La feliz reapertura del bar de un pueblo de Navarra gracias a una familia: "Era cuestión de animarse"
Ha vuelto a encender sus fogones después de un año cerrada. Y lo ha hecho de la mano de una familia argentina que ha decidido apostar por este pequeño rincón de Navarra. Christian Di Romana, de 50 años, su hijo Lautaro y un amigo de la familia, Santiago, han tomado las riendas del local con ganas de devolverle su esencia y, de paso, añadirle un toque personal a la oferta gastronómica.
La taberna está rodeada de historia y naturaleza. Muy cerca se encuentran la basílica de San Francisco Javier, el Monasterio de Leyre y la majestuosa sierra del mismo nombre. Además, el embalse de Yesa, conocido como el 'mar de los Pirineos', convierte a la zona en un destino clave para senderistas, peregrinos y amantes del turismo rural.
Para Christian, este giro en su vida ha sido un salto al vacío, pero con convicción. “Me enteré de la oportunidad a través de un proveedor que tenía antes, que es el propietario del local. Vinimos, charlamos, me enseñó el sitio y me gustó muchísimo tanto el pueblo como el entorno. Solo era cuestión de animarse. Y aquí estamos, dándolo todo”, explica con entusiasmo.
El local llevaba un año cerrado y el dueño buscaba a alguien que lo reflotara. Di Romana llegó en el momento justo. “La propuesta me pareció interesante y decidí tirarme a la piscina”, comenta. No era la primera vez que pisaba el Pirineo navarro. “Soy argentino, con nacionalidad italiana, viudo y con un solo hijo, Lautaro, que está aquí conmigo echándome una mano. Antes trabajé durante año y medio en Isaba, en el hostal Ezkaurre, con unos amigos”, recuerda.
El arranque de la Taberna de Yesa y colmado no ha podido ser mejor. “Nos está yendo muy bien, gracias a Dios. Llevamos apenas un mes y estamos superando las expectativas”, asegura. Muchos le advirtieron de que el invierno en esta zona podía ser complicado, pero la acogida del pueblo ha sido excelente. “Nos decían que estos meses eran muy duros antes de la primavera, pero la gente ha respondido genial. El trato con los vecinos es de lo más familiar”, comenta mientras atiende a los clientes.
Con la llegada de las Javieradas, la taberna espera un repunte en la afluencia. “Esperamos que la cosa se anime hasta la temporada de verano”, dice con optimismo. Mientras tanto, ya está pensando en mejoras. “Queremos ampliar la terraza. Ya tenemos todos los muebles preparados para hacerlo”, adelanta.
En la cocina, el sello argentino está muy presente. Christian lleva más de 25 años en hostelería y ha trabajado en restaurantes de grandes compañías americanas. “En Argentina, gestioné muchos locales, pero quería venir a España para empaparme de su gastronomía. Por eso me fui a Isaba, para aprender de la cultura culinaria de aquí”, explica.
Ahora, en Yesa, ha apostado por una fusión entre ambas tradiciones. “La gente está abierta a probar cosas nuevas, que eso es lo mejor. Ahora estamos con las empanadas, las milanesas napolitanas y queremos incorporar la parrilla y la barbacoa en verano”, señala.
De momento, no hay menú del día. “Es algo que tengo en mente, pero ahora mismo somos pocos trabajando. Hasta que no tengamos más personal, no podemos ampliarlo”, reconoce. Sin embargo, la carta ya ofrece una variedad interesante con platos combinados, ensaladas, hamburguesas, choripán argentino, lomito de ternera y otras especialidades.
Uno de los platos estrella que ha conquistado a los clientes es la 'Bomba Taberna', una bola de queso mozzarella rebozada y servida sobre salsa de tomate y pesto. “A la gente le ha encantado. Un amigo viene casi todos los días y solo pide milanesa”, bromea.
La taberna no solo ha sabido conectar con los vecinos, sino también con los turistas y peregrinos del Camino de Santiago, que encuentran en este rincón navarro un buen sitio para reponer fuerzas con una propuesta gastronómica diferente y un ambiente acogedor.
Para Christian, Lautaro y Santiago, este es solo el comienzo de una nueva etapa en un pueblo que ya han empezado a sentir como su casa.