El santuario en Navarra que se levantó junto a una cueva en la que se encontró la imagen de la Virgen
A media ladera de la Sierra de Codés, bajo riscos escarpados y con vistas privilegiadas al valle, se levanta el Santuario de Nuestra Señora de Codés, a apenas tres kilómetros de Torralba del Río. Este lugar sagrado ha estado rodeado siempre de misterio y devoción, en buena parte gracias a la leyenda sobre el hallazgo de la Virgen.
La tradición cuenta que en 1350 apareció allí la imagen de la Virgen con el Niño, oculta en una cueva cercana. Según la historia transmitida de generación en generación, aquella talla había sido escondida siglos antes por piadosos vecinos de la antigua ciudad de Cantabria, situada junto a Logroño. El motivo era protegerla de la destrucción provocada por el rey visigodo Leovigildo en el año 575.
De lo que no hay duda es de que, desde ese hallazgo, la devoción a la Virgen de Codés se extendió rápidamente. Primero se levantó una sencilla ermita, restaurada en 1510 por el ermitaño Juan de Codés, y poco después una hospedería para acoger a los numerosos peregrinos que llegaban.
El santuario fue creciendo a lo largo de tres siglos, hasta que en el XVIII se completó con la construcción de la torre. Tras una etapa de declive en el XIX, el lugar recobró fuerza en 1901 con la creación de la cofradía titular, atrayendo romeros de Navarra, Álava y La Rioja.
El edificio presenta una nave única con cuatro tramos, cubiertos en parte por bóvedas baídas y en parte por crucería estrellada. Su cabecera cuadrada da paso a capillas profundas que se comunican entre sí, mientras que la sacristía barroca, el coro y la torre del XVIII completan el conjunto.
El acceso se realiza por una escalinata y un pórtico, y dentro se conserva una talla gótica de la Virgen de Codés, en madera policromada, que preside el retablo mayor.
Pero el santuario no puede entenderse sin el entorno que lo rodea. La Sierra de Codés es la más septentrional de las alineaciones montañosas de Tierra Estella y alcanza su cumbre en el Yoar (1.421 m).
Sus laderas acogen bosques de hayas, robles, carrascas y encinas, además de quejigos y, en las cotas más altas, tejos y sabinas que resisten al viento. Entre su fauna destacan jabalíes, zorros, tejones, gatos monteses y aves rapaces como las águilas.
Con este marco natural, el Santuario de Codés se ha consolidado como un punto de encuentro entre la espiritualidad, la tradición y la naturaleza.La leyenda de la Virgen sigue viva entre quienes visitan este enclave.