Ataúd

Imagen de ataúd destartalado ARCHIVO

Él, solo, con un cubo, un pico y una pala descubrió un nicho en mal estado con un ataúd entreabierto y vacío.

El enterrador jamás pasaba miedo en su trabajo. Nunca. Pero aquel jueves del mes de julio la gente prefirió ir a la piscina que al cementerio. Él, solo, con un cubo, un pico y una pala descubrió un nicho en mal estado con un ataúd entreabierto y vacío.

- ¡Madredelamorhermoso!

Puso el grito en el cielo y quiso dar la voz de alarma. A la media hora aquello parecía una españolada en blanco y negro con su guardia civil, el alcalde y el médico, quienes hablaban de todo sin solucionar nada. Solo faltaba el cura, que por cierto, acababa de llegar al pueblo veinticuatro horas antes.

Las investigaciones determinaron que ese ataúd jamás había sido ocupado. ¿Se trataría de una broma macabra de muy mal gusto? ¿Un juego de rol? ¿Una disparatada apuesta?

El padre César, recién llegado, contactó con su antecesor, un sacerdote anciano y con mala memoria.

- Ay, ya decía yo que olvidé contarte algo… Sí, un donante anónimo colocó discretamente el ataúd en un nicho perdido.

- ¿Cómo?

- Pues eso, que lo ha regalado un feligrés.

- ¿Un ataúd?

- Por si muere alguien y no puede pagarse el entierro.

Ideación de ‘Ataúd’

Me cuentan esta anécdota que sucedió en un pueblo riojano.

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