Sociedad

Miguel, el pamplonés que se jubila después de casi 40 años en el colegio de los Maristas

Miguel Guelbenzu, delante del antiguo colegio de los Maristas en Pamplona. Navarra.com
Ha sido profesor de informática hasta final de curso y se lleva un gran recuerdo de su larga etapa dando clases.

Miguel Guelbenzu Fernández es un pamplonés "de toda la vida, siempre en la calle Amaya" que acaba de cumplir los 63 años y a final del mes de junio ha dado la última clase de informática a sus alumnos en el colegio de los Maristas en Sarriguren, después de 39 años.

"Ya tengo los años cotizados. Llevo 39 años en Maristas y algunos más en el Ministerio de Hacienda en Pamplona. En total son 41 o 42 años. Podía seguir algo más pero prefiero disfrutar de la vida y tener calidad de vida".

Los últimos días de clase "fueron un poco distintos a otros tal vez por los nervios y por los alumnos, que este año han sido más complicados con 15 y 16 años en cuarto de la ESO. Me gusta mucho lo que hago pero ya son muchos años y se necesita un descanso".

A partir de ahora, "quiero tiempo para mi. Me gustaría escribir algo porque me gusta. Tranquilidad y conforme vengan las cosas iremos viendo. No lo tengo muy pensado.", explica Miguel Guelbenzu. 

Su llegada al colegio de Maristas fue totalmente improvisada: "Fue una cosa muy curiosa. Yo entrenaba a basket en Escolapios. Mis amigos entrenaban a baloncesto en Maristas y pasé a entrenar con ellos. Los frailes me vieron entrenar en el patio y se enteraron que había estudiado informática, algo que no se daba en ningún colegio en el año 1984, y me pidieron que diera clases".

"Estuve un año dando extraescolares, creo que fue para ver si funcionaba bien o mal, y desde entonces entré fijo. Además, yo compaginaba  trabajo en el Ministerio de Hacienda por la mañana en la calle General Chinchilla. Salía a las tres de la tarde y media hora más tarde empezaba en Maristas. Mal comiendo y corriendo, pero bueno. Lo he pasado muy bien".

Empezó a trabajar con solo 22 años: "Los primeros alumnos que tuve apenas les pasaba diez años de diferencia. Asegura que su asignatura de informática nada tiene que ver ahora con lo que era antes: "Avanza mucho más rápido de lo que podemos enterarnos o estudiar. Cuanto más aprendes, más hay que aprender. Ya es hora da dar paso a otros profesores más jóvenes. Lo hemos pasado muy bien", señala Guelbenzu.

En cuanto al traslado del colegio Maristas desde el segundo Ensanche de Pamplona al nuevo de Sarriguren, lo ha explicado así. "A mi me costó un poco porque venía andando en solo siete minutos de casa por la mañana, pero luego las instalaciones son otro mundo. Todo preparadísimo. Cada clase con su pizarra digital... Una auténtica maravilla".

No obstante, Miguel Guelbenzu siente un poco de nostalgia con el anterior colegio: "Era otra cosa. No sé si es una cosa romántica. Antes estaban todos los hermanos Maristas con los que nos llevábamos muy bien y ahora no hay ninguno que de clase. Están viviendo en un casa. El ambiente es diferente. Es mucho más frio que antes", relata.

El balance final de sus 39 años en Maristas es para él magnífico. "Uno no aguanta 39 años en un sitio si no está muy bien. El director con el que entré, que ahora está en Lardero, me dijo que algo hicimos bien si has estado tanto tiempo en el colegio. Me siento muy contento, satisfecho, y reconocido".

Entre las aficiones de Miguel Guelbenzu están el baloncesto y la aviación. Ha escrito dos libros sobre ello: "El primero se titula 'Leoncio Garnier, pionero de la aviación'. Es un piloto francés que sus primeros vuelos los hizo en Pamplona en 1910 en el primer aeropuerto que hubo en España en el Soto de Aizoáin. Ha gustado mucho en la fundación infante de Orleans en Madrid".

El otro libro que ha escrito es la segunda parte de la historia de la Federación Navarra de Baloncesto, coincidiendo con el 75 aniversario de la misma. "Había una primera parte con los 60 primeros años que lo hizo José Mari Muruzábal y yo hice la segunda parte que se llama igual 'Historia de un proyecto compartido II'.

Miguel Guelbenzu también tiene muy estudiados los bombardeos que sufrió Pamplona y otras localidades de Navarra durante la guerra civil española "que puede ser el siguiente libro que escriba. Lo tengo todo estudiado con las fechas y listas de todos los muertos que hubo", concluye.