Asirón gastará 180.000 euros de los pamploneses en frenar la inseguridad creada por sus políticas en Aranzadi
La Vuelta de Aranzadi se ha convertido en uno de los puntos más problemáticos de Pamplona, donde pasear se ha transformado en una actividad de riesgo. En los últimos meses se han sucedido incidentes, robos y agresiones agravados por la masificación de okupas en la zona, atraídas por el efecto llamada de las políticas del equipo de gobierno de EH Bildu.
Los edificios en ruinas okupados por decenas de personas en el meandro del Arga, la mayoría inmigrantes en situación irregular, se han convertido en un foco de inseguridad que el Ayuntamiento ha optado por ignorar. Los vecinos alertan no sólo de robos a paseantes, sino de peleas y conflictos constantes entre los propios okupas, sin que desde el gobierno municipal se haya ofrecido una respuesta clara.
La cercanía de estos espacios degradados a las instalaciones deportivas de Aranzadi ha generado un clima de molestias constantes también para sus usuarios. Durante el verano se registraron múltiples robos en taquillas, con ladrones sorprendidos en pleno vestuario y posteriores denuncias ante la Policía Municipal. A la vez, menores extranjeros no acompañados de origen magrebí se colaban al descuido, saltando la valla, o por agujeros abiertos en el perímetro.
En los últimos meses, Aranzadi ha experimentado una situación creciente de insalubridad. Algunos individuos acceden para utilizar las duchas o permanecer resguardados, dejando basura, ropa vieja y restos de desperdicios. Trabajadores del recinto han denunciado incluso que ciertas personas utilizaban los vestuarios para cortarse el pelo, mientras continuaban apareciendo taquillas forzadas y mochilas desaparecidas.
El deterioro de las instalaciones ha aumentado y, en lugar de asumir su responsabilidad en el origen del problema, el Ayuntamiento ha optado por una medida de carácter económico. El equipo de Joseba Asirón decidió modificar el contrato con la empresa gestora, Serveo, obligando a incorporar un servicio de vigilancia privada. Desde hace dos meses la empresa cobra 15.000 euros mensuales adicionales para financiar la presencia de un guarda de seguridad desde la apertura hasta el cierre.
Esos vigilantes a turnos recorren cada día el interior de las instalaciones con la misión de disuadir a quienes se cuelan para ducharse o usar el recinto como refugio. Una situación llamativa, teniendo en cuenta que a menos de cinco minutos a pie se encuentra la Casa de Baños de la calle Eslava, un recurso municipal específicamente destinado a ofrecer servicios de higiene y lavandería a personas vulnerables.
Sin publicidad y sin informar a la ciudadanía, el Ayuntamiento de Asirón ha decidido asumir un gasto anual de 180.000 euros para parchear, de manera discreta, un problema que sus propias políticas han alimentado. La inseguridad causada por la falta de intervención municipal acaba así recayendo directamente sobre el bolsillo de todos los pamploneses.
Conviene recordar que, días antes de la moción de censura que desalojó a UPN de la Alcaldía mediante el pacto impulsado por el PSOE y EH Bildu, la formación de Asirón aseguró que el problema del sinhogarismo en Pamplona se resolvería “en 24 horas” si ellos gobernaban. Meses después, la realidad es otra: más inseguridad, más problemas en Aranzadi y un coste añadido que pagarán todos los ciudadanos.
Las políticas de Asirón, Abaurrea y Chema Mauleón han supuesto un efecto llamada para personas sin hogar, generando un problema que ya se le ha escapado de las manos. El propio Ayuntamiento lo ha reconocido de manera indirecta diciendo que el problema no es sólo de la administración municipal, sino foral y estatal. Pese a haber incrementado el número de plazas de camas y comidas para los sinhogar, lejos de solucionar el problema, la medida ha accionado el efecto llamada.