El singular fotógrafo Félix Aliaga, con arte y alquimia, convertía sus copias de papel en únicas e irrepetibles
Félix Aliaga Saénz (Ezcaray 1921, Pamplona 1995) fue un polifacético artista que desarrolló sus inquietudes estéticas y creativas a través del dibujo, la viñeta, el esmalte, la fotografía y la pintura. De profesión farmacéutico, en todas las actividades que desarrolló, profesionales y artísticas, demostró ser inquieto, activo y prolífico.
Durante la Guerra Civil obtuvo el título de perito comercial en San Sebastián, años en los que se dio a conocer como dibujante y viñetista, con el seudónimo Felines, en la revista Misión y en El Pensamiento Navarro. Mientras estudiaba Farmacia en Madrid, firmó con el mismo seudónimo asiduas colaboraciones como viñetista en diversas revistas como Semana y Dígame.
Su técnica pictórica se forjó en la academia del gran pintor navarro del momento Javier Ciga, por la que también pasaron otros dos fotógrafos: Nicolás Ardanaz y Pedro Mari Irurzun. En 1949 se casa con Ma Jesús Pérez Daza con la que tendría cinco hijos.
Al comienzo de los años 50, se inicia como esmaltista artístico. De las artes de esmaltado, el más complejo es el denominado esmalte campeado o alveolado (champlevé); consiste en realizar, mediante buril, un excavado -llamado alvéolo- de la plancha de metal donde se aloja el esmalte para ser cocido en horno a altas temperaturas. Aliaga utilizaba planchas de cobre en las que excavaba el alvéolo químicamente con ácido sulfúrico. En marzo de 1956 presentó una exposición, en la sala de García Castañón, de 24 esmaltes en su mayoría de tema religioso.
Como farmacéutico ejerció en variadas parcelas profesionales: director técnico de almacén farmacéutico Ezcurra y Lizasoain y del Laboratorio Veterinario Pío Ezcurra; desarrolló fórmulas de pienso compuesto para fabricarlas industrialmente, como socio, bajo la marca Ponecón; regentó dos oficinas de farmacia hasta que consiguió una en propiedad en la calle Leyre de Pamplona; acabó su vida profesional como analista en el laboratorio del Ambulatorio Solchaga (actual San Martín) de la Seguridad Social.
La oficina de farmacia de la calle Leyre, cuyo interiorismo y muebles fueron diseñados completamente por Félix Aliaga, cobró un gran significado para su desarrollo artístico. En las horas muertas, muy especialmente las guardias -en los años cincuenta eran de 24 horas cada 8 días-, aprovechaba para realizar todo tipo actividades: confeccionar esmaltes; pintar cuadros; y retocar o montar fotografías para enviar a concursos.
Aquella farmacia era además un centro de reunión del mundillo del arte pamplonés relacionado con la pintura y fotografía. Punto de encuentro, no oficial, de la Agrupación Fotográfica y Cinematográfica de Navarra (AFCN) por la que pasaban distintos socios en donde se organizaban improvisadas tertulias mientras despachaba receta y receta.
Fumador compulsivo, aunque reconocía no tragar el humo, tampoco apuraba los cigarrillos, tenía un cenicero rebosante de ceniza en el que convivían colillas y cigarrillos sin consumir. Le recordamos siempre con un lápiz o un rotulador en el mano, listo para dibujar o escribir.
De todas las actividades artísticas desarrolladas por Félix Aliaga la más reconocida es la fotográfica, sus copias dieron la vuelta al mundo. Como la mayoría de los fotógrafos, se inició haciendo fotos familiares, su primera cámara fue una Kodak Retina. Tras su ingreso en AFCN en 1967 con el número de socio 393, comienza una intensa producción de fotografías artísticas, participando en los concursos sociales mensuales, las controvertidas “picotas” de blanco y negro, y color-diapositiva.
Ocupó la vicepresidencia de la AFCN en el tiempo del cambio de sede de la inhóspita buhardilla, involucrándose en la compra del piso de la calle Zapatería 42 y en su reforma. Para la agrupación puso en marcha las primeras monográficas de fotógrafos consagrados. Durante unos años se encargó del boletín, en el que firmaba sus colaboraciones con el seudónimo OVNI que era, a su vez, su lema para los concursos. Desde entonces, con el mismo seudónimo, firmó todas sus colaboraciones en prensa en El Pensamiento Navarro y Aragón Exprés.
Siendo responsable del boletín, la autoridad impuso a la AFCN una fuerte multa de 5.000 ptas. por haber publicado en la portada (n. 194 octubre 1971) el cuarto premio del Salón Latino, foto de Laurent Biancani titulada Face à face –una mujer desnuda con un perro-. La autoridad franquista la calificó de inmoral y no sirvieron ni recursos, ni apelaciones.
Luchó desde las páginas del boletín contra la picaresca de los concursos nacionales en los que imperaba la hojalata exigiendo “fotos rigurosamente inéditas” o aquellos que eran un señuelo para comprar “fotos a precio de miseria” en cuyas bases se permitían comprar a “valor material”. Félix Aliaga escribió a un concurso para renunciar al premio en estos términos: “dicho de otra manera, prefiero la foto que el trofeo”.
Desengañado de la concursística nacional, se lanzó a la frenética actividad de participar en concursos internacionales; el reconocimiento y los éxitos vinieron de Japón, China, EE UU, Gran Bretaña, Sudáfrica, Australia y un largo etcétera. En 1974 fue distinguido APCKBC como “ASSOCIATE” de la Academia de Vietnam KBC. La Fédératión Internationale de L’Art Photographique (FIAP): en 1977 le otorga la distinción AFIAP (Artiste FIAP); y en 1981 eleva el honor a EFIAP (Excellence FIAP).
En 1976 fue elegido entre los 10 foto-maestros para la exhibición itinerante por varias ciudades de la antigua URSS. Parte de su obra está depositada en el Museo de la Fotografía Réattu de Arlès (Francia), Museo Francés de la Fotografía, Museo Wellington Lee de Nueva York y en el Museo de la Australian Photografic Society.
Hagamos un repaso de algunas fotografías más icónicas de Félix Aliaga y de las técnicas empleadas. Los hippies (Foto 04) de 1968 fue uno de los primeros éxitos con publicación en Arte Fotográfico (AF) y Las manos (Foto 05) de 1969. Son dos ejemplos de sus reportajes en la plaza del Castillo de los visitantes de esos años a los Sanfermines.
Aliaga pronto abandona la ortodoxia fotográfica, para utilizar en sus fotografías todo tipo de técnicas y experimentos con los que recreaba la realidad que proporciona la cámara. En una entrevista dejó clara su “regla de oro” a la que fue fiel: “Pienso que en fotografía como en todo arte, la persona que se dedica a ello, debe intentar poner un poco de su personalidad en lo que hace… En fotografía artística lo importante no es ajustar la realidad tal como el fotógrafo la ve, sino tal como la quiere ver. Eso se puede aplicar a retratos, paisajes, etc.”.
El primer truco que utilizó fue crear un granulado artificial, sobre el positivo, con un resultado parecido a nieve. Consistió en una trama fabricada con un papel celofán al que había pulverizado minuciosamente pequeñas gotas de tinta china. El celofán lo montaba sobre un bastidor de madera que colocaba por encima del papel fotográfico a la hora de positivar.
Su fotógrafo de referencia fue el norteamericano Man Ray, padre de las solarizaciones. Inspirado en los rayogramas de este autor, Aliaga realiza diversas obras para obtener una imagen, sin negativo o en combinación mixta, directamente sobre papel fotográfico al exponer a la luz blanca.
El Rey (Foto 07) que posteriormente utilizó como tarjeta de felicitación de la Navidad de 1972, rebautizándola El Rey Baltasar, es un rayograma compuesto con distintos elementos (pinzas, horquillas, abrebotellas, cerillas…) directamente sobre papel fotográfico. Ha nacido una estrella (Foto 08), es una imagen mixta, en la que impresiona una fotografía combinada con una estrella de cartón y una cuerda.
Para realizar Monojo (Foto 09) impregnó la cara y el pelo del modelo con un aceite solar, luego pegaba el papel fotográfico a la cara del modelo para traspasar el aceite solar, tras positivar el ojo y protegerlo, exponía a la luz blanca el resto. Se publicó en el ejemplar n 6 de Nueva Lente de marzo de 1972, “El ojo de Félix Aliaga consigue recuperarnos de algún sueño hipnótico olvidado”
Aliaga confesó en una entrevista que su obra más querida era El hombre del paraguas (Foto 10) afirmando “no ha tenido ningún premio, pero me inició en el invento de la ‘lunarización’ y más tarde en las otras técnicas especiales”. Lo que denominada ‘lunarización’ consistía en hacer una solarización en la que incorporaba un objeto circular asemejando a una luna llena cuyo resultado es una imagen onírica.
La prensa local le dedicó distintos apelativos como “boticario-artista”, “boticario-fotógrafo” y por todas las técnicas que utilizaba “hombre de laboratorio”. Al respecto declaró que “El laboratorio es importante, pero no lo más importante que en mi opinión es la elección del tema, punto de vista, encuadre, enfoque, etc. En resumen: cazar la foto. Luego en el laboratorio, se le puede buscar distintas soluciones, pero siempre partiendo de la materia prima que es el cliché… si no hay cliché no hay nada que hacer”
La mayoría de las técnicas comenzaban con un contratipo o cliché de líneas. Algunas fotos son creadas por un negativo y su copia invertida resultando una simetría especular como La Yunta (Foto 15) que utilizó para el cartel de la exposición de 1975. En algunos casos, utilizaba el reductor de Farmer (ferricianuro potásico y tiosulfato sódico) para aminorar la densidad de algunas fotos.
Sin embargo, donde demuestra su maestría es en el retoque, principalmente con tintura de yodo sobre el positivo, dándoles un aspecto completamente diferente al original. Indudablemente su mano de pintor era decisiva, como se puede apreciar en los reflejos de muchas de sus fotografías como: el paisaje Escó (Foto 13), el retrato de Rosanna (Foto 14) e incluso El pastor (Foto 16).
De esta foto, contó la historia en una entrevista: “A El pastor le tengo un especial afecto, ya que es la obra que más éxitos me ha proporcionado: ha sido publicada en anuarios y catálogos de los cinco continentes… Hice la toma en Pancorbo… en una pequeña loma dentro del mismo pueblo. Me tiré al suelo para tomar más horizonte y evitar las casas… No llevaba parasol y puse la mano cuya marca quedó en una esquina del cliché… se me olvidó en el archivo”
En 1971, preparando el concurso Meisterfotos de la revista alemana Hobby, uno de los tres temas obligados era “cuando comienza el día”, recurrió al negativo olvidado en el archivo. Metido en experimentos logró ese halo especial que autodenominó “Efecto Aliaga”, titulando la foto como el tema Cuando comienza el día. Fue seleccionada entre 10.000 fotos y publicada a doble página en el Meisterfotos Folge.7 de 1972, con una tirada de 3,3 millones de ejemplares. La técnica empleada era una semisolarización con papel ultraduro de Agfa Brovira N.6, dejando escurrir la foto por un tiempo en un plano inclinado, tal como desveló en Hobby.
El pastor obtuvo el tercer premio del Negtor-72, cuyo primer premio fue para Pio Guerendiáin con El reto . Aliaga no pudo conseguir una copia perfecta de su efecto en el que empleaba papel Agfa, pues el Negtor exigía competir con un papel de su marca. Es preciso recordar que el premio Negtor era el más prestigioso de los galardones nacionales de fotografía, se trataba de un concurso de concursos; es decir, era requisito haberse calificado previamente en otros concursos.
De todas formas, El pastor no fue todo un camino de rosas, surgió la polémica, y en especial en la propia AFCN, para no otorgar la paternidad a Félix Aliaga del efecto del halo de la foto, buscaron el subterfugio de denominarlo “efecto ráfagas”. En honor a la verdad, de los que después practicaron esa técnica no pudieron competir ni en atractivo, ni en repercusión con El pastor, que fue admirado mundialmente.
Félix Aliaga sin dejar la fotografía todavía encontraba tiempo para pintar. Aunque practicó el óleo, en la mayoría de sus cuadros utilizaba pintura acrílica. En enero de 1974 presentó su primera exposición de pintura en la sala de García Castañón. Al respecto de ese evento, declaró en prensa “la pintura es la culminación de todos mis hobbies anteriores. En realidad, siempre he tenido ganas de realizarla, pero debido a mi profesión y a los problemas familiares he estado siempre muy ocupado”.
Reconoció no estar interesado en exponer su obra fotográfica en Pamplona “No me interesa, porque soy suficientemente conocido internacionalmente”. A pesar de estas palabras, en julio de 1975 presentó en la Sala de Cultura de la Caja de Ahorros de M. de la Patria (actual Castillo de Maya), su primera exposición individual de fotos en Pamplona. La segunda fue post-morten en noviembre de 2001 en la Fotogalería Iruña del Hotel Maisonnave organizada por Patxi París.
Aunque fue muy intensa su creatividad fotográfica no duró más de 8 años. A partir de 1980, sin concursar, fue dejando paulatinamente la fotografía, como ya había anunciado, para dedicarse por completo a la pintura. Ahora bien, siempre tuvo presente sus fotografías que, con combinaciones de reprografía y pintura, les dio su visión personal como el caso de la portada de Pregón Siglo XXI (Foto 17)
Nunca faltaba a los Carnavales de Lanz, allí acudía con su cámara todos los años, como dejó escrito “Tengo miles de fotos de esta ancestral fiesta; fotos que no he intentado mandar a concurso alguno pues dudo que esto pueda gustar a los jurados”.