El dardo del Obispo de Pamplona a los políticos de Navarra: "Me ha quedado una espina clavada"
Florencio Roselló, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, ha planteado este domingo una idea que se ha quedado sobre la mesa: un “jubileo de los políticos”. Lo ha dicho en la homilía de la misa celebrada en la Catedral de Pamplona, con la que se ha cerrado el Jubileo de la Esperanza celebrado durante este año en la diócesis.
El arzobispo ha explicado que le habría gustado convocar ese jubileo específico para la clase política. “Me ha quedado una pequeña espina clavada”, ha reconocido. Ha añadido que lo ve "necesario" y que podría haber dado frutos positivos de dialogo, entendimiento, tolerancia. "No lo vi claro y no me atreví a convocarlo. Me queda esa pequeña deuda", ha dicho.
Roselló ha enmarcado esa reflexión en un llamamiento a la esperanza “en un mundo de desesperanza, de guerras y conflictos”. En su mensaje, ha defendido que “la esperanza no es ausencia de problemas, sino fortaleza para enfrentarlos”.
El arzobispo también ha asegurado que, durante este jubileo, se ha visto que “en una sociedad navarra muy polarizada en temas sociales y políticos, todavía ha quedado lugar para la esperanza”. Según ha subrayado, “no se ha puesto límite ni veto a nadie” y las puertas de las dos catedrales han estado abiertas a quienes han querido acercarse.
En ese repaso, ha citado una amplia presencia de grupos diocesanos que han participado en el Jubileo: catequistas, vida consagrada, monaguillos, scouts, sacerdotes, diáconos, seminaristas, profesorado de religión y de colegios diocesanos, teólogos, apostolado seglar, adoradores nocturnos, misioneros, jóvenes, familias, colegios diocesanos y enfermos, entre otros.
La “sorpresa positiva”, ha dicho, ha sido la llegada de colectivos que no suelen participar como gremio en actividades diocesanas. Ha mencionado a carpinteros, ingenieros, filósofos, humanistas, labradores, ganaderos, arquitectos, universitarios, fuerzas armadas, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, músicos, deportistas, poetas, escritores, abogados y el mundo de la justicia.
Con esa experiencia como telón de fondo, Roselló ha invitado a la diócesis a “seguir cultivando la esperanza en nuestra vida espiritual y en nuestra vida social”. Y ha advertido del “demasiado ruido” que ve en la sociedad, con enfrentamiento político, guerras, pobreza, migraciones, víctimas de trata, hambre, enfermedad. A su juicio, las comunidades deben ser espacios donde se pueda “respirar confianza, acogida y futuro”.