La Óptica Aros ha empezado a vivir estos días una cuenta atrás muy especial en un pueblo de Navarra. Tras 36 años de trabajo, el comercio ha puesto fecha al cierre: el 30 de diciembre bajará la persiana para siempre. El motivo ha sido la jubilación de sus propietarios, que han decidido cerrar esta etapa sin relevo.
La tienda está en Tafalla, en la calle Recoletas 1, y afronta la despedida con un goteo constante de vecinos que han entrado solo para saludar. En el local, el ambiente ha sido el de las últimas veces: las últimas revisiones, las últimas conversaciones y los últimos “hasta siempre”.
Detrás del mostrador han estado Javier Iturralde Mendivil, natural de Falces, y su esposa, también óptica, Teresa Valencia Ponce. Han trabajado en Tafalla desde 1989 y, desde el año 2000, han atendido en el local donde han estado ubicados actualmente, con la ayuda de Amaya Pérez.
Iturralde ha cumplido 67 años y ha explicado que se jubilará en diciembre, hasta el mismo 30 de diciembre. Al hablar del cierre, ha dejado una frase que ha resumido el vínculo con el negocio: “Es como si fuera un hijo”. Y, al mismo tiempo, ha asumido el cambio: “Pero hay que cambiar y vivir”.
El motivo principal del adiós ha sido la falta de relevo generacional. “Ha venido alguno, pero por ahora no ha venido nadie para un traspaso”, ha señalado. También ha reconocido que el mensaje más repetido por la clientela ha sido una especie de súplica: “Nos dicen que no cerremos, que tienda que se cierra es tienda que ya no se abre”.
En estos últimos días, el cierre se ha notado en cada detalle. “Los clientes nos dicen que les da mucha pena. Vienen a despedirse”, ha contado. La escena se ha repetido una y otra vez: gente que entra para dar la mano, para agradecer tantos años y para dejar algún gesto de cariño. “Nos traen flores, nos traen chandríos”, ha relatado, con esa mezcla de emoción y rutina que solo se ve cuando un comercio forma parte del barrio.
La óptica ha sido, además, un lugar de encuentros de varias generaciones. “Conocemos a mucha gente. Hemos conocido a padres, hijos, y nietos pequeños”, ha explicado Iturralde, que ha visto cómo muchas familias volvían al mismo establecimiento con el paso del tiempo.
La despedida también ha tenido mucho de conversación espontánea. “Entran clientes continuamente para saludar: ‘Adiós Javier, venimos a despedirnos’, ha relatado. Y él ha descrito la situación tal y como se ha vivido en el día a día: “Así es esto todos los días”.
Con el cierre ya decidido, Iturralde ha explicado cómo afrontarán la nueva etapa. “Mi mujer es canaria y vivimos en Falces. Ahora nos dedicaremos a vivir. Viajaremos e iremos a Canarias a ver a la familia con más tranquilidad y a los hijos los tenemos aquí”, ha señalado.
Durante estos años, Óptica Aros ha ofrecido servicios de análisis visual completo, incluyendo la graduación de la vista, la toma de tensión ocular y la adaptación de lentes de contacto.
Uno de los puntos fuertes del establecimiento ha sido su pertenencia a la cooperativa de ópticas Cione, lo que les ha permitido acceder a una línea exclusiva de monturas, la llamada “línea blanca”, disponible solo para socios. En Tafalla han sido los únicos que han formado parte de esta red, lo que les ha permitido ofrecer gafas exclusivas a precios muy asequibles durante todo el año.
