekiel Oiseh y Vida Najomo Marcel en el pórtico de la iglesia de San Esteban en Murieta. Navarra.com
"La semana pasada estuve en Peralta y Funes. Nos recibe muy bien la gente y son amables, simpáticos. Nos dicen que volvamos", aseguran.

Los domingos, a la hora de la misa, los bancos de las iglesias de muchos pueblos de Navarra se llenan de rostros agradecidos. Frente a ellos han destacado últimamente dos sacerdotes jóvenes que han llegado desde África para mantener viva la celebración de la Eucaristía, que por falta de sacerdotes podría apagarse en algunas localidades.

Los vecinos de Pamplona Ezekiel Oiseh, nigeriano de 39 años, y Vida Najomo Marcel, camerunés de 33, se han convertido en protagonistas inesperados de las celebraciones religiosas en la comunidad foral.

La escasez de vocaciones ha transformado por completo la vida parroquial en los pueblos pequeños. Ya no queda aquel cura de cada pueblo que acompañaba cada bautizo, boda o funeral. Ahora, como recuerdan los vecinos, “solo hay uno para todo el valle y a este paso los funerales habrá que hacerlos solo los domingos, que es cuando puede venir el sacerdote”. En este contexto, la llegada de los dos religiosos africanos se ha vivido como un regalo.

El arzobispado de Pamplona y Tudela ha tenido que recurrir a la ayuda de sacerdotes extranjeros para garantizar la atención religiosa. Y lo que antes era un viaje de ida —con misioneros navarros rumbo a África o América— se ha convertido en un camino de vuelta: ahora son ellos quienes llegan a Navarra para dar la misa.

El pasado domingo, tras celebrar la eucaristía a las 13 horas en Murieta, Ezekiel y Marcel se desplazaron en coche hasta Urbiola para recoger a otros compañeros que también habían repartido sacramentos en los pueblos del valle. La escena refleja la realidad de muchas parroquias, en las que la población envejecida sigue esperando con ilusión el repique de las campanas de la iglesia que llaman a Misa.

Con apenas un año en España, Ezekiel no ha tardado en hacerse un hueco. “Llevamos así desde hace un año. La experiencia es muy bonita. Me gusta mucho estar en los pueblos pequeños de Navarra. La semana pasada estuve en Peralta y Funes. Nos recibe muy bien la gente y son amables, simpáticos. Nos dicen que volvamos".

"Me encanta la experiencia de ir a los pueblos los fines de semana, si Dios quiere”, relata con una sonrisa. Vive en Pamplona, aunque reconoce que la diferencia con la ciudad es enorme: “En el pueblo la gente te da más cariño, es un contacto más cercano y hablan mucho con nosotros. Me gusta mucho”, recalca el religioso.

La historia de Marcel es distinta, aunque igual de cercana. Llegó en 2014 como seminarista a Pamplona, donde pasó cuatro años estudiando teología en la Universidad de Navarra. Después regresó a Camerún y se ordenó sacerdote en 2018. En 2022 volvió a España, esta vez a Plasencia (Extremadura), y este verano ha retornado a Pamplona, el lugar en el que se formó: “Venir aquí es como volver a casa, donde me he formado. Es como devolver lo que me han dado”, confesó.

Ezekiel Oiseh y Vida Najomo Marcel en la iglesia de San Esteban en Murieta. Navarra.com

Él también disfruta con las celebraciones en pueblos pequeños. “Antes hemos ido a Ancín y les he dicho a los que van a misa que son los valientes del pueblo. Hay que animar a los familiares que vengan a ver a los abuelos en el pueblo. Todos tenemos pueblo. Es una experiencia bonita. No me molesta, me gusta”, explicó. Durante estas semanas ha visitado lugares como Murieta, Villamayor de Monjardín, Zabaldika, Iguzkiza o Irache, donde siempre se ha encontrado con acogida.

Marcel reconoce que los feligreses valoran mucho la presencia de sacerdotes jóvenes. “Primero está la gratitud de que vengan sacerdotes porque hay una crisis vocacional y hay curas bastante mayores. España mandó misioneros a nuestra tierra y ahora cosechan lo que han sembrado. Ahora venimos aquí a evangelizar y eso demuestra que esa semilla ha dado fruto”, reflexiona.