EH Bildu acusa a UPN de victimismo mientras trata de apropiarse de las fiestas de Estella
La izquierda abertzale lanza ataques contra la alcaldesa por suspender la bajadica, critica la ausencia de euskera y exige "desjudicializar las fiestas".
EH Bildu ha vuelto a atacar al equipo de gobierno de UPN en Estella-Lizarra, esta vez a cuenta de las fiestas patronales, con un discurso que mezcla victimismo, exigencias unilaterales y autocomplacencia. En un comunicado emitido este jueves 8 de agosto, la coalición abertzale ha acusado a la alcaldesa de crear un “marco de victimización” tras suspender la bajadica, que ha generado controversia desde hace semanas por el uso partidista y politización de un acto tradicional e histórico como es la bajadica del Puy.
A pesar de no formar parte del equipo de gobierno, Bildu se ha erigido en portavoz de “la ciudad excluida”, acusando a UPN de querer dejar fuera de las fiestas a una parte de Estella. Todo ello mientras apoyan actos paralelos, sin consenso ni autorización, y exigen impunidad para los saboteadores de las fiestas.
EH Bildu ha llegado incluso a criticar que el programa festivo tenga poca presencia de actividades en euskera, un argumento que repiten año tras año sin tener en cuenta ni la demanda real ni la realidad lingüística de la ciudad. Además, han acusado al equipo de gobierno de “incapacidad para llegar a acuerdos” en relación con la ubicación de las txosnas, demostrando una vez más que es o lo que Bildu y sus acólitos quieren o nada.
Como guinda a su declaración, exigen una vez más que se retire la acusación municipal contra 27 personas implicadas en el boicot a la bajadica del Puy del año pasado, saltándose las normas y la organización oficial. Es decir, piden desjudicializar procesos iniciados por posibles ilegalidades, al mismo tiempo que reclaman diálogo a quien cumple y hace cumplir la ley.
El intento de convertir una celebración popular en una herramienta política no es nuevo para EH Bildu, que vuelve a utilizar las fiestas como escenario de confrontación. En lugar de arrimar el hombro y contribuir al ambiente festivo de todos los vecinos, se aferran al relato de la exclusión para encubrir una estrategia de polarización que, una vez más, resquebraja la convivencia.