SOCIEDAD

Un médico de Cinfa avisa de los peligros de los piercings y las enfermedades que pueden provocar

Imagen de archivo de una chica joven con un piercing en la nariz. ARCHIVO
Aunque su uso se ha normalizado como una forma de expresión personal, esta perforación corporal no está exenta de complicaciones médicas, muchas de ellas graves si no se toman las precauciones adecuadas.

El doctor Julio Maset, médico de Cinfa, ha advertido sobre los riesgos para la salud que puede conllevar una práctica cada vez más extendida entre los jóvenes: los piercings.

Aunque su uso se ha normalizado como una forma de expresión personal, esta perforación corporal no está exenta de complicaciones médicas, muchas de ellas graves si no se toman las precauciones adecuadas.

Los piercings, al igual que los tatuajes, han ganado popularidad en las últimas décadas, especialmente en países occidentales.

Sin embargo, su creciente aceptación ha venido acompañada de un aumento de problemas sanitarios, sobre todo cuando afectan a zonas sensibles como la piel o las mucosas.

Algunas complicaciones, como las infecciones o las reacciones alérgicas, son comunes en todos los tipos de piercings, mientras que otras, como la piodermitis, se producen con más frecuencia debido a los largos periodos de cicatrización que implican ciertas zonas del cuerpo.

"Hay perforaciones que tardan varios meses en cicatrizar por completo", explica el doctor Maset. Y recuerda que durante ese tiempo puede aparecer dolor, enrojecimiento o secreción. Estos síntomas, ha dicho, no deben ignorarse, ya que podrían indicar una infección o un rechazo del cuerpo ante el material utilizado.

Entre los riesgos más graves, el médico ha señalado la posibilidad de contraer enfermedades como la hepatitis B o C, el tétanos o incluso el VIH, si no se garantiza la esterilización del instrumental. “Realizarse un piercing en un centro no autorizado o con materiales no higienizados puede tener consecuencias muy serias para la salud”, ha subrayado.

Las perforaciones orales, por ejemplo, han provocado en algunos casos daños en los dientes, las encías o la lengua. También se han detectado queloides, es decir, bultos formados por un exceso de tejido cicatricial que pueden generar molestias físicas y problemas estéticos. El trauma mecánico, como un enganchón con la ropa o el roce constante de unos auriculares, también puede generar heridas o desgarros que requieran intervención médica.

A pesar de todo ello, el doctor aclara que los piercings pueden ser seguros siempre que se realicen bajo unas condiciones higiénicas estrictas y con profesionales debidamente formados. Además, ha recalcado la importancia de seguir unas pautas de cuidado específicas, que incluyen evitar tocar la zona, no mover la joya, mantenerla limpia con agua y jabón neutro y, en caso de perforaciones orales, realizar enjuagues tras cada comida.

Es fundamental no aplicar productos agresivos como alcohol o agua oxigenada, ya que pueden irritar la herida. También ha recomendado evitar actividades acuáticas durante el proceso de cicatrización, ya que el agua puede contener bacterias y aumentar el riesgo de infección.

En caso de que la perforación presente signos de infección, como inflamación, enrojecimiento o supuración, el doctor Maset ha insistido en actuar cuanto antes. En la mayoría de los casos, se trata de infecciones leves, pero deben vigilarse para evitar que se agraven. "En ocasiones, puede ser necesario aplicar un tratamiento antibiótico o incluso retirar la joya”, advierte el experto.

Por todo ello, el experto ha querido lanzar un mensaje claro: es esencial realizar los piercings en lugares regulados, con todas las garantías sanitarias y prestando atención a los cuidados posteriores. No se trata solo de una cuestión estética. Es una decisión que puede tener implicaciones para la salud y que debe tomarse con responsabilidad.