SOCIEDAD

El sorprendente hallazgo de más 2.000 años de antigüedad en la mina de un pueblo de Navarra

Detalle de la Inscripción hallada en el complejo minero de Lantz. GOBIERNO DE NAVARRA
Se ha clausurado la cueva para proteger el hallazgo, restringiendo su acceso a actividades de investigación.

Investigadores de la Dirección General de Cultura han descubierto en la mina Aierdi VIII, ubicada en el complejo minero de Lantz, una inscripción paleohispánica que data de aproximadamente 2.000 años. Este hallazgo es significativo, ya que representa la inscripción más septentrional de Navarra y el único de su tipo encontrado en el interior de una mina en toda la Península Ibérica.

Según un comunicado del Gobierno de Navarra, la importancia de esta inscripción radica no solo en su contexto arqueológico excepcional, sino también en que ofrece un nuevo documento sobre la alfabetización antigua en el territorio. Esto es especialmente relevante en un periodo en el que los procesos de romanización y latinización estaban en marcha, aunque las lenguas vernáculas seguían siendo habladas y escritas.

La inscripción se encuentra a 61 metros de la entrada de la cueva y a 18 metros de profundidad, tras superar una gatera de 15 metros. Está grabada en la pared norte, a 84 centímetros del suelo, sobre un estrato que alterna arcillas y gravas.

Los tres signos que se han identificado ocupan una superficie de 23 centímetros de largo por 13 de ancho y fueron realizados con un instrumento punzante de punta roma.

Cabe destacar que sobre la inscripción hay 8 marcas que fueron realizadas posteriormente, aunque no se ha podido determinar el tiempo transcurrido entre ambas intervenciones.

La inscripción parece estar completa, salvo en la esquina inferior izquierda, donde podría faltar un pequeño fragmento debido a las picadas de punterola realizadas más tarde.

Los signos pertenecen a un signario paleohispánico y pueden transcribirse como ‘ikae’ o ‘igae’. Debido a la brevedad del texto y la falta de comparaciones, es complicado establecer con certeza a qué variedad de los signarios paleohispánicos pertenece y qué lengua podría atribuirse.

La escasez de conocimiento sobre la realidad lingüística de la época obliga a tomar la hipótesis de que se trate de una inscripción vascónica con cautela, según el Gobierno de Navarra.

Respecto a la datación, no se ha logrado obtener una fecha de manera directa. Sin embargo, considerando el contexto arqueológico donde se encuentra la inscripción, que ha sido datado mediante carbono 14, se puede inferir que pudo haber sido realizada hace cerca de 2.000 años, en pleno proceso de explotación de la mina durante la época romana.

Ante la importancia de este descubrimiento y la vulnerabilidad del conjunto arqueológico, la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana ha decidido clausurar la mina de Aierdi VIII, restringiendo su acceso a actividades de investigación únicamente.

El proyecto de catalogación e investigación del complejo minero de Lantz es una iniciativa coordinada por la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana en colaboración con el Ayuntamiento de Lantz.

Ante la sospecha de su valor patrimonial, conocida desde los años 70 del siglo pasado, en 2022 se iniciaron estudios en el complejo, formando un equipo multidisciplinar e internacional de investigadores en áreas como la arqueología, geología, química, espeleología y epigrafía.

Estos investigadores provienen de diversas universidades como las de Toulouse, País Vasco, Burgos y Barcelona.

Los trabajos comenzaron con la prospección arqueológica de un área de casi 2 kilómetros cuadrados que abarca el barranco de Aierdiko Erreka, donde se localiza el complejo minero.

En esta campaña, se lograron identificar más de 30 puntos de explotación a cielo abierto y al menos 20 bocaminas con galerías subterráneas. De estas, tres han sido prospectadas hasta el momento: Aierdi III, Aierdi IV y Aierdi VIII, y ya han comenzado excavaciones en Aierdi IV.

Aunque hay evidencias de que las primeras explotaciones pudieron comenzar al final de la Prehistoria, parece que la explotación del complejo en su máxima extensión se inició en el cambio de era, coincidiendo con la construcción de la calzada Pompelo-Oiasso, lo que facilitaría la evacuación de la producción hacia varios destinos.

Es probable que la administración romana organizara y gestionara el complejo minero en sus etapas más relevantes de uso y explotación. Los datos iniciales de las investigaciones sugieren que podría convertirse en uno de los cotos mineros más importantes de la antigüedad en el Pirineo Occidental.