SAN FERMÍN 2024

Cuelan un balón con la bandera de España en el Chupinazo de San Fermín y los abertzales se desesperan

Chupinazo de San Fermín 2024 en la Plaza del Ayuntamiento de Pamplona. PABLO LASAOSA
Una simple pelota blanca con un escudo y una bandera les ha hecho más daño que la orden de Asirón de no ir a insultar a agredir y escupir a los concejales de UPN en la calle Curia

En un momento indeterminado de la espera en la Plaza Consistorial, mientras miles de jóvenes deseosos de fiesta, empapados por dentro y por fuera de alcohol, aguardan a que comiencen las mejores fiestas del mundo con el Chupinazo, algunas casas comerciales sacan balones gigantes de playa con el fin de buscar su minuto de gloria en la televisión.

Los mozos se entretienen entre sorbo y sorbo dando manotazos y puntapiés a esas grandes esferas, que vuelan de lado a lado de la plaza, elevadas por el fragor de la juventud que canta y baila desenfrenadamente entre oleadas de empujones. 

El ir y venir de los balones de un lado a otro de la plaza alterna con las banderas de aquellos que tal vez habían pensado que la plaza es sólo suya y que lo único que pueden ondear son las ikurriñas y las banderas de apoyo los presos asesinos de ETA, pero se les coló un balón.

Una gran pelota blanca con el escudo de Navarra y la bandera de España; y la leyenda "Viva San Fermín", comienza a sobrevolar las cabezas de los presentes y se mueve a una velocidad endiablada de esquina a esquina, de Elizari al Mol, del Mol al centro de la plaza, del centro a la farmacia, llega casi a la esquina de Ortega y vuelve por la oficina de turismo hacia Alforja y casa Casla. 

Los abertzales, que no pueden soportar tal afrenta, miran con incredulidad. ¿Cómo es posible? ¿Pero si la plaza es nuestra? ¿Aquí sólo nosotros podemos meter nuestras banderas? ¿Quién ha cometido semejante descuido de dejar entrar ese balón? ¡Hay que pincharlo! ¡Hay que rajarlo!, parecen decir y pensar los proetarras.

Pero no pueden, porque nunca han podido, y el balón ha seguido dando vueltas a la plaza, sobrevolando cabezas y desesperando a los violentos que, en su afán por colocarse en el centro de la plaza con sus banderas no dudan en liarse a puñetazos con todos los que osen impedirlo o se crucen en su camino.

En esta ocasión, una simple pelota blanca con un escudo y una bandera les ha hecho más daño que la prohibición de Asirón de ir a insultar a los concejales de UPN a la calle Curia. Alguna ha descubierto este Chupinazo que la ciudad, las fiestas y el Chupinazo no son sólo suyos, sino de todos. Y por eso están rabiando.