SOCIEDAD

La UPNA devuelve el brillo a la escultura de Oteiza que homenajea a Sáenz de Oiza en Arrosadia

La obra del escultor vasco, protegida por una carpa mientras ha durado la restauración. UNIVERSIDAD PÚBLICA DE NAVARRA

La Universidad Pública de Navarra ha recuperado la emblemática obra del escultor vasco dedicada al arquitecto navarro, tras dos meses de trabajos técnicos.

La Universidad Pública de Navarra (UPNA) ha completado la restauración de la escultura ‘Homenaje a Sáenz de Oiza’, una de las piezas más emblemáticas del artista Jorge Oteiza, ubicada en el campus de Arrosadia de Pamplona.

Los trabajos, que se han prolongado durante dos meses, han sido realizados por la empresa Cloister Services 2000 S.L. bajo la dirección técnica de la Fundación Museo Jorge Oteiza.

La intervención ha permitido recuperar el aspecto original de la obra, que rinde tributo al arquitecto navarro Francisco Javier Sáenz de Oiza, autor del propio campus universitario. Situada en el jardín de América, junto al Aulario, la escultura representa la conexión entre dos referentes del arte y la arquitectura contemporánea en España.

Antes de la limpieza, los especialistas llevaron a cabo un estudio exhaustivo del estado de conservación, que incluyó el mapeo de daños y la detección de los agentes de deterioro. Posteriormente, se eliminaron grafitis, adhesivos y restos superficiales mediante procedimientos mecánicos y químicos.

Además, se procedió a la eliminación de óxidos, la inhibición de zonas afectadas y la recuperación del recubrimiento metálico original. Para garantizar su conservación futura, se aplicaron protecciones localizadas y generales, concluyendo el proceso con un informe técnico detallado sobre las actuaciones.

La escultura, titulada ‘Homenaje a Sáenz de Oiza. Partición del espacio por oposición de dos diedros’, fue creada en 1996 y está fabricada en chapa de acero. Fue la primera obra escultórica instalada en el campus y destaca por su estructura sencilla: una base metálica con tres piezas verticales dispuestas en distintos planos, donde el vacío actúa como elemento central, una constante en la trayectoria de Oteiza.

Su diseño se basa en una maqueta de 1959, llamada ‘Oposición de dos diedros’, en la que el artista exploraba el concepto de desocupación del espacio, tras su serie de ‘Cajas vacías’. El modelo original se conserva en la Fundación Museo Jorge Oteiza de Alzuza, localidad donde también se levanta el Museo Jorge Oteiza, diseñado por el propio Sáenz de Oiza.

Ambos creadores mantuvieron una estrecha amistad desde su colaboración en la basílica de Aránzazu, donde Oteiza realizó el friso del apostolado y Sáenz de Oiza fue el arquitecto principal. Su vínculo quedó plasmado en esta escultura, que une arte y arquitectura en un mismo espacio simbólico.